Carmen Abeledo (Pontevedra, 69 años) decidió a finales del año pasado dejar la presidencia de la delegación provincial de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), cargo al que accedió a principios de 2020. La organización busca desde entonces relevo para un puesto que exige dedicación y entrega personal. El oficio es voluntario y, aunque todo depende de cómo asuma cada uno la encomienda, Abeledo lo encaró con todas las consecuencias, renunciando a mucho tiempo libre de su recién estrenada jubilación tras 45 años como enfermera en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés.
¿Cuándo y por qué adoptó la decisión de dejar la presidencia?
Al igual que cuando accedí a tomar la presidencia es una decisión libre y personal que tomé en verano del año pasado. Cuando asumí la responsabilidad de presidir la organización a nivel provincial, asumí la responsabilidad y me volqué, haciendo muchas horas, casi a diario. Ingresé en la asociación como voluntaria después de jubilarme (como coordinadora de enfermería en el centro de salud de A Parda) y al poco tiempo cogí la presidencia. Hace unos meses puse todo en una balanza y decidí que debía dejarlo, por descanso y por un tema familiar.
Lo decidió en verano, pero tardó en ser efectivo.
Sí. Siempre hay que darle un margen a la asociación para buscar un sustituto. Envié una carta oficial en octubre y la presidencia finalizó el último día de diciembre.
¿Cómo era su día a día en la presidencia de la AECC?
Depende de como uno lo quiera llevar y de las ocupaciones de cada uno. En mi caso reconozco que me considero responsable y le dedicaba muchas horas. Ha habido días en los que me he levantado a las ocho de la mañana para firmar un convenio en Lalín y que por la tarde he enlazado dos actos hasta la una de la madrugada. Hubo muchos días de maratón y otros con menos carga de trabajo. Todo depende de la actividad, pero la agenda estaba casi siempre ocupada.
Esto significa que la AECC lleva varios meses buscando candidato sin éxito.
La búsqueda la están haciendo desde la sede central de Madrid. Nosotros podemos proponer candidatos, pero de momento no ha salido ninguno.
Es un cargo sin retribución.
Por supuesto. Es sin ánimo de lucro.
"Hemos situado la sede a pie de calle y hemos abierto la unidad de fisioterapia, algo que veía muy necesario"
¿Qué balance hace de esos tres años al frente de la asociación?
Positivo, porque creo que cualquier responsabilidad es un aprendizaje de vida. En nuestro caso ves muchos sentimientos y mucho dolor, porque cuando a una persona le informan que tiene cáncer no solo sufre el enfermo, sino todo el entorno familiar. A nivel de presidencia, creo que conseguí muchos cambios. Hemos situado la sede a pie de calle, en un lugar más visible, y hemos abierto la unidad de fisioterapia, que era algo que veía muy necesario para ‘el después’ que llega tras las operaciones. Además, en noviembre celebramos en Vigo un congreso a nivel autonómico para pacientes y familiares, al que acudieron 1.400 personas. El trabajo de los trabajadores y el voluntariado en la organización fue importantísimo. Si digo perfecto, igual me paso, pero salió realmente bien.
¿Y qué ocurre al revés? ¿Se ha quedado algo en el tintero?
La asociación tiene un abanico bastante completo de actividades, pero creo que en materia de prevención hay recorrido. Hoy en día en el embarazo ya se hacen un montón de pruebas para que el bebé nazca sano y se hacen controles. Pero la prevención en la niñez es muy importante para prevenir muchos cánceres el día de mañana. Es clave que los niños sepan que no deben fumar ni beber alcohol, y que los adultos den ejemplo. Creo que en prevención se debería trabajar un poco más.
En estos últimos años ha tenido un contacto estrecho con pacientes oncológicos y familiares. ¿Qué es lo que más demandan? ¿Cuáles son las necesidades peor cubiertas?
El apoyo psicológico y emocional. Cuando te dan la noticia afecta a todos. A nivel del Sergas se han creado recientemente plazas de psicología, pero todavía son pocas, porque en esta enfermedad pasas por episodios de tristeza, rabia... Creo que todos los sentimientos afloran y es normal, porque uno no sabe cómo van a ir las cosas. La asociación presta ese servicio (de forma gratuita) y siempre está lleno, porque se necesita desde el primer momento. No solo los enfermos, sino la familia o incluso amigos, que a veces tienen una relación más próxima que los familiares. También es muy importante la labor de trabajo social, porque la familia asume cerca de un 40% de los gastos que implica esta enfermedad y esto te puede llevar a la pobreza, porque es una inversión mensual muy importante. Además, también creo que es fundamental la investigación. Ahora los centros investigadores ya se comunican para compartir conocimientos (...) y se han producido avances en el tratamiento que han conseguido cronificar el cáncer. Sin embargo, creo que se podía hacer más para llegar a la meta de la asociación: conseguir un 70% de supervivencia en los enfermos de cáncer en 2030
"La asociación presta ayuda psicológica y el servicio siempre está lleno, porque se necesita desde el primer momento"
A pesar de su renuncia a la presidencia sigue vinculada a la AECC, pero ¿de qué modo?
Seguiré como una voluntaria más. El trabajo de los voluntarios y de los trabajadores es clave para cualquier tipo de asociación, sobre todo la nuestra, que se dedica a la salud de las personas. Es una acción totalmente libre y en mi caso la hago pensando en que algo positivo llegará a la sociedad.
¿Qué tipo de voluntariado realiza?
Normalmente, colaboro con el área de ‘ciencia para todos’, que se dedica a divulgar conocimientos científicos en los colegios. La asociación elige cada año la temática. En alguna sesión, por ejemplo,explicamos en qué consiste el cáncer y cómo se produce. Además, siempre hacemos experimentos.
Cualquiera que le conozca sabe que es una persona muy activa. Estuvo implicada en la puesta en marcha del nuevo modelo de Primaria en Lérez y fue una de las que sentó las bases de A Parda, donde organizaba talleres periódicos para promocionar hábitos saludables. ¿Qué tiene previsto hacer ahora?
Pienso que no se puede estar muchas horas en el sofá, hay que ser proactivos. Pienso continuar con el voluntariado y seguir con mis marchas. De hecho, el ‘pasominuto’ que saqué con el Concello es una de las cosas de las que me siento más orgullosa. Hay que moverse.