En pleno debate acerca de la transición hacia un modelo de movilidad cada vez más ecológico, Pontevedra vuelve a demostrar la fortaleza de su modelo urbano. Con la gran apuesta por la bicicleta como medio de transporte preferente en todas aquellas ciudades que, como la Boa Vila, disponen de amplios espacios de convivencia entre todos los usuarios de las vías, los números cantan: en los primeros cinco meses de 2021 apenas se han producido siete accidentes en los que se han visto implicadas bicicletas y sus conductores, y de ellos cuatro se saldaron con personas heridas, todas ellas de carácter leve.
Ello indica que, si se cumplen con las recomendaciones que propone el Concello en materia de seguridad, las calles y plazas de la seguridad del Lérez, y también sus carreteras, se han convertido en espacios muy seguros para circular a dos ruedas.
Un nuevo foro de discusión abierto en estos momentos tiene que ver con la capacidad de las infraestructuras de la ciudad para absorber el enorme flujo de ciclistas que se produce a diario y que, tras la pandemia, está volviendo a crecer. La apuesta del Concello es la convivencia, de tal manera que cuando coinciden bicicleta y peatón, la prioridad es siempre de este último, mientras que si coinciden bicicleta y vehículo a motor, la prioridad será siempre del ciclista. Si los vecinos entienden esta sencilla clave, la adecuada movilidad estará garantizada.
Por otra parte, en los últimos meses se ha añadido un nuevo elemento a la movilidad sostenible en todas las ciudades, y Pontevedra no es una excepción: los VMP (vehículos de movilidad personal) entre los que destacan los patinetes eléctricos. En este caso, al tratarse de vehículos autopropulsados, deberán ceder la preferencia a bicicletas y peatones, circulando por la calzada siempre que sea posible. El nivel de cumplimiento parece también muy elevado. No en vano, solo se han producido dos accidentes en 2021.
