La carrera espacial del Sánchez

El IES Sánchez Cantón tiene cuatro equipos en el Concurso Nacional CanSat, que propone crear un satélite a pequeña escala para lanzarlo y analizar los datos recopilados durante el descenso
Alumnado que forma los cuatro equipos que participarán en el concurso CanSat. C.G.
photo_camera Alumnado que forma los cuatro equipos que participarán en el concurso CanSat. C.G.

STEMozas, Apolo 2003, Los tecnológicos y Objetivo Europa son los cuatro equipos del IES Sánchez Cantón que comparten un mismo objetivo: ganar el concurso nacional CanSat. Convocado por la Agencia Espacial Europea (ESA), que propone trabajar en un proyecto espacial a pequeña escala utilizando contenidos teóricos de manera interdisciplinar y fomentando la colaboración y el trabajo en equipo.

"Todo es trabajo voluntario de los alumnos", subraya Lourdes García, una de las cuatro docentes que ejerce como "mentora". La veintena de estudiantes de 1º de Bachillerato (excepto el más joven, todavía en 2º de ESO) dedica a este proyecto recreos y tardes libres para hacerse un hueco en la final regional, que tendrá lugar el 21 de marzo en el aeródromo de As Rozas (Lugo). "Hay inscritos 16 equipos gallegos y nosotros enviamos a cuatro. Solo puede pasar uno" y, si atendemos a la probabilidad, el Sánchez Cantón no lo tiene mal. Aun así, destacan, la competición entre ellos, al menos de momento, está aparcada. "Hay bastante colaboración entre nosotros, somos buena gente", aseguran.

La final regional se celebrará en Lugo el 21 de marzo y consistirá en lanzar el satélite desde un dron y recopilar los datos

¿Pero que és un CanSat? Así define la ESA a la simulación de un satélite real integrado dentro del volumen y la forma de una lata de refrescos. El desafío para el alumnado consiste en introducir en un espacio tan reducido ("el de una lata de refresco de 33 centilitros", apunta la profesora) los principales subsistemas de un satélite de verdad, como alimentación eléctrica, sensores y un sistema de comunicaciones, además de programarlo mediante Arduino.

A continuación, el CanSat se lanza a una altitud aproximada de un kilómetro, dejándolo caer desde una plataforma, mediante un dron, un globo cautivo, un cohete, o cualquier otro método. En la final regional, matizan, el pequeño satélite caerá desde un dron a un altura de 500 metros. "En la fase final europea –a la que llegarían después de superar también la nacional, a finales de abril– ya sería desde un cohete".

TEMPERATURA Y PRESIÓN. Será entonces cuando comience su misión, que consistirá en la ejecución de un experimento científico, lograr un aterrizaje sin daños y el análisis de los datos recopilados durante el descenso, en este caso la temperatura del aire y la presión atmosférica y transmitir los datos por telemetría a la estación terrena al menos una vez por segundo.

El concurso fomenta la colaboración y el trabajo en equipo y refuerza conocimientos de física, tecnología y programación

El concurso CanSat está diseñado para simular todos los aspectos de una misión real de lanzamiento de un satélite, incluido su diseño, desarrollo, puesta a prueba, lanzamiento, funcionamiento y análisis de datos a través de un trabajo en equipo.

El cohete desplegaría el paracaídas en el apogeo, el cual alcanzaría unos 15 segundos después del despegue, junto con los dos CanSat. Justo después del apogeo (entre cero y dos segundos más tarde), los CanSat se separarían del cohete y descenderían en paracaídas independientes. Los CanSat se suelen localizar dentro de un radio de un kilómetro de distancia desde el punto de lanzamiento.

Durante el estudio posterior al vuelo, el equipo deberá ser capaz de analizar los datos obtenidos (por ejemplo, para calcular la altitud) y plasmarlos en gráficas (por ejemplo, una de altitud frente a tiempo y otra de temperatura frente a altitud).

IMPRESIÓN 3D. Después de unos tres meses estudiando como funcionan las antenas que emitirán los datos y programando las placas de Arduino, los cuatro equipos están inmersos en la fabricación del CanSat.

"Podemos comprar los kit o fabricarlos, con un presupuesto máximo de 500 euros para evitar desventajas económicas entre centros educativos", explica la profesora.

Así, para las primeras pruebas utilizan placas recicladas y telas de paraguas rotos para construir los paracaídas que amortigüen la caída. "Tenemos las telas definitivas, pero para ensayar lo mejor es usar otro material. Las latas tampoco serán tal, pues las imprimen en 3D en plástico para ajustarse a las medidas correspondientes.