La Audiencia eleva a 8 años la pena para Paulo Giménez por el tiroteo de 2019

El tribunal estima el recurso de la Fiscalía, que pedía agravar las condenas por los dos delitos de lesiones ► Rebaja en seis meses la prisión que le había sido impuesta por tenencia ilícita de armas
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photo_camera Sinaí Giménez (izquierda) y su hermano Juan Paulo, en el exterior de los juzgados de A Parda en 2019. G. GARCÍA

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra ha estimado el recurso presentado por la Fiscalía contra la pena impuesta a Juan Paulo Giménez, hermano de Sinaí y miembro de la cúpula del Clan de Los Morones, por el tiroteo que protagonizó durante una pedida de mano celebrada por personas del Clan de Los Zamoranos en el multiusos de Torneiros, en Porriño.

La nueva sentencia condena a Giménez a ocho años de cárcel, después de elevar en un año cada una de las penas impuestas por los dos delitos de lesiones, y tras constatar el impacto de sus disparos contra dos de las más de 100 personas presentes en el local aquel día.

Al mismo tiempo, el Tribunal modifica la pena por tenencia ilícita de armas, rebajándola de 18 meses a un año de cárcel. Así pues, la nueva condena se eleva a ocho años de cárcel, uno y medio más de lo fijado inicialmente en los Juzgados de A Parda.

Sobre los hechos probados, la Audiencia los da por buenos, indicando que Juan Paulo Giménez, "puesto de común acuerdo con un tercero no identificado, se dirigió a las instalaciones del Centro Multiusos de Porriño, sito en la Fase III del polígono de Torneiros en un vehículo de color claro. Y con la intención de menoscabar la integridad física de las personas que allí se encontraban, portando una pistola no identificada, de calibre 9mm y dentro de las marcas conocidas como Browning, Walter, Beretta o similar, careciendo de permiso de armas, bajó del vehículo y entró en el local; y situándose en el corredor de entrada, de frente, apuntando el arma de forma oblicua hacia el techo, disparó en varias ocasiones, encontrándose en el lugar de los hechos seis casquillos percutidos de proyectiles del calibre 9mm y cinco proyectiles deformados".

El dictamen añade que "como consecuencia de los disparos, dos proyectiles rebotaron impactando, uno, en la menor Lucía Jiménez Jiménez, y otro, en Luis Marchena Jiménez Jiménez". Ambos fueron trasladados a un centro sanitario, donde fueron atendidos de las lesiones provocadas por los balazos. Giménez, por su parte, se dio a la fuga, y permaneció en búsqueda y captura durante meses hasta que fue localizado por la Guardia Civil.

Entre los mercadillos controlados por Los Morones antes de la Operación Vida destacaban los de Moaña y Barro, pero también los de Vigo, Redondela, Porriño, Sabarís, Ponteareas, Tui y Pontevedra. La cooperativa de Los Morones licitaba bajo varias denominaciones con el objetivo de eludir cualquier control y hacerse con el dominio de todos los escenarios posibles.

Más de 40 testigos comparecieron a lo largo de estos seis años, un tiempo en el que los altos representantes del Clan de Los Morones estuvieron en prisión con carácter preventivo (el juez y el fiscal entendieron que podían reincidir en el delito y amedrentar a los denunciantes durante la primera fase procesal). Poco a poco y previo pago de fianzas fueron saliendo en libertad, si bien algunos regresaron a prisión por diferentes procesos que tenían pendientes o por delitos cometidos después, como el tiroteo con heridos durante una petición de mano por el que fue condenado Juan Paulo, uno de los hermanos de Sinaí, que permaneció meses en búsqueda y captura hasta que fue detenido.

La Audiencia Provincial de Pontevedra será el escenario del macrojuicio, que se desarrollará entre fuertes medidas de seguridad, dados los antecedentes violentos de algunos de los investigados en contra de los testigos.

La última condena: seis años y medio de cárcel por los dipsarons en la pedida de mano
Seis años y medio de cárcel para Juan Paulo y un nuevo proceso penal abierto contra Sinaí, su cuñada y un amigo de la familia de Los Morones (todos ellos por un supuesto delito de falso testimonio) fue el saldo final del juicio celebrado con el clan de Los Morones en el centro del escenario.

En el mismo se valoraba si el citado Juan Paulo era el autor de los disparos que causaron dos heridos durante una pedida de mano en O Porriño en mayo de 2019, circunstancia que, a ojos de la jueza, quedó acreditada en virtud de una multiplicidad de pruebas entre las que destacan ocho testigos presenciales y la ausencia de una coartada verosímil.

El tiroteo es un coletazo más de la guerra de los mercadillos y el intento de dominio de Los Morones sobre Los Zamoranos, el conflicto que inició la investigación que desembocará en el juicio en la ciudad del Lérez.

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