Cuatro unidades de Bombeiros y dos de Protección Civil fueron las encargadas de velar por la seguridad de los asistentes a las cacharelas y de comprobar que todas las hogueras del municipio pontevedrés cumplían el protocolo.
Los efectivos comenzaron con las tareas de supervisión antes de que los vecinos prendieran fuego a las brasas y continuaron hasta bien entrada la madrugada asegurándose de que las organizaciones respetaban las medidas de prevención indicadas.
La gran ausente de la noche fue la hoguera de Eduardo Pondal, suspendida por la falta de recursos logísticos y económicos para guardar el género del sábado al domingo. La opción de comprar sardinas congeladas fue desechada y el alquiler de cámaras frigoríficas implicaba renunciar a las actividades del resto del año. Habrá que ver qué ocurre en 2020. En el rural Salcedo encabezó el ranking de convocatorias con 16 hogueras autorizadas. Le siguieron Mourente (15), Lérez (10), Bora (10), Lourizán (9), Marcón (9), Cerponzóns (7), Campañó (6) Santo André de Xeve (5), Verducido (5), Alba (5) Tomeza (3) y Ponte Sampaio (2) y Santa María de Xeve (1).
