La falta de vocaciones y el envejecimiento de las comunidades religiosas dificultan la reapertura del convento de Santa Clara, cerrado por sorpresa el pasado 25 de septiembre. Así lo ve el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, que este martes se refirió por primera vez a la situación por la que atraviesa al emblemático templo, fundado en el año 1271, durante una visita a la ciudad. "Para mí, que cierre un convento, un monasterio o una casa religiosa en la diócesis es un sufrimiento, una pérdida. Y lógicamente no nos podemos resignar a esto, pero la realidad es la que es", apunta el prelado, que recuerda que existen muchas parroquias "que se están quedando sin celebración los domingos" por falta de curas.
Barrio reconoce que la decisión final sobre el convento pontevedrés la tiene la Orden de las Clarisas. "Es una cuestión de ellas y ellas sabrán lo que tienen que hacer", señala sobre la propuesta del Concello de Pontevedra de negociar la incorporación del cenobio a los bienes municipales para, entre otras cuestiones, abrir sus amplios jardines a la ciudadanía.
El arzobispo considera que la mejor alternativa pasaría porque el convento de Santa Clara se cediese a otra congregación para garantizar su supervivencia. "Ojalá pudiéramos encontrar, y eso sería un gozo para ellas (las clarisas), una comunidad que pudiera venir. Yo siento mucho que Pontevedra se quede sin una comunidad como la de las clarisas. La madre abadesa (Sor Consuelo) me decía que esto sería lo mejor. Pero es muy difícil. Hay que ser realistas", añadió.
¿Se resolvería la situación si se optara por una comunidad que no viviera en clausura? "No crea, no", respondió el martes Julián Barrio. "La vida de clausura la tenemos con muy pocas personas. Pero la vida activa tampoco está muy boyante. En todo caso, y desde la preocupación que comparto con las clarisas, espero que se encuentre la solución más adecuada", manifestó.
El religioso valoró además la petición de algunos feligreses de que se reabra el convento para misas y otros oficios. Considera que la petición no es urgente, ya que el culto en Pontevedra está garantizado con iglesias próximas como la de San Bartolomé. También con Santa María. "No es, por lo tanto, una necesidad fundamental a la hora de dar respuesta a la preocupación y a la inquietud de estas personas que desearían seguir celebrando el culto en esa iglesia. A mí también me gustaría, pero la realidad que tenemos es la que es", destacó Julián Barrio, que insistió en reivindicar la independencia de las clarisas sobre el futuro del convento. "Ellas son las propietarias", subrayó.
El servicio funcionará todos los días, salvo los fines de semana, en las dependencias que antiguamente ocupaba el ropero de la institución. En su lugar se ha habilitado un centro para que los transeúntes puedan pasar el rato, leer la prensa y tomar una bebida caliente. En un futuro el horario también será de mañana.
El centro, que dispone de un aseo y zona de estar, fue bendecido este martes por el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, que animó a los feligreses a hacer de voluntarios.
60.000 EUROS. Es el dinero que Ence puso para financiar este proyecto, cuyo diseño corresponde al arquitecto pontevedrés Mauro Lomba.
