Menos de tres meses después de la aprehensión del primer semisumergible hallado en aguas europeas, la jueza de Cangas ya ha alzado el secreto de las actuaciones. La investigación, a falta de pequeños flecos, concluyó esta semana con la detención de Iago R., vigués afincado en Lleida e identificado por los especialistas de la Udyco de la Comisaría de Pontevedra como la cuarta persona implicada en el inverosímil intento de rescatar a los tripulantes del batiscafo (concretamente a Agustín A., el piloto), y con la no menos utópica fantasía de fletar una embarcación para recuperar los más de 3.000 kilos de cocaína sin contar con experiencia previa alguna en tales lides. Las pesquisas, desarrolladas de forma simultánea por el Greco de la Policía Nacional, el Eco de la Guardia Civil, la citada Udyco pontevedresa y Aduanas, no alcanzaron para vincular el cargamento con sus verdaderos dueños. Las autoridades sudamericanas sostienen que el semisumergible fue fletado por el clan del Golfo, la principal organización de narcotráfico que opera en la actualidad; las españolas están convencidas de que una parte de la mercancía ya era propiedad de una gran organización gallega, que ya había pagado por ella y que decidió perder el dinero cuando tuvo constancia a través de sus servicios de contraespionaje de que la National Crime Agency británica había descubierto su plan.
Los dos ecuatorianos conocen a los colombianos, pero no les delatarán; el piloto conoce a los gallegos, pero dirá ni una palabra
El batiscafo, que navegó a través del Amazonas con un exboxeador vigués y dos mecánicos ecuatorianos a bordo, alcanzó un área próxima a las Azores, el punto en el que los narcosubmarinos con destino a Europa llevan años trasvasando la cocaína, a mediados del mes de noviembre. Allí permaneció a la espera de noticias del clan gallego que ya no recibió. El MAOC-N (Centro de Análisis de Operaciones Marítimas de Narcotráfico) de Lisboa tenía información precisa de su ubicación, lo mismo que cientos de funcionarios policiales españoles y un puñado de narcotraficantes con buenos contactos.
De ahí en adelante, Agustín A. buscó una salida a través de sus amigos. No podía delatar a quienes le pagaron por realizar el viaje, lo que le llevó a cometer un error que acabaría implicando a varias personas relacionadas con él, la última encarcelada este viernes tras prestar declaración por videoconferencia desde Lleida. Todos ellos fueron detenidos a cuentagotas después de comunicarse a través de medios que nunca emplearía un narcotraficante experimentado, poniéndose en bandeja de los investigadores.
El clan del Golfo fletó el alijo, en el que invirtió una organización mafiosa de las Rías Baixas que dejó en la estacada al piloto vigués
Mientras, los dueños de la droga, tanto a un lado del Atlántico (colombianos) como al otro (colombianos y gallegos), se mantuvieron al margen de cualquier movimiento. Una vez más, decidieron cortar comunicaciones en el momento justo, perder la droga y pagar (y bien) al único detenido que podría desenmascararles. El piloto no dirá quién le contrató, se pasará unos años entre rejas (no muchos, al carecer de antecedentes) y pagará por sus jefes.
Imagen del interior del motor del semisumergible, cuyo funcionamiento defectuoso provocó importantes problemas a los tres tripulantes que se aventuraron a transportar el alijo desde Sudamérica. La mecánica no está preparada para navegar hasta Galicia, lo que pudo causar los problemas. Normalmente trasvasan la droga y se hunden cerca de Azores.