Cascada de sentencias que dan la razón a los afectados por las ciberestafas

La Justicia tumba las tesis de las entidades y les obliga a responsabilizarse del dinero sustraído
Las ciberestafas se dispararon durante la pandemia. DP
photo_camera Las ciberestafas se dispararon durante la pandemia. DP

"Todo esto ha sido gracias a este grupo porque sin él no sabría a dónde acudir. Muchas gracias a todos y espero que este sea el primero de muchos éxitos judiciales". Es el eufórico mensaje que una vecina de Vigo, afectada por las estafas bancarias, colgó recientemente en el chat de WhatsApp que reúne a otras 106 víctimas de toda Galicia.

Este caso, que capitaneó el abogado Sergio Silva Vila, de IBM Abogados, se refería a una estafa de 2.559 euros que desaparecieron de la cuenta de esta mujer después de haber sido engañada para facilitar las claves de su banca online. El mismo modus operandi que timó a este centenar de clientes y que generó un botín superior al millón de euros. Solo en Galicia.

Tras un infructuoso intento de acuerdo con su entidad, Caixabank, por la vía civil –idéntico resultado al registrado en los demás casos–, la mujer estafada se puso en manos de IBM Abogados para llevar el asunto por la vía penal. Y ahí es donde los afectados empiezan a ver la luz que les permitirá recuperar sus ahorros.

Alegato de los bancos

Las entidades bancarias, en su defensa, alegan que las estafas fueron propiciadas por un descuido de los clientes, un relajo en su discreción que permitió a los ciberdelincuentes hacerse con sus claves de seguridad y, de este modo, acceder a sus cuentas para desvalijarlas. 

Por este motivo, rehúsan cualquier responsabilidad y se niegan a devolver el dinero a los afectados, argumentando que sus sistemas de seguridad son eficaces si se emplean correctamente.

Sin embargo, en el caso de esta viguesa, el juez no entró a valorar si se trataba de phishing, sino que basó su resolución en que se había autorizado una compra por un importe superior al límite estipulado, por lo que interpretó que se trataba de una negligencia grave de Caixabank y le condenó a indemnizar a su cliente con los 2.559 euros sustraídos.

El abogado Sergio Vila considera que esta resolución abre una vía de esperanza para las numerosas víctimas de las ciberestafas que todavía están pendientes del desenlace de una trama delictiva cuyos primeros casos comenzaron a salir a la luz hace un año y que, desde entonces, acumula más de un centenar de engañados.

Una veintena de fallos

Puntualiza, asimismo, que la sentencia recientemente dictada no es novedosa en Galicia, puesto que las primeras se remontan a principios de año. No obstante, fueron casos aislados y la cascada de fallos favorables a los usuarios, hasta cerca de una veintena y que afecta a diversas entidades bancarias, se han producido en este mes, debido  a la lentitud de los trámites judiciales.

También en mayo se han señalado diversas audiencias previas para emplazar a ambas partes (afectados y sus bancos) en un intento de acuerdo que, salvo sorpresa mayúscula, no se producirá, al menos por la vía civil. Las entidades continúan enrocándose en que sus medidas de seguridad funcionan siempre que sean utilizadas adecuadamente y responsabiliza del fraude a los clientes que cedieron sus credenciales sin cerciorarse.

Los usuarios, en cambio, reiteran que ellos fueron víctimas de un engaño absolutamente creíble y que sus bancos deberían haber frenado unas transacciones sospechosamente voluminosas.

Este es, precisamente, el argumento esgrimido por la Audiencia Provincial de Pontevedra para obligar a una entidad a devolverle 4.000 euros a una clienta estafada mediante phishing. "Existió un engaño premeditado de un tercero para ganarse su confianza, lo que impide que pueda apreciarse una negligencia grave en la omisión de la lectura atenta del correo electrónico", fundamenta el fallo.

Modus operandi. Del falso inquilino al personal bancario
El modus operandi de los estafadores obedece a un patrón bien definido. Buscan pisos costeros en webs de anuncios y dicen llamar desde el centro de España (Madrid, Toledo, Ciudad Real...). Casi siempre es un hombre el que habla, con acento español, aunque otras veces la protagonista es una mujer; camelan a sus víctimas mostrando un rabioso interés en cerrar el acuerdo cuanto antes.

Su propuesta inicial es pagar la señal a través de Bizum, sabiendo que este sistema de pago es demasiado novedoso para muchos caseros, que siguen prefiriendo la transferencia de toda la vida.

En otros casos, se hacen pasar por personal de seguridad de la entidad, aparentando una comprobación de seguridad ante el riesgo de un hackeo.

De este modo consiguen los datos de la cuenta de sus víctimas, a las que envían un enlace por whatsapp y así logran que los ingenuos estafados accedan a su banca online introduciendo su DNI y la contraseña.

Ese simple gesto se convierte en una puerta de entrada para los delincuentes, que actúan con rapidez para saquear las cuentas, realizando transferencias de todo el disponible a bancos extranjeros, lo que dificulta su rastreo y la identificación de los responsables. Casi un robo de guante blanco.

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