El bum de las casas unifamiliares se relaja y causa otra caída de población en el rural

Tras registrar un incremento del censo en 2021, las 15 parroquias de Pontevedra pierden casi 200 vecinos ►La urbe, en cambio, recupera masa poblacional después de una importante fuga de residentes a comienzos de la pandemia
Vista aérea de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO (ADP)
photo_camera Vista aérea de Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO (ADP)

El fenómeno desatado por la pandemia de querer cambiar piso por casa ha perdido fuelle o, al menos, no es tan intenso como en la resaca del confinamiento.

Las inmobiliarias de la ciudad aseguran que la demanda de viviendas unifamiliares se mantiene con pulso, pero advierten de que el volumen de compraventas de este tipo de propiedades ha decrecido. Por un lado, porque el deseo colectivo de cambiar de nido se ha relajado con el control de la pandemia; y por otro, porque la bolsa de casas y chalés que estaban más o menos cerca de la ciudad a un precio razonable se ha agotado a cuenta del covid. Ahora mismo las propuestas relativamente económicas están lejos del epicentro del municipio y las más próximas al área urbana no son aptas para todos los bolsillos. La inversión mínima parte de los 300.000 euros.

De forma simultánea y posiblemente como efecto colateral, el rural pontevedrés ha vuelto a perder población. De hecho, los datos del padrón municipal facilitados a este periódico evidencian que el aumento de habitantes que tuvo lugar en las parroquias de Pontevedra en 2021 fue en realidad un suceso aislado en la serie histórica de los últimos años y que justo después vino el efecto rebote.

Con números exactos: si hace un año las 15 parroquias del concello sumaban 19.901 vecinos (un 0,2% más que antes del covid) ahora el recuento baja a los 19.710 (un 0,9% menos).

El núcleo urbano, en cambio, registró una tendencia radicalmente contraria y así como perdió población tras la embestida del coronavirus (casi 800 residentes en 2021), en lo que va de año ha recuperado masa poblacional. Exactamente, según datos recopilados a principios de mes, la ciudad reúne 64.382 habitantes, un 2,2% más que hace un año.

Las inmobiliarias advierten de que las compraventas de viviendas unifamiliares ha bajado por la caída de la demanda y la falta de oferta

Esta mejoría, junto a los buenos datos de Salcedo, la única parroquia que ha conseguido aumentar su censo en los últimos doce meses, es lo que precisamente permite que la balanza poblacional arroje un saldo positivo. Entre la urbe y el rural, 84.092 personas están empadronadas en estos momentos en el ayuntamiento capitalino, un 0,8% más que en 2021.

MERCADO INMOBILIARIO. Presumiblemente, el movimiento de población también está relacionado con el perfil del habitante, ya que en el rural vive población más envejecida y es posible que parte de la reciente reducción del censo sea con motivo de algunos fallecimientos. No obstante, las agencias inmobiliarias señalan que el comportamiento del mercado inmobiliario ha variado y que la búsqueda desesperada de viviendas unifamiliares que se desató tras la pandemia ha bajado en intensidad. "Al principio de la pandemia mucha gente empezó a buscar casa, porque se vio encerrada durante casi dos meses, pero ahora no se está viendo tanta demanda. Además, ya no queda mucha vivienda unifamiliar a la venta en el entorno y cuando planteas irse a concellos muchos te dicen que no", señala uno de los trabajadores de la inmobiliaria Bolboreta.

Javier Montes, de la Inmobiliaria Teucro, afirma que al principio de la pandemia "la demanda de casas tuvo mucho fuerza", pero que ésta se mantuvo a niveles altos "aproximadamente un año". Según añade, básicamente en la actualidad hay dos perfiles que buscan casa: "Gente con poder adquisitivo que quiere comprar un chalé y personas jubiladas que buscan un área de esparcimiento". Los jóvenes, en cambio, "prefieren seguir viviendo en el centro o en zonas de la periferia donde hay servicios, por eso la mayoría elige piso".

DESCOMPÁS. La inmobiliaria Michelena también confirma que existe un decalaje entre lo que pide la clientela y lo que ofrece el mercado, un descompás que sin duda frena el éxodo a las parroquias. "La gente pide una casa con buenas condiciones y que esté cerca y sea económica, pero son unos requisitos que son muy difíciles de encontrar", señala una de las trabajadoras de la oficina.

La escasez de propuestas ha empujado a muchos a optar por comprar terreno, aunque en este caso tampoco es una encomienda sencilla. La oferta de parcelas urbanizables es escasa y, al igual que ocurre con las viviendas, las que están más cerca del casco urbano se cotizan a lo alto.

Agentes del área urbanística reclaman un nuevo PXOM para recalificar suelo, pero el Concello no prevé reanudar la redacción. En la última versión que remitió a la Xunta, la Administración autonómica no solo descartaba la idea de ampliar el parque residencial en 30.000 viviendas, sino que obligaba a recortar la capacidad del Plan actual (que aún permite levantar unas 18.000).

La oferta de vivienda en el casco urbano, también bajo mínimos
La búsqueda de un piso en el área urbana no es mucho más fácil que la de encontrar casa con jardín cerca de la Boa Vila. Todas las agencias consultadas coinciden al señalar que el stock disponible se queda por debajo de la demanda, y que lo hace tanto para la venta como para el alquiler. "La situación está complicada, porque hay poca oferta. La crisis de 2008 paralizó el sector de la construcción e hizo que desaparecieran el 90% de los constructores. Los que quedaron van haciendo cosas poco a poco y la obra nueva se vende muy bien, pero no le encaja a todo al mundo, en algunos casos por precio y en otros porque quieren entrar a vivir ya", indican desde la inmobiliaria Bolboreta.

Alquileres imposibles
Javier Montes, de la Inmobiliaria Teucro, asegura que el prototipo de vivienda más solicitado para la compra es el de "un piso de tres dormitorios con relativa proximidad a zonas de ocio, supermercados y colegios".

El gran escollo es que "no hay oferta" y que las nuevas promociones tienen un coste más elevado que hace unos años, incluidas las que están en la periferia, "con lo cual, la gente se lo piensa".

En el caso del alquiler, el trabajador asegura que la situación es aún más complicada y que incluso ha llevado a la agencia a aparcar el negocio de las rentas. "Fundamentalmente porque no hay alquileres disponibles y porque es una manera de evitar quedar mal con tus clientes".