La burbuja de los cumples cuesta a los padres más de 100 euros por niño

La mismísima Frozen cantando por 60 euros o un spa para celebrar la fiesta por unos 15 euros el menor forman parte de la oferta
Una mujer busca regalos en una juguetería de a ciudad. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Una mujer busca regalos en una juguetería de a ciudad. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Las posibilidades son muchas: personajes infantiles que se presentan por sorpresa cuando toca soplar las velas, fuentes de chocolate, deportes de aventura o un tratamiento de belleza para los más pequeños por su cumpleaños. Las fiestas de aniversario para niños y niñas se han sofisticado y, consecuentemente, encarecido. Pocos son los que celebran su aniversario en casa y los costes de las fiestas en locales específicos para este tipo de eventos superan los 100 euros, teniendo en cuenta que se invita a unos diez niños y se opta por los menús más económicos.

Los precios de este tipo de fiesta se establecen para cada uno de los niños invitados, de modo que oscilan entre los ocho euros y hasta los quince, dependiendo del tipo de snack que se ponga en la merienda. Además, existen complementos específicos que suben el precio, como la colocación de una piñata, la presencia de personajes infantiles como Frozen que aparecen cantando con los regalos del niño o niña por unos 60 euros o la posibilidad de añadir mesas dulces decoradas con gominolas a la fiesta. Existen también las celebraciones temáticas, en parques de deportes de aventura o incluso sesiones de spa infantiles. Por ejemplo, uno de los establecimientos de este tipo que ofrece celebraciones de cumpleaños para niños en la ciudad cuenta con la posibilidad de hacer un tratamiento de spa para niñas, con una sesión de manicura y aplicación de cremas a 15 euros por cabeza.

Flipopark, El mundo de Sepo. Camelot Park o Planeta Azul son algunos de los negocios que celebran este tipo de fiestas. Pero, ¿es positivo para los niños celebrar este tipo de fiestas o son un exceso? Según los expertos, el problema no es la fiesta, sino la forma en la que la entiendan los más pequeños. «La celebración de un cumpleaños es un acontecimiento bonito y que sirve para reunir a personas especiales, el problema es que la fiesta acabe derivando en el deseo del evento por el objeto», explica la psicóloga y terapeuta psicomotriz aucouturier, Eva Fernández Picallo.

"Un niño que recibe un montón de regalos acaba acumulando objetos que en realidad no desea"

Por otro lado está el ya conocido como síndrome del niño hiperregalado, un aspecto del que se suele hablar también en la época navideña, cuando se acumulan celebraciones como la llegada de Papa Noel o los Reyes Magos. Regalar porque sí una cantidad desmesurada de regalos a los más pequeños puede parecer positivo para ellos, pero no lo es. "Un niño que recibe un montón de regalos acaba acumulando objetos que en realidad no desea y no adquiere un sentido del valor real y emocional de los regalos porque no hay una conquista personal de ese objeto", cuenta Picallo. Del mismo modo, cuenta que los niños y niñas deben aprender a saber qué quieren y, a partir de ahí, elaborar un plan para conseguirlo. "Obtener un regalo que desean tiene que tener relación con el éxito por el esfuerzo", apunta, indicando que para ello es necesario que exista una "demora en la gratificación". En otras palabras, el juguete veo, juguete quiero no debe funcionar de tal modo con los más pequeños.

Lo mismo ocurre con las fiestas de cumpleaños. Es necesario no perder la perspectiva y tener claro que se trata de un evento en el que debe primar la idea de compartir un tiempo agradable con personas a las que el niño o niña quiere. "Hay que fomentar otro tipo de deseos en el pequeño, hay que saber vender, así entre comillas, otro tipo de fiestas. Por ejemplo, ¿cuánto más gratificante es compartir un día con los padres haciendo galletas para regalar el día de tu cumple y cambiar la forma de ver las cosas? Así, el niño ya no está pendiente de que le regalen, sino de regalar y compartir", cuenta Fernández Picallo. Frenar la "lluvia de regalos" es responsabilidad de los padres.

"Hay que fomentar otro tipo de deseos en el pequeño, hay que saber vender, así entre comillas, otro tipo de fiestas"

En este sentido, existen iniciativas que llevan a cabo los propios progenitores y que son habituales entre amigos de clase. Así, es normal compartir fiesta de cumpleaños con otros compañeros o compañeras que estén de aniversario en una fecha próxima entre ellos. Otro de los métodos que suelen utilizarse es crear un bote en el que cada invitado haga una aportación y sea el padre o madre del niño quien escoja un solo regalo para el pequeño y el resto del dinero vaya destinado a sufragar la fiesta. Así, la propia celebración es un regalo más.

"Está claro que, si tienes posibilidades económicas, es mucho más cómodo pagar un local de este tipo y que se encargue de la fiesta, pero, ¿es más enriquecedor para el niño? Todo depende de cómo se plantee", advierte la psicóloga. No solo se trata de celebrar una fiesta más o menos modesta, sino también de hacer que el cumpleañero escoja y participe en la organización del cumpleaños. "Por ejemplo, a los niños les gusta invitar a todos los de su clase, pero es un buen ejercicio explicarle que al cumpleaños no pueden venir todos y que tiene que limitarse a aquellos compañeros con los que tenga más relación, quienes más le apetezca que vengan...", explica. Preparar la merienda o la decoración del cumple en casa puede convertirse también en una actividad mucho más enriquecedora que el hecho de encontrarse toda la fiesta preparada ya en un local específico, tal y como añade la psicóloga.

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