La apnea del sueño afecta a unas 20.000 personas y la mayoría, sin diagnosticar

La Unidad de Sueño inicia una campaña para promocionar buenos hábitos del sueño, en la que aconseja dormir entre siete y ocho horas de noche ► 3.000 pacientes están en seguimiento

Baloira en la habitación de la Unidad del Sueño en la que se realizan las polisomnografías. DAVID FREIRE
photo_camera Baloira en la habitación de la Unidad del Sueño en la que se realizan las polisomnografías. DAVID FREIRE

PONTEVEDRA. Entre muchas otras efemérides, este viernes se conmemora el Día Mundial del Sueño, uno de los tres pilares de la salud, junto a una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio.

La Unidad del Sueño del CHOP supervisa a cientos de pacientes que sufren trastornos relacionados con el descanso nocturno. El jefe de la sección, Adolfo Baloira, asegura que una de las alteraciones más comunes es a causa de la «mala higiene del sueño», es decir, cuando el paciente no duerme las horas apropiadas o cuando lo hace a destiempo. «Le sucede, por ejemplo, a las personas que trabajan con turnos o a las madres con niños pequeños, que no duermen bien y acaban con secuelas».

Por este motivo, la unidad ha impulsado una campaña para concienciar a los pacientes sobre la importancia de cumplir con los mínimos de sueño y los buenos hábitos. «Lo ideal es dormir entre siete y ocho horas, aunque hay un intervalo de normalidad que puede ir desde las cinco hasta las nueve horas y media. Además, es importante dormir por la noche, porque hormonalmente estamos diseñados para dormir cuando no hay luz. Si alteramos esto, trastocamos el sueño, un factor que es fundamental para la calidad de vida. De hecho, si a alguien se le priva de sueño puede tener psicosis e incluso morir», advierte el experto.

En el campo de las patologías, la más habitual es la apnea del sueño. El paciente que la sufre registra paradas respiratorias constantes que obligan al cerebro a dar órdenes para respirar que, al ver que no entra aire, desembocan en un estímulo que roza el despertar. «Hay personas a las que le puede suceder esto entre 500 y 600 veces durante la noche, con lo cual, el sueño es un auténtico desastre. La persona se levanta muy cansada, muy somnolienta, con la boca muy seca, y a lo largo del día tiene muchos episodios de sueño», explica Baloira.

INCIDENCIA. La unidad supervisa a cerca de 3.000 vecinos del área sanitaria con apnea y es muy probable que el montante acabe subiendo, puesto que cada semana evalúa a entre 15 y 20 pacientes con sospecha de apnea, de los que en la mitad se acaba confirmando la patología. Además, no hay que perder de vista que en España se calcula que este trastorno respiratorio afecta a entre un 7% y un 10% de la población, por lo que, en el área sanitaria «podría haber unos 20.000 casos (si solo se tiene en cuenta la población adulta), de los que muchos están sin diagnosticar».

El tratamiento no es solo importante para mejorar la calidad del descanso, sino también porque de esta manera se previenen incidentes cardiovasculares, ya que «la apena es un gran favorecedor de los ictus y los infartos». Para el diagnóstico la unidad realiza dos tipos de estudios. Uno de ellos se lleva a cabo en una habitación del Hospital Montecelo preparada con un equipo que realiza polisomnografías, es decir, que evalúa el sueño y el comportamiento de los pacientes. Por norma general, todas las noches se analiza el caso de un paciente, de 22.00 a 08.00 horas. Paralelamente, se utilizan máquinas móviles con las que se realiza una media de seis estudios domiciliarios al día. «Desde 1.996 hemos hecho más de 12.000», apunta Baloira.

En gran parte de los casos, la solución consiste en recurrir a una máquina, conocida como CPAP.

«Me levantaba muy cansado, con sueño por el día y con dolores fuertes»

Antonio Campelo llevaba tres años despertándose «muy cansado, con sueño durante el día, y con dolores de cabeza muy fuertes», pese a dormir, aparentemente, toda la noche.

Su mujer empezó a sospechar que podía sufrir apneas del sueño, un trastorno bastante común que resulta engañoso para quienes lo padecen, ya que uno cierra los ojos y se entrega a Morfeo como cualquier mortal, pero en realidad el cerebro no llega a desconectar y el cuerpo no descansa.

En vistas de que su situación no mejoraba, Antonio decidió acudir a la unidad del sueño del Instituto de Neuro-Rehabilitación Quirónsalud, situada en Poio, donde le practicaron dos polisomnografías, una prueba que registra la actividad cerebral, la respiración, el ritmo cardiaco, la actividad muscular y los niveles de oxígeno en la sangre mientras se duerme.

En la primera sesión le confirmaron que sufría apnea del sueño. En la segunda midieron algunos parámetros concretos «para determinar la potencia que debía tener el aparato». Antonio alude a la máquina de CPAP, cuyas siglas en inglés significan algo así como Dispositivo de Presión Positiva Continua en las Vías Aéreas.

La máquina incluye una mascarilla, tubos y un ventilador y, aunque Antonio advierte de que puede resultar algo engorrosa, «por eso de tener que estar conectado a una mascarilla», afirma que la evolución es notable desde el primer instante: «Desde el primer día que la usé noté la mejoría. Ya no me levanto con dolor de cabeza ni me duermo durante el día».

Este vecino poiense lleva casi cinco meses con el dispositivo y, sin ningún ápice de dudas, recomienda a todos los pacientes con problemas de sueño «que vayan al médico y se hagan las pruebas en la Unidad del Sueño, porque merece la pena».

En su caso particular, confía en mejorar el tratamiento mediante la pérdida de peso, «ya que el sobrepeso también influye en la respiración». Entretanto, seguirá recurriendo a la máquina CPAP, que es «algo pesada», pero que también tiene la ventaja de ser móvil. «Se puede transportar a cualquier parte; de hecho, conozco varios casos de personas que la llevan a todos sitios».

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