Canadá espera a Sofía y a Paloma

Sofía Cumbraos y Paloma Gago, alumnas pontevedresas, son dos de los 400 estudiantes españoles que estudiarán el próximo curso 1º de Bachillerato en Norteamérica con los gastos pagados gracias a las becas del fundador de Inditex. En la provincia hay 21 afortunados, 70 en toda Galicia
Sofía Cumbraos y Paloma Gago, este miércoles en Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Sofía Cumbraos y Paloma Gago, este miércoles en Pontevedra. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Emocionadas, pero para nada nerviosas y conscientes de ser muy afortunadas. Así se sienten Sofía Cumbraos Fraguas y Paloma Gago Couceiro, dos pontevedresas de 15 años que disfrutarán de una beca de la Fundación Amancio Ortega para estudiar el equivalente a 1º de Bachillerato en un instituto público de Canadá el próximo curso, 2023-24, y conviviendo con una familia de acogida.

La beca cubre el 100% del coste del año escolar. Será entonces cuando dejen su ciudad natal y sus respectivos centros educativos –el IES Torrente Ballester y el colegio Doroteas–, en los que ahora estudian 4º de ESO, para vivir una experiencia que no volverá a repetirse.

Ellas forman parte del selecto club de 400 estudiantes españoles que lograron una de las becas entre casi 11.000 aspirantes. De ellos, 70 proceden de Galicia la misma cifra que Andalucía y más que Madrid (51), Cataluña (46) o la Comunidad Valenciana (32) y, más concretamente, 21 de la provincia de Pontevedra.

De la capital se irán tres jóvenes, otra de Marín (Carla Núñez, alumna del SEI San Narciso) y una más de Lalín (Michelle Mato, del IES Ramón Aller Ulloa).

Para acceder a esta ayuda se exige tener una media mínima de siete en 3º de ESO, la misma nota que en la asignatura de Inglés. También deben superar una prueba específica de este idioma y, si pasan estas fases, enfrentarse a una entrevista personal en español o en inglés. Además, el nivel de renta familiar supone un 60% de la valoración.

Una gran oportunidad

"Estoy muy orgullosa de mí misma y me parece una gran oportunidad. Nunca me lo hubiese imaginado. Me siento muy afortunada. Creo que puedo irme y sobrevivir allí", afirma Sofía, que cumplirá los 16 en octubre, en la provincia de Ontario, pues todavía no conoce su destino exacto. Confiesa que no esperaba lograr la beca y que se presentó por probar, todo lo contrario que Paloma, que recalará en Surrey (Vancouver). "Es muy bonito, es una ciudad con muchos parques, parece muy moderna", cuenta.

"Yo llevaba desde pequeña queriendo irme. Conocí la beca cuando tenía siete u ocho años y siempre decía que cuando tuviera la edad quería irme". A su madre, admite, "no le hacía mucha gracia al principio, pero ahora sí... Tuvo tiempo para acostumbrarse a la idea". Por si fuera poco, un amigo suyo está ahora mismo en el país norteamericano disfrutando de la beca. "Está muy contento y muy agradecido de tener esta oportunidad", pues "se da cuenta de que es algo que no va a volver a vivir nunca. Cuando me cuenta lo que hace me dan muchas ganas de irme también".

Ambas se sienten felices con la opción canadiense, pues no tenían especial preferencia por la posibilidad de irse a Estados Unidos. A Paloma, de hecho, lo único que le empañaba ligeramente la alegría por la beca era irse justo allí. "De la idea de irme a Estados Unidos, aunque suene un poco estúpido, lo que más miedo me daba era el tema de la alimentación. Yo como muy saludable e irme allí, sabiendo como son las cosas, era lo único que me echaba para atrás". En Canadá, "que es lo mismo, pero mejor, no hay nada que me eche para atrás". Admite que "voy a echar de menos a mis amigos y a mi familia", también a su perra, Leia, "pero es un año y sé que voy a volver a verlos". Se define como "una persona muy independiente" a quien no le asusta esta experiencia.

Ambas coinciden en que, aunque cumplían los criterios académicos y superaron la prueba específica de Inglés, no tenían ni idea del resultado de la entrevista personal "Fue muy corta, de unos 20 minutos, y no me dio ninguna impresión. No se puede decir que fuese fácil o difícil, respondías honestamente y ellos decidían", apunta Sofía. "Es algo muy subjetivo. Depende de la impresión que causes. Yo a mí me elegiría, pero ellos... no sé. Por eso hay que ser honesta y decir lo que piensas, porque no se sabe exactamente el perfil de persona que buscan".

Si en casa de Paloma ya tenían asumido que conseguir la beca era su objetivo desde pequeña, en la de Sofía "se pusieron súper contentos. Estaban un poco asustados, pero me dijeron que no me iban a quitar la oportunidad de ir por que ellos tuviesen miedo".

Futuro

Bachillerato marcará, decididamente, su futuro académico. En el caso de Sofía, tiene claro que a la vuelta cursará segundo en el IES Torrente Ballester y su intención es matricularse en Biología en la Universidad.

Para Paloma todavía es una incógnita. Además de buscar un instituto a su regreso –Doroteas no imparte Bachillerato–, no sabe qué opción escogerá. "Desde hace un tiempo me atrae la posibilidad de ser militar o agente de operaciones especiales". Confiesa que la única asignatura que le gusta del colegio es Educación Física "y voy por Letras porque como no sabía que hacer y los temas de ciencias no me gustan... Pero no sé qué quiero hacer exactamente. Soy buena estudiante pero no por que lo disfrute".

Sofía apuesta por las ciencias, definitivamente, y confiesa que Galego es "la asignatura más difícil" y que incluso resultará "un alivio" dejar de cursarla el próximo curso.

Mientras esperan el ansiado viaje, compaginan las clases con aficiones como pintar, escuchar música, pasear o, en el caso de Paloma, hacer deporte. Son conscientes de su suerte. Sofía tiene un amigo que se quedó por el camino en el proceso y Paloma también vio la cara amarga frente a frente. "Tengo una amiga que llegó a hacer la entrevista, pero no la pasó. Ella se alegró mucho por mí. Estaba muy triste, pero me abrazó y me felicitó". Sus compañeros "están muy orgullosos, porque yo llevo años hablando del tema y cuando me lo dieron estaba en clase, les di un abrazo a todos, lloré... Fue un momento muy bonito".

Alojamiento, viaje, seguro y hasta gastos menores
El Programa de Becas de la Fundación Amancio Ortega es un proyecto que nació en 2010 con el objetivo de apoyar a estudiantes de 4º de la ESO para estudiar 1º de Bachillerato en Canadá o Estados Unidos. Desde entonces, han participado más de 3.500, integrándose en la cultura del país de destino y perfeccionando su dominio del inglés.

Para favorecer una inmersión completa, conviven con una familia anfitriona y acuden a centros educativos locales, viviendo así una aventura inolvidable en la que adquieren nuevos conocimientos y desarrollan sus habilidades personales y académicas. La beca incluye alojamiento, manutención, escolarización viaje, seguro médico y de accidentes e incluso una asignación mensual para gastos menores.