El 'Black Friday' abofetea al pequeño comercio de Pontevedra

La campaña 'obliga' a aplicar rebajas cuando se empieza a notar el tirón comercial de las Navidades ▶Las compras se concentran en pocos días, poniendo a muchos establecimientos contra las cuerdas

Un hombre observando el escaparate de un comercio que participa en el Black Friday. OLGA FERNÁNDEZ - Pontevedra
photo_camera Un hombre observando el escaparate de un comercio que participa en el Black Friday. OLGA FERNÁNDEZ

El Black Friday ha ido ganando terreno en el escenario comercial nacional y local, hasta el punto de que ahora prácticamente todos los comercios se suben al carro de los descuentos. Y no solo durante el último viernes de noviembre, como contemplaba el espíritu original de la campaña, sino durante toda la semana e incluso todo el mes, con ofertas que llegan a superar el 50% del coste original.

Lo que comenzó como una promoción excepcional de descuentos importada de Estados Unidos se ha desvirtuado. Este mismo lunes un gran número de escaparates se vestían con carteles anunciando rebajas permanentes hasta finales de semana con motivo del Black Friday. Ahora bien, ¿se trata de una campaña beneficiosa para el comercio? Pues depende pero, sin duda, en el caso del pequeño comercio, la respuesta general es un no rotundo.

Los responsables de este tipo de establecimientos vislumbran más sombras que luces en el Viernes Negro por sus efectos colaterales. La campaña les obliga a rebajar sus productos en una época en la que se empieza a notar el tirón de las Navidades, el evento comercial más potente del año. Además, provoca que las compras se concentren en muy pocos días, haciendo que durante el resto del mes la caja apenas se mueva.

AFECTADOS. Por tercer año consecutivo el comercio de ropa Bess Two, de la calle Rosalía de Castro, participará en el Black Friday con descuentos del 20% (desde el jueves al sábado). Eso sí, sus responsables forman parte del grupo de díscolos que ha suscitado esta moda americana. "Nos fastidia toda la venta de noviembre porque, por mucho que vendamos durante los días de promoción, no arreglamos el mes. Llevamos semanas parados porque la gente está esperando al descuento. Las únicas que se benefician son las grandes marcas. Para el pequeño empresario es otra bofetada", señala una de las empleadas de la tienda.
 

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Otra de las secuelas que advierte el comercio local es que el Black Friday ha venido acompañado de una ampliación de los plazos de devolución, permitiendo a los compradores cambiar el producto después de las fiestas navideñas. Como consecuencia, ha aumentado el porcentaje de los usuarios de la campaña que aprovechan estas promociones de final de mes para liquidar la lista de regalos o, al menos, una parte. "Antes el plazo para hacer cambios no cubría las Navidades, por lo que los pequeños comerciantes teníamos un margen. Ahora permiten atrasar las devoluciones, por lo que la gente ya solo está pensando en adquirir con descuentos, primero estos y luego, los de diciembre", añade el anterior testimonio.

En la tienda de electrodomésticos Milar de la calle Eduardo Pondal iniciaron el lunes la promoción del Black Friday, cuyas ofertas llegan al 50% en todos los establecimientos de la marca que están repartidos por el país. En lo que va de mes, la actividad ha estado "bastante parada", por eso el personal espero que los descuentos animen las compras y permitan salvar las cuentas de noviembre. Uno de los trabajadores asevera que ya no hay posibilidad de escapar a las garras del Viernes Negro ni de librarse de sus consecuencias. Y es que, al igual que otros comerciantes, este empleado augura que las consecuencias se harán notar en la campaña de Navidades. "Hay clientes que aprovechan para comprar regalos y los guardan hasta diciembre, porque la verdad es que hay a productos que están a muy buen precio".

OBLIGADOS. Bluet, una tienda de ropa y complementos de la calle Michelena, también aplicará descuentos de entre el 15% y el 30% durante el viernes y el sábado.

Su plantilla confía en que las rebajas ayuden a paliar una campaña de otoño que se ha visto perjudicada por la sequía (la ropa de abrigo no se vende) y por el Black Friday, que ha pospuesto las compras hasta final de mes. No obstante, lo cierto es que se trata de unas expectivas contenidas.

"El año pasado no notamos diferencia (de facturación) respecto a otro día, porque la gente va a las tiendas grandes. De hecho, creo que a los pequeños comercios nos hace un poco de daño, porque nos vemos obligados a entrar en el juego en plena campaña de Navidad. Quien se beneficia son las multinacionales", indica una de las trabajadoras.

Opinión similar esgrime la propietaria de un céntrico negocio dedicado al textil del hogar, que participará por primera vez en el Black Friday por presión comercial y social. "El año pasado no puse descuentos, pero toda la gente que entraba me preguntaba si participaba en la campaña, por eso lo hago este año, porque nos vemos empujados a hacerlo. Ahora solo espero que funcione".

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