Café y terraza con 72 años de historia

Sus calamares se hicieron famosos y por su terraza pasaron desde Juan Carlos I hasta políticos y personalidades de la cultura como Luis Buñuel. Tras 72 años de historia, un conflicto entre los socios aboca al cierre a la cafetería más emblemática de Pontevedra, el Carabela
Exterior del bar Carabela. DAVID FREIRE
photo_camera Exterior del bar Carabela. DAVID FREIRE

Hasta hace solo unos años, los camareros del Carabela todavía utilizaban sus característicos uniformes blancos con galones rojos. Era uno de los distintivos que dotaban de un carácter especial al café más mítico de Pontevedra. Sus calamares, la profesionalidad y familiaridad de sus camareros con experiencia de décadas y su terraza son algunos de los elementos que elevaron al Carabela de cafetería a símbolo de una ciudad. Sin embargo, su solera no ha servido para evitar una crisis que ahora, 72 años después de la apertura del bar, podría abocarlo al cierre.

Interior del bar Carabela. ARCHIVOAsí lo denunció la responsable de la Federación de Servizos de la CIG, Diana Rodríguez, en las redes sociales. Sin embargo, la gerente desmiente que vaya a cerrar este miércoles como se llegó a difundir entre los trabajadores. También niega que deba dos meses de salarios y que los camareros vayan a tener que recurrir al Fogasa para cobrar sus indemnizaciones, como sostienen fuentes sindicales. En la actualidad, el Carabela cuenta con seis empleados, uno de ellos con una antigüedad de 17 años en el bar habiendo sobrevivido a las anteriores gerencias de la familia Alvariño. Otros dos camareros llevan tres años en el café y los tres restantes comenzaron este verano.

"Un problema de sociedades", en palabras de la actual gerente, María del Carmen Gonzalo, podría ser el causante del posible cierre del mítico local de Pontevedra inaugurado en 1946. "Es una decisión que todavía no está tomada", explica Gonzalo, que reconoce barajar la posibilidad de poner fin al negocio. Bajar la persiana de un establecimiento como el Carabela sería cerrar un capítulo propio en la historia de la ciudad, en la que el bar es ya un símbolo.

"¡Ay, los calamares!", exclama quien los ha probado cuando le hablan de la cafetería. Y es que no hay pontevedrés que no recuerde la tapa estrella del Carabela. Ninguno que no la haya saboreado. "Viñan de fóra só polos calamares", explicaba Nacho, uno de los camareros históricos del establecimiento, unos días después de su jubilación haciendo balance de su paso por la cafetería.

Tres generaciones de la familia Alvariño estuvieron al frente del local hasta que la nueva gerencia asumió el timón en el año 2015

Pero la historia del Carabela empezó antes que el idilio de los pontevedreses con sus calamares. Fue en 1947 cuando Aurelio Fontán, un empresario que había hecho fortuna en América, adquirió el local de la Praza da Estrela, además de otros edificios emblemáticos de valor en la ciudad. Antes, el local que ocupa la cafetería desde hace 72 años había sido una fábrica de muñecas y sede del Instituto Nacional de Estadística. La cafetería Carabela abrió sus puertas en 1947 y cinco años después lo adquirió Manuel Alvariño. Su familia sería la encargada de la gestión de la cafetería durante generaciones y fueron ellos, los Alvariño, quienes imprimieron el carácter especial de la emblemática cafetería. Los uniformes blancos con galones rojos, los camareros históricos y un mobiliario cuidado son algunos ejemplos.

Una imagen del interior del bar Carabela. ARCHIVOLa decoración incluye también un mural de Pontevedra sobre la barra del bar que fue elaborado por el artista gráfico Conde Corbal, que colaboraba con Diario de Pontevedra. Precisamente fue en una reunión de trabajadores de este periódico en el establecimiento cuando surgió la idea de crear el mural. A la cafetería solían ir a diario los redactores cuando terminaban el periódico, pero por el Carabela pasaron muchos más clientes ilustres, desde el mismísimo rey padre, Juan Carlos I, durante su estancia en la escuela naval de Marín, a artistas como Luis Buñuel. Estuvo también Laxeiro, el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel o el escritor Gonzalo Torrente Ballester. El expresidente de la Xunta Emilio Pérez Touriño era también habitual de la cafetería y es frecuente ver a la expresidenta del Congreso y exministra Ana Pastor en su terraza.

La familia Alvariño acabó comprando el local, que pasó de Manuel Alvariño a su hijo y, después, a sus nietos, que lo gestionaron entre los años 2012 y 2015. Entonces asumió el traspaso la actual gerencia, con María del Carmen Gonzalo al frente. Cuatro años después, la cafetería más emblemática de Pontevedra podría echar el cierre.