Así vivieron el 14-O tres pontevedreses residentes en Cataluña

Pedro Feijoo. Escritor
"No estamos con el cuchillo entre los dientes"

Pedro Feijoo. DP

"Mi entorno ya sabe que no hay ningún problema de seguridad en Barcelona". El escritor Pedro Feijoo, vigués afincado en la localidad de Cabrera de Mar, acogió este lunes con "desánimo y tristeza" la resolución del Tribunal Supremo que condena a los políticos impulsores del procés. "Aunque aquí ya nos esperábamos una sentencia furibunda, hoy (por ayer) fue el día al que hay que hacerle frente y nos puede un poco el desánimo. La Fiscalía del Estado debe estar dando palmas con las orejas. Le han hecho la sentencia al dedillo y con algún extra".

Feijoo, que desde el verano de 2015 está censado y viviendo en Barcelona, asegura no saber "cómo gestionar la desesperanza que siento porque esto ya ha pasado otras veces". "Sé que al otro lado hay una idea que siempre reacciona de la misma manera y que aquí la gente ya está muy quemada. He escuchado alguna voz política que apelaba a la necesidad del diálogo, pero España es un país que históricamente nunca se ha sentado con honestidad a dialogar como primera vía".

El escritor (que está en el proceso de correccion de su nueva novela Un fuego azul) considera que el conflicto independentista "tiene muy mala solución". "He visto las imágenes del Prat y de la estación de Sants y pensaba que no queda lugar para la esperanza cuando hay que blindar las estaciones porque un país se echa a la calle para protestar por una sentencia que, aunque sea legal, no es nada justa".

En todo caso, Feijoo reconocía que el de este lunes no fue un día normal en Cataluña sino "tristemente excepcional" porque al igual que han hecho muchos de los ciudadanos "estamos saliendo a la calle" para manifestar su rechazo a la sentencia.

"Por más que se diga lo contrario, no hay ningún problema de seguridad. Por la mañana bajé caminando por el Paseo de Gracia y la gente estaba comenzando a reunirse y todas las tiendas estaban abiertas. No había tumultos. No estamos con el cuchillo entre los dientes esperando a ver a quién podemos degollar".

Laura Cortés. Estudiante de Periodismo en la UB
"La Universidad paró nada más conocerse la sentencia"

Laura Cortés. EMILIO MOLDES

Laura Cortés estudia 4º de Periodismo en la Universidad de Barcelona (UB). Natural de Sanxenxo, lleva solo un mes en la Ciudad Condal y vive con vocación de comunicadora los sucesos acontecidos alrededor de la sentencia del procés. Cuando esta se hizo pública se encontraba en clase.

"La gente ya estaba expectante estos días, el fin de semana ya hubo concentraciones y desalojaron la estación de tren de Sants, que es por donde yo vivo", relata. "Pero hoy hubo mucha movilización desde el primer momento. La Universidad paró nada más conocerse la sentencia". A las 9.30 horas, cuenta al otro lado del teléfono, las aulas de la UB comenzaron a vaciarse. Algunos profesores interrumpieron las clases. "Estaba todo organizado y en cuanto se hizo pública la gente salió a la calle".

La estudiante de Sanxenxo explica que fueron muchos los alumnos que se reunieron en el claustro y enseguida se empezaron a escuchar silbidos y cánticos en contra de la sentencia en la Universidad. Posteriormente, la UB emitió un comunicado en el que garantizaba el derecho de los alumnos a asistir a las movilizaciones.La entidad pidió al profesorado aplazar todas las actividades académicas evaluables y las que requieran asistencia obligatoria. En paralelo a la defensa del libre ejercicio del derecho de protesta, también se pidió a las organizaciones convocantes que garantice el derecho a la educación a todos aquellos estudiantes que quieran asistir a clase.

Plaza de Catalunya. Una vez paradas las clases, Laura Cortés acudió junto a muchos de sus compañeros de clase y profesores hacia la Plaza de Catalunya, donde unos 25.000 estudiantes se manifestaron en protesta por la condenas dictadas por el Tribunal Supremo.

"Allí había gente de todas las edades, no solo estudiantes, también trabajadores, hombres y mujeres de todas las profesiones y condición", manifestó Laura. "No era solo una cuestión de independetistas". "Fue todo muy pacífico", concluyó.

Ricardo Tilve. Empresario
"Fue un día complicado en el que pasé mucho miedo"

Ricardo Tilve. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Ricardo Tilve desarrolla su labor empresarial en Barcelona desde hace décadas, con escapadas ocasionales a Pontevedra, su ciudad natal. Ayer vivió un día "muy distinto" al de cualquier otra jornada. "Hay helicópteros sobrevolando la ciudad, las calles están tomadas por la Policía y hay gente tirada en los andenes. También hay personas que están participando en manifestaciones y gente que las apoya y que les está llevando comida para que repongan fuerzas y continúen con la protesta".

Tilve, que es un referente en el sector de la construcción, explica que se ha visto obligado a bajar el ritmo de su actividad diaria porque "las carreteras importantes de Barcelona están cortadas. No me puedo mover. El de hoy (por ayer) está siendo un día muy difícil en Cataluña. De hecho, es uno de los más complicados que he vivido. Estoy deseando que acabe".

El empresario explica que había intentado desplazarse desde el centro de la Ciudad Condal (donde tiene fijada su residencia) hasta la localidad de Molíns de Rey ("un pueblo muy independentista" en el que está centralizado su negocio de la construcción), pero que los problemas para circular le obligaron a volver sobre sus pasos y a echar mano del teléfono móvil y de los correos electrónicos más que en cualquier otro día. "Menos mal que me iba orientando por las noticias que estaba dando la radio. Fue un día muy complicado en el que he pasado mucho miedo".

Explica que la gente que portaba pancartas y enarbolaba banderas independentistas le miraba "con cara rara" y le insultaba porque "me veían como al enemigo porque no me ponía detrás de sus pancartas ni gritaba sus consignas".

Sobre la sentencia condenatoria a los impulsores del proceso secesionista catalán, Tilve asegura que los residentes en esta comunidad autónoma "ya se la esperaban". "Sabían que no iban a ser tan dura como parecía en un principio. Los independentistas reconocen que no está tan mal porque de los 25 años de cárcel que les hubieran podido imponer les ha caído la mitad de la pena por desobediencia".

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