El médico que manoseaba a sus pacientes evita la cárcel pero no volverá a ejercer

El galeno, especialista en Rehabilitación en Montecelo, reconoció los hechos y se conformó con dos años de cárcel y multa de 10.800 euros
Hospital Montecelo. RAFA FARIÑA
photo_camera Hospital Montecelo. RAFA FARIÑA

Haber indemnizado ya a sus víctimas y las dilaciones indebidas en el proceso (seis años de demora) fueron las dos atenuantes que permitieron la rebaja de la condena para J.G.A.P., el médico de Rehabilitación de Montecelo que este martes reconoció haber aprovechado las revisiones rutinarias para abusar sexualmente de, al menos, tres de sus pacientes.

El acuerdo se cerró en sala a puerta cerrada a petición del acusado, para que su imagen no fuese difundida por los numerosos medios de información presentes.

La Fiscalía solicitaba inicialmente un total de 13 años de cárcel, pero el acuerdo de conformidad redujo la pena a dos años, con lo que el delincuente consigue evitar el ingreso en prisión. Eso sí, deberá abonar una multa de 10.800 euros y no podrá tener ningún contacto con sus víctimas durante los próximos tres años.

Antes de la vista prevista para este martes en la Sección Segunda de la Audiencia, J.G.A.P. ya había consignado la indemnización solicitada para las tres mujeres, que asciende a 12.000 euros.

A mayores, fue suspendido para poder ejercer la profesión de médico durante dos años y, teniendo en cuenta que tiene 63 años, cuando haya cumplido la pena ya se habrá jubilado, por lo que no volverá a ejercer la Medicina, que era el gran objetivo de las afectadas.

TOCAMIENTOS. Porque, según reconoció el galeno, aprovechaba su labor en el Servizo de Rehabilitación del Hospital Montecelo para manosear a las pacientes "con la finalidad de satisfacer sus deseos sexuales".

Así, en septiembre de 2014 abusó de una mujer que había acudido a una revisión por una artrosis cervical y dolor en el codo, y acabó tumbada en la camilla, sin ropa interior y penetrada con los dedos "sin utilizar guantes de exploración".

Días después, una paciente le relató que padecía cansancio en las piernas y el rehabilitador le dijo que se desnudara y la manoseó por la cara interior de los muslos hasta alcanzar las zonas erógenas.

Ya en enero de 2015, y guiado por los mismos instintos sexuales, otra mujer acudió para tratarse de un dolor en el pie y en los trapecios. El acusado le pidió que se quitara la camiseta y le manoseó los pechos.

El caso se destapó después de que las tres víctimas pidieran de inmediato un cambio de médico, lo que despertó las alarmas entre los gestores del Sergas. La consiguiente investigación confirmó lo apuntado por las víctimas, por lo que se derivó a la Fiscalía.