Un grupo de investigadoras de la Universidade de Santiago de Compostela ha descubierto la existencia de ciertas moléculas en la boca que abren las puertas al uso de nuevos tratamientos en enfermedades bucodentales. Este hallazgo da la posibilidad de emplear antipatógenos, en lugar de antibióticos, para solventar problemas como el de las caries o las encías.
"Se cree que en el año 2050 va a morir más gente por infecciones que por el cáncer", afirma la especialista Andrea Muras, integrante del grupo de estudio. Esto es así porque al eliminar las bacterias con antibióticos, estas reaccionan y pueden llegar a volverse inmunes a él, algo que no sucedería con los antipatógenos. Estos, lo que hacen es evitar que la enfermedad se desarrolle, no matan directamente a la bacteria.
COMIENZO. Todo nació con la tesis doctoral de Andrea Muras, una joven bióloga pontevedresa de 31 años. Cuando Muras comenzó a trabajar en la Universidade de Santiago de Compostela en 2010 se centró, junto con sus compañeras, en el estudio de la comunicación entre bacterias, técnicamente denominado quorum sensing.
Comenzaron enfocándose en el campo de la acuicultura y en el año 2014 investigaron las aplicaciones de los avances logrados en la boca. "El campo de las enfermedades bucodentales es todavía muy desconocido", responde Muras haciendo referencia al motivo que le hizo escoger la rama dental para incluir en su tesis.
Los problemas bucodentales nacen por la acumulación de bacterias en la placa dental. Esta, también denominada por los profesionales como biopelícula oral, es donde viven la mayoría de las bacterias de la boca. "Les gustan los sitios calientes, húmedos, y en los que se puedan pegar, por esto es tan importante la higiene bucodental, cada vez que te lavas los dientes estas haciendo como un reset, eliminando las bacterias. Si un día no te los lavas te aparece esa especie de mucosa blanquecina sobre de los dientes, esta es la conocida placa dental", explica la bióloga.
Desde hace ya tiempo consta que las bacterias tienen la capacidad de comunicarse entre ellas, de sentirse, de manera que saben cuantas se encuentran en un mismo sitio (quorum sensing). Esta capacidad, en el ámbito negativo se traduce a "si saben que son suficientes para poner enfermo a un humano, actúan".
LA CLAVE. Pero, ¿qué pasaría si se cortase esa comunicación? En efecto, si se inhibiese (proceso que se conoce como quorum quenching), la enfermedad no se desarrollaría. "Ellas se comunican a través de moléculas que expanden en el lugar donde se encuentran. Dependiendo de la molécula, emplean un lenguaje u otro. Hay algunos en los que el quorum quenching se puede aplicar, pero no en todos", explica la bióloga.
Lo que Muras descubrió, con la ayuda de sus compañeras, es que en la zona bucodental se emplea un tercer lenguaje. Existe una tercera molécula señal llamada acil-homoserin lactonas, la más estudiada y para la cual existen más compuestos que intercepten y paralicen dicha conexión bacteriana (compuestos quorum quenching). "Es posible hacer sordas y mudas a estas bacterias de manera que se reduzca notablemente la placa dental y, por ende, se remitan ciertas enfermedades bucales", afirma la experta.
El avance médico relacionado con estas enfermedades es fundamental. Se debe tener en cuenta que la salud de la boca afecta al resto del cuerpo. De hecho, hay estudios que relacionan la bacteria de la enfermedad periodontal con la aparición del alzheimer. También pueden afectar cardiovascularmente y atraer algunos tipos de cáncer. "Hay cuidarse la salud bucodental", apunta Muras.
