Cuenta la leyenda que los míticos Tercios del Ejército español estaban en grandes apuros el 8 de diciembre de 1585, haciendo frente a las tropas de las Provincias Unidas de los Países Bajos. Cuando peor estaban las cosas, un soldado que cavaba una trinchera encontró una imagen de la virgen Inmaculada en una tabla flamenca. Junto a sus compañeros, instaló un improvisado altar, y estuvieron rezando toda la noche. A la mañana siguiente, el hasta ese momento infranqueable río Mosa amaneció congelado, lo que permitió a los españoles marchar sobre el hielo y vencer gracias al efecto sorpresa. "Tal parece que dios es español", dijo en su momento el almirante holandés.
Fruto de ese episodio, la Inmaculada se convirtió, hasta el día de hoy, en la patrona del arma de Infantería. Como quiera que la Brilat y, en concreto, su regimiento Isabel la Católica, desciende directamente de aquellos Tercios, cada 8 de diciembre la base General Morillo viste sus mejores galas.
La parada militar celebrada este jueves fue presidida por un viejo conocido, el teniente general Luis Cebrián, actual director general de Infraestructuras del Ministerio de Defensa. Exjefe de la Brilat, acompañó al actual anfitrión, Luis Cortés, en los distintos actos que compusieron la actividad castrense. La entrega de condecoraciones a los soldados que se hicieron acreedores de ello, el acto de homenaje a los caídos y el desfile, tanto a pie como motorizado, fueron los platos fuertes de la mañana.
Numeroso público, autoridades civiles y policiales no faltaron a la cita, ya clásica en el puente de diciembre en la Boa Vila.
