Carlos Moreno, profesor e investigador de la Paris I-Pantheon Sorbonne

"Hay que revivir la vida social de los barrios y crear urbes policéntricas"

El experto en 'smart cities' y asesor de la alcaldesa de París será el ponente principal del Fórum RIES18, que hoy celebra su jornada central en el Pazo da Cultura para debatir sobre cómo deben ser las ciudades del futuro: amigables, saludables e inteligentes.

Carlos Moreno visitando la ciudad con Miguel Anxo Fernández Lores. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Carlos Moreno visitando la ciudad con Miguel Anxo Fernández Lores. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

El profesor e investigador en la Universidad Paris I-Pantheon Sorbonne Carlos Moreno, experto internacional en smart cities y asesor de la alcaldesa de París, será el relator principal del III Fórum RIES18: Cidades intelixentes, saudables e amigables, que organiza el Clúster Saúde de Galicia y que reúne en el Pazo da Cultura a cerca de 300 profesionales ligados a la salud y al mundo socio sanitario. La jornada de este jueves contó también con la conferencia Cómo las tecnologías de las smart cities se van a aplicar a la mejora de la salud, de la fundadora y presidenta del Israel Smart City Institute, Edna Pasher; con un panel de expertos que hablaron de Smart cities más saludables, en el que se analizaron los casos de Pontevedra, Oporto, Niza, Israel y Estonia, y una mesa redonda sobre ecosistemas preparados para la colaboración moderada por Josep de Martí, director de inforesidencias.com, en el que se debatieron experiencias de innovación en e-salud.

¿Cómo debería ser la ciudad del mañana?

Hoy en día el mayor desafío de las ciudades es ser humanas, en las que la vida se respire. Hacen falta ciudades en las que podamos crear proximidad entre las personas, y eso significa que tenemos que revivir la vida social en los barrios y crear ciudades policéntricas. Es decir, que no haya un centro especializado en el que están las empresas, las fábricas, el turismo... Urbes en las que hay varios centros y en las que, en un cuarto de hora, se pueden obtener los servicios necesarios. Eso es lo que llamamos la ciudad del cuarto de hora, es el futuro.

¿Qué recursos y herramientas existen para llegar a ese punto?

La primera es política, la voluntad de los alcaldes de tener una visión diferente del modelo. Tenemos una herencia del siglo XX que es la tradición fordista, en la cual cada función tiene una especialización, y para vivir en la ciudad había que vivir en esa cadena. Eso toca romperlo y ese es el papel de los alcaldes, que propongan una visión distinta. La tecnología es un elemento fundamental, pero es una herramienta para apoyar las transformaciones.

¿Y los ciudadanos?

También se necesita que sean conscientes del cambio esencial que hay que hacer para tener una vida urbana de mejor calidad y para resistir al cambio climático, cuyos efectos ya se viven en Europa. Falta que los ciudadanos acepten que se puede vivir, producir, consumir y trabajar de otra manera. Trabajar en lugares de coworking próximos a donde se vive, utilizar bicicletas, coches eléctricos, limitar los desplazamientos inútiles... Todas esas son herramientas para transformar la ciudad.

¿Existe alguna ciudad que se pueda considerar smart city?

No hay que pensar que la varita mágica de la smart city es una solución. Lo que hay son lo que yo llamo fuente de inspiración, es decir, ciudades que tienen muy buenas prácticas. Pero no hay ninguna que tenga todo a la perfección y no la habrá nunca, por eso no hay que dejarse llevar por ese modelo de smart city, porque no existe, hay experiencias de ciudad.

¿Y cuáles son esas fuentes de inspiración?

En Tallin, por ejemplo, trabajan con el transporte público gratuito desde hace mucho tiempo y en Estonia la digitalización es total en la vida de las personas. En España, en Barcelona hay los llamados superblocks para limitar los desplazamientos y hay programas de movilidad sénior. En Inglaterra está el caso de Bristol, donde han creado una moneda local, el Bristol Pound, que ha permitido regenerar la desindustrialización de la ciudad. También en Europa, Oslo o Copenhague son ejemplares en desplazamiento en bicicleta y el equilibrio entre trabajo y vida. En América del Norte está Montreal, donde seis de cada diez personas practican agricultura urbana, o San Francisco y su política de zero waste, una ciudad que en tres o cuatro años pretende llegar a los cero desperdicios.

Pontevedra es una de ellas...

Pontevedra es un ejemplo de aceptación urbana y de integración ciudadana frente a esa transformación. Es muy difícil encontrar una ciudad en la que el ciudadano haya adherido de esta manera tan fuerte el cambio.

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