Así llegó la quinta ola de la pandemia a Pontevedra

El exceso de confianza, la falta de control y la variante Delta se alían para disparar los contagios
Vacunación en el Recinto Feiral de Pontevedra. GONZALO GARCÍA
photo_camera Vacunación en el Recinto Feiral de Pontevedra. GONZALO GARCÍA

"La euforia corre más que la vacunación y desata el temor a nuevos brotes". Era el titular de los periódicos del 10 de mayo de 2021. El mismo día que se puso fin a un estado de alarma que había durado seis meses algunas voces vaticinaban lo que podía pasar si se perdía de vista la pandemia. Entonces, en el horizonte se empezaba a vislumbrar la relajación de las restricciones y la recuperación del ocio nocturno y las fiestas, y con ello la línea de salida a un verano en el que muchos sectores económicos se juegan mucho. Aquella primera noche sin toque de queda se dispararon las fiestas ilegales, y botellones al aire libre en muchas ciudades de todo el país. El mensaje de los profesionales sanitarios fue claro: "Ojo, el virus sigue ahí".

Veinte días después del fin del estado de alarma, la situación sanitaria en Galicia se encontraba controlada, según Sanidade, con tendencia a la baja en los contagios dentro de una situación de estabilidad generalizada. El comité clínico que asesora a la Xunta veía viable seguir adelante con la desescalada y la flexibilización de la vida social, la vuelta a la normalidad en las residencias o el incremento del aforo en espacios comerciales y culturales.

Dos meses después del fin del estado de alarma, el área de Pontevedra registra el punto más alto de una nueva oleada de casos que ya supera a la anterior, con 741 infecciones activas

Solo un par de meses más tarde la realidad es que el Área Sanitaria Pontevedra-O Salnés encabeza los peores datos de incidencia acumulada de Galicia, es la que más municipios tiene con restricciones elevadas (Pontevedra, Poio, Caldas y Marín en nivel medio, y Cambados, Vilagarcía, Vilanova y A Illa en nivel alto) y sigue en el punto de mira de los expertos que extreman la vigilancia. Pero, ¿qué ha ocurrido para llegar a esta situación? ¿En qué momento comenzó a formarse esta quinta ola?

Para analizar la situación hay que remontarse al 17 de junio. La normalidad empezaba a asomar la cabeza en las áreas sanitarias gallegas, el presidente del Gobierno avanzaba el fin del uso obligatorio de las mascarillas en exteriores a partir del 26 de junio, una medida con muchos detractores entre los profesionales sanitarios, que siguen recomendando que esta se mantenga siempre que haya aglomeraciones o no se pueda garantizar la distancia de seguridad de metro y medio.

La primera clave del inicio de esta nueva ola se encuentra en el fin de las clases de los institutos. "Ahí empiezan las fiestas y los viajes de fin de curso organizados por los propios alumnos. Se levantó la obligatoriedad de la mascarilla en exterior el 26 de junio...", señala el jefe del Servicio de Alertas Epidemiológicas del Chup, Miguel Álvarez Deza.

Paralelamente, en Palma de Mallorca ya se había detectado la presencia de la variante Delta, procedente de la India, y una cepa que se demostraría después más contagiosa, ya que su período de transmisión se prolonga hasta 14 días, tal y como advirtieron los especialistas. "La variante Delta tiene gran repercusión en salud pública y es más transmisible. Hay menos letalidad, no muere tanta gente, menos gravedad en cuanto a la sintomatología, pero se contagia más", añadió Álvarez Deza sobre las claves que explican que Pontevedra se encuentre en la situación actual.

Todo esto, unido al exceso de confianza por el avance de vacunación y el aumento de fiestas y reuniones familiares, fueron, según los expertos, la raíz de los nuevos brotes.

El más multitudinario, el vinculado con las fiestas de estudiantes, relacionado a su vez con el macrobrote de Mallorca, que llegó a desencadenar 152 infecciones activas en el área de Pontevedra.

Solo es necesario seguir los titulares de la prensa de las últimas tres semanas para trazar la curva de esta denominada quinta ola.

Tras analizar hasta 14 factores diferentes, el pasado 30 de junio el comité clínico frenaba en seco a la desescalada y se volvían a decretar medidas de restricción en algunos municipios del área. Si bien es cierto que la presión hospitalaria es ahora muy inferior a las registradas en otros momentos complicados de la pandemia, y que hace más de un mes que no se registran fallecidos en el área sanitaria, los epidemiólogos llaman a la responsabilidad individual para evitar nuevos contagios y bajar la ola.

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