La anulación de la Feira Franca priva a la ciudad de 7,8 millones de euros

Sectores como complementos, zapaterías, alimentación, juguetes, peluquerías, textil y hostelería lamentan el "enorme agujero económico"
Vista general de A Ferrería durante el día grande de la fiesta. RAFA FARIÑA
photo_camera Vista general de A Ferrería durante el día grande de la fiesta. RAFA FARIÑA

Este sábado debería ser uno de los días de mayor impacto económico en la ciudad, pues nadie pone en duda que la repercusión de la Feira Franca en el comercio local y comarcal es abismal. Nada más terminar la edición de 2016, la concelleira de Festas, Carme da Silva, anunció que la Universidade de Vigo, a través del Observatorio Urbano, iba a elaborar un estudio para cuantificar, por primera vez, la huella de la fiesta medieval, aunque de aquel proyecto nunca más se supo. "A mí no llegaron ni a planteármelo", asegura Pedro Figueroa, responsable del grupo de investigación que tendría que haber asumido el desafío.

Pero a falta de un escrupuloso cálculo científico, los distintos sectores consultados comparten la estimación de que la Feira Franca mueve cerca de ocho millones de euros. Una cifra que este año, por culpa del coronavirus, desaparecerá de las cajas registradoras.

Para llegar a esta estimación, basta tener en cuenta los distintos sectores implicados, en mayor o menor medida, en la organización, desarrollo y remate de la recreación histórica.

Desde mediados de agosto, los comercios de textil, calzado, jugueterías, ferreterías complementos, disfraces, bazares, alimentación menaje, ferretería y bricolaje -entre los más significativos- son un hervidero de clientes apurando los preparativos. En la víspera y en el mismo día de la fiesta, peluquerías, panaderías, supermercados, hoteles se suman a esta vorágine consumista. Además de los necesarios refuerzos en personal sanitario y de seguridad.

Nada más agonizar la celebración, entran en juego otros actores no menos importantes para lograr que la ciudad recupere su normalidad: trabajadores del servicio de limpieza, obreros, técnicos de luz y de sonido, decoradores...

Según las estimaciones del Concello, enlas últimas ediciones de la Feira Franca participaron entre 100.000 y 110.000 personas. Entre ellas están quienes se gastaron más de 120 euros en el día grande (entre 30 y 40 euros en el disfraz, entre 25 y 30 euros en comida y otro tanto en cena, y unos 20 euros en apartados como copas, postres, recuerdos, atracciones infantiles...), pero también están quienes pasan la jornada festiva con menos de 50 euros de inversión. Las distintas fuentes consultadas coinciden en que no es nada descabellado establecer un gasto medio de 70 euros, que multiplicados por el número de visitantes arroja una estimación de 7,7 millones de euros.

Si a esta cifra se le agregan los 160.000 euros consignados este año por el Concello para su organización, el total está muy próximo a los ocho millones de euros.

"Una cifra concreta sería difícil de medir, porque en esta fiesta influyen multitud de variables. De lo que no cabe duda es de que ya se ha convertido en un elemento fundamental en las cuentas anuales de muchísimos negocios", agrega José María Corujo, presidente de Aempe. De igual parecer es su homólogo de los hosteleros, Víctor Pampín, quien matiza que "en contra de lo que mucha gente cree, la hostelería solo llega al 50% (como mucho) de todo lo que se mueve en Feira Franca".

LA IMAGEN. Pero los beneficios de la fiesta medieval para la ciudad no solo se traducen en euros. También está el impacto de la imagen de Pontevedra hacia el exterior, de cómo ese día se convierte en un referente nacional, lo que se traduce, indudablemente, en un aumento de prestigio y un reclamo turístico.

El boca a boca es la mejor publicidad que puede tener este viaje al Medievo. Porque el que viene de fuera y se queda encantado, lo comenta con sus amigos y repite.

Hoteles: del 100% hace un año al 20% hoy
Uno de los indicadores más significativos del varapalo que la suspensión de la Feira Franca ha supuesto para las cuentas locales está en la ocupación hotelera. En los últimos años, a estas alturas, todos los negocios estaban al 100%, repletos de turistas y visitantes que acudían en masa para disfrutar de la fiesta medieval. Hoy dificilmente superan el 20%.

"Y no era cosa de solo un día. Había mucha gente de fuera que aprovechaba para quedarse por aquí una temporada y conocer y disfrutar de todo el entorno. Eso lo hemos perdido este año", explica Paula Lourido, presidenta de la Asociación de Hoteleros de Pontevedra.

También están los inquilinos foráneos que participan en la fiesta, no solo como espectador, “sino gente que viene a montar, a participar en los espectáculos, de refuerzo en la hostelería… Yo tenía a gente que se hospedaba una semana entera”.

 Agrega que este revés económico viene a recalcar aún más la grave situación por la que atraviesa el sector. "Porque menos los 20 primeros días de agosto, el resto del verano ha sido muy malo y los números no dan", explica. La hotelera puntualiza que los beneficiarios no solo son los restaurantes y la hostelería en general, «sino un montón de negocios. Tengo conocidos que un año se gastaron 80 euros solo en el disfraz, y aunque al año siguiente ya no lo vuelvan a comprar, otro año gastan en otra cosa.

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