El sonido característico de las atracciones de las fiestas de verano vuelve dos años después a la Alameda, avenida de Raíña Vitoria y Montero Ríos.
Los carruseles y las barracas devolvieron el bullicio a la Boa Vila tras el parón obligado por la restricciones sanitarias adoptadas tras el estallido de la pandemia. Las casetas de feria recibieron este viernes a sus primeros visitantes.
Fueron sobre todo los más pequeños de la casa quienes disfrutaron de las atracciones que la aparición del covid les arrebató en 2020 y 2021.
Los nervios afloraron en el público infantil después de la larga espera, que parecía interminable. Después de haber vivido incluso un confinamiento, los críos se desquitaron. Incluso la subida de precios del viaje no supuso un inconveniente, ya que las familias son conscientes de que los pequeños se merecen tener este premio después de su comportamiento ejemplar durante la crisis sanitaria.
Los pequeños dejaron fluir toda la alegría de la que no habían podido disfrutar los dos últimos años. Por delante tienen más de una semana para resarcirse