Cuatro años de cárcel por corromper y abusar sexualmente de una niña

El fiscal aceptó rebajar la condena en aras de evitar el juicio por unos hechos ocurridos en la ciudad
El condenado, de oscuro, saliendo de la Audiencia. J. CERVERA-MERCADILLO
photo_camera El condenado, de oscuro, saliendo de la Audiencia. J. CERVERA-MERCADILLO

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra dictó este jueves una sentencia que no sentó bien en el seno de quienes investigaron los hechos, que fueron muy graves. El tribunal, a instancias del representante del Ministerio Fiscal, fijó la pena de prisión para un depredador sexual en cuatro años de prisión, ocho menos de los que se solicitaban en un principio en el escrito de calificación. Ello fue así pese a que quedó acreditado (confesión de los hechos incluida) que el investigado, vecino de Pontevedra, se ganó la confianza de una niña de diez años para llevársela a su casa, corromperla e incitarla a mantener relaciones sexuales, abusando de ella de forma continuada durante varios meses.

ANTECEDENTES. El acusado, de unos 40 años y con antecedentes penales, trabó amistad con la madre de la víctima en 2014. En ese tiempo fue ganándose la confianza de sus dos hijas, entre ellas la víctima, de diez años de edad. El padre de ambas, trabajador del mar, se encontraba embarcado en el momento en el que se produjeron las investigaciones policiales, por lo que no está claro que supiese nada de lo que estaba sucediendo. La madre, por el contrario, consentía que las pequeñas estuviesen cerca de aquel individuo, con una relación contra natura en la que llegaron a vivir juntos.

El acusado que dio por ciertos los hechos que se le atribuyeron ya había sido investigado por la Policía Nacional de Pontevedra por un asunto similar en un momento anterior. En aquel caso, se le atribuyeron abusos sobre una hija que tuvo con una pareja anterior, si bien lo ocurrido no pudo ser acreditado en la vía judicial.

El individuo se acercó tanto a la familia de la víctima que acabó pernoctando en el domicilio que ésta tenía en la Boa Vila en una etapa en la que, al parecer, no tenía un lugar donde dormir. De ese modo estrechó lazos con las pequeñas, en especial con la que finalmente caería en sus redes.

La pena incluye 15 años de alejamiento y 5 de libertad vigilada

CONFIANZA. En septiembre de 2014, el ahora condenado se instaló en un piso de alquiler en la ciudad, pero no perdió el contacto con la madre de las pequeñas ni con las niñas, con quienes "se veía con relativa frecuencia", según detalla la sentencia.

Al menos a partir de abril de 2015, el grado de la relación de confianza entre la víctima, que contaba con diez años de edad, y el procesado, fue tal que comenzó a quedarse a dormir en su casa, primero de forma esporádica y posteriormente de manera continuada. Según pudo saber este periódico, su madre dijo que lo permitía pensando que este individuo la trataba bien, pero que no sabía nada de las prácticas a las que estaba siendo sometida. Lo cierto es que tras lo ocurrido, la custodia de la pequeña pasó a la Xunta de Galicia.

ROPA EN LOS ARMARIOS. La situación se había convertido en dramática para la menor, pues había sido inducida a establecer una relación análoga a la de una pareja con un hombre de 40 años. Dado que en la vivienda solo había una cama, ambos dormían juntos, momentos que el investigado aprovechaba para realizarle tocamientos con la intención de satisfacer sus deseos sexuales. Al mismo tiempo, la instaba a ver con él películas de explícito contenido pornográfico en una tablet que tenía.

Los investigadores comprobaron que la pequeña tenía ropa en los armarios de aquella vivienda.

"Estos hechos se repitieron hasta los primeros días del mes de junio de 2015 y provocaron en la niña una alteración en su grado de madurez sexual, con un despertar no adecuado para su edad". El individuo aún no está en prisión.