Concepción González Bello

"Hay bacterias que demostraron ser resistentes a más de 27 antibióticos a la vez"

La OMS estima que en el año 2050 la cifra de muertes provocadas por bacterias resistentes a los antibióticos superará a las causadas por cáncer. Los retos y las nuevas estragias terapéuticas ante estas superbacterias centraron este jueves una de las conferencias de apertura del IV Ciclo Aida Fernández Ríos, organizado por la Deputación y la RAGC
 
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photo_camera Concepción González-Bello. DP
Con una doble sesión sobre Avances en nuevas terapias, la Deputación de Pontevedra y la Real Academia Galega de Ciencias inauguraron este jueves la cuarta edición del ciclo de conferencias Aida Fernández Ríos. La primera charla corrió a cargo de Concepción González-Bello, catedrática de Química Orgánica del Centro Singular de Investigación en Química Biolóxica e Materias Moleculares de la Universidade de Santiago de Compostela. Superbacterias. Retos y nuevas estrategias terapéuticas fue el título de su ponencia.

¿Qué son las superbacterias?
Son bacterias que han desarrollado unos mecanismos muy complejos que las hacen capaces de ser resistentes e inmunes frente a diversos tipos de antibióticos a la vez, lo que hace muy difícil la terapia, porque ninguno funciona bien.

¿Y por qué son resistentes?
Para entenderlo, es como una carrera: el antibiótico mata las bacterias y, si ellas no escapan de él, van a morir, por eso tienen la capacidad de ir cambiando y desarrollando sus mecanismos para sobrevivir. Entonces, conforme usemos más los antibióticos, las bacterias van a ir ‘aprendiendo’ y tener más resistencia. Y por eso tenemos que ser precavidos a la hora de usarlos solo para aquellos casos que sean necesarios y en las dosis necesarias, porque utilizarlos de más tiene una penalización, que es que la bacteria aprende frente a esa terapia y se vuelve resistente. La resistencia consiste en que destruye el antibiótico antes de que llegue al sitio donde nos va a beneficiar y entonces tomarlo es como si tomásemos azúcar, no nos hace nada.

¿Se ha abusado de forma generalizada de los antibióticos en estas últimas décadas?
Sí. No le hemos dado la importancia que tiene el utilizarlos de más, sobre todo en el pasado. Ahora ya está más controlado, no podemos ir a una farmacia y pedir un antibiótico sin receta. Pero en todo este tiempo las bacterias han ido ‘aprendiendo’ y cambiando frente a esa exposición. Ahí no lo hemos hecho muy bien.

¿Estamos todos expuestos a sufrir un problema de salud grave por culpa de bacterias resistentes a los antibióticos?
El riesgo está, sobre todo, en aquellas personas cuyo sistema inmune no sea el óptimo, bien porque ya tienen otra enfermedad, o porque son mayores, o bebés o niños pequeños... Esas son las personas más vulnerables a estas bacterias tan difíciles, pues en muchos casos los fármacos que tenemos no funcionan bien, entonces las bacterias van infectando muy deprisa el organismo y, si este no va al mismo ritmo, no puede ayudar al antibiótico. Y ahí es donde sí tenemos un problema muy grave.

¿Tienen una estimación de cuántos casos se producen de personas afectadas por un problema de ese tipo?
Solo hay que pasarse por la UCI de cualquier hospital, porque, desafortunadamente, esto es bastante más frecuente de lo que nos pudiera parecer, en el sentido de que los casos cada vez son más alarmantes. Quizá esas personas no hayan ido al hospital por una infección, sino por otra cosa como por ejemplo una operación de una pierna, pero estando allí son más vulnerables porque tienen un problema de salud, están estresadas... y al volverse más vulnerables, es más fácil que las bacterias le afecten; pueden adquirir una infección con mayor facilidad. 

La OMS estima que en 2050 las muertes por resistencia a los antibióticos superarán a las causadas por cáncer. El dato asusta mucho.
Sí. La OMS está haciendo un seguimiento muy exhaustivo de esto, porque la situación es alarmante y los números son esos, por ello hay que investigar para conseguir nuevas terapias que frenen este ritmo que llevamos. Hay casos conocidos a nivel científico de bacterias que demostraron ser resistentes a más de 27 antibióticos a la vez, que resultaron mortales en muchos de los casos. Entonces, la situación no es para nada como para no preocuparse, sobre todo en el ambiente hospitalario. Por eso la OMS está incentivando que se investigue más sobre este tipo de bacterias y que nos centremos en estos problemas. 

Entonces, ¿cualquier persona está expuesta?
Yo diría que si uno tiene un sistema inmune fuerte, aunque hablemos de una superbacteria, no debería haber problema en superarla. El problema está en aquellas personas cuyo sistema inmune no sea tan eficaz. Ahí es donde tenemos los grandes hándicaps hoy en día. Lo mejor es tener un buen sistema inmune que nos proteja de los distintos microorganismos. Y tenemos los antibióticos, que nos van a ayudar, pero debemos ser responsables a la hora de utilizarlos y no hacerlo como si tomásemos un vaso de agua.

¿Qué avances se han hecho en el campo de la lucha contra las superbacterias? ¿Hay alguna estrategia terapéutica para hacerles frente?
Lo que se está intentando es desarrollar antibióticos alternativos que eliminen la bacteria de otra manera. Los que tenemos inciden sobre la bacteria siempre en los mismos mecanismos, así que ella ya ha aprendido donde va a ser atacada. Es como quien tira un gol y el portero ya sabe que ese jugador tira siempre de la misma manera, ya sabe hacia dónde va a ir el balón y aprende a reaccionar frente a él. Con esto pasa lo mismo, así que la idea es buscar en esas bacterias patógenas, sin que afecte a las bacterias buenas que tenemos en el intestino, la manera para poder cogerlas por sorpresa, por así decirlo, y que tengan menos capacidad de reacción. Y otra de las investigaciones en las que se ha avanzado más es en combinar los antibióticos que ya tenemos (que en la mayoría de la gente funcionan y que durante más de 50 años han demostrado ser muy buenos) con un ayudante. Ese ayudante no mata la bacteria, pero sí ayuda a que el antibiótico funcione. Más detalladamente, la resistencia de las superbacterias consiste en que destruyen el antibiótico antes de que llegue, y ese ayudante lo que hace es intentar bloquear esa destrucción y permitir que el antibiótico haga su trabajo. Y esto está funcionando bastante bien. Ya hay varios fármacos muy buenos que han sido aprobados y otros en fase clínica avanzada, que yo creo que nos ayudarán mucho a reducir esta trayectoria ascendente que tenemos.

Explica que la Organización Mundial de la Salud está haciendo un seguimiento exhaustivo sobre toda esta problemática de las superbacterias resistentes a los antibióticos, pero, ¿los gobiernos están concienciados sobre esta cuestión? ¿Se están dedicando bastantes recursos a estas investigaciones?
En España la investigación no es un objetivo prioritario y es indudable que esto requiere unas fuentes de recursos en las que estamos muy a la cola de Europa. Sí se ha hecho bastante a nivel de prevención, a nivel hospitalario, pero necesitamos más implicación, más recursos para poder avanzar. En América están mucho más concienciados sobre este hándicap y, de hecho, han desarrollado plataformas con una inversión económica muy grande de cara a acelerar esta identificación de nuevos compuestos como un nuevo mecanismo de acción. En España deberíamos mirar hacia allí y tratar de imitarlos, porque el problema lo tenemos encima.

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