Cómo un caballo puso en jaque a la Policía Local

La universalización del teléfono móvil ha disparado las llamadas al 092 a través de este medio, como la realizada el pasado jueves para 'cazar' a un caballo que amenazaba la seguridad vial
Uno de los operarios que atienden las llamadas realizadas a la centralita de la Policía Local
photo_camera Uno de los operarios que atienden las llamadas realizadas a la centralita de la Policía Local

El paso del tiempo ha modificado sustancialmente el tópico de que a la Policía solo se la llama en caso de delito. "Hoy en día ya no se concibe la función policial como exclusivamente de seguridad, porque los ciudadanos reclaman mucho más que una investigación eficaz del crimen o la detención de un delincuente", subraya Manuel Omil, portavoz de la Policía Local.

El uso cada vez más extendido del teléfono móvil ha contribuido a esa mayor demanda. La consecuencia es obvia: resulta mucho más cómodo y eficaz alertar de una situación anómala en el mismo momento de contemplarla que esperar hasta conseguir un teléfono fijo.

La estadística confirma el liderato del móvil como principal vía de comunicación entre el ciudadano y el 092. En los últimos tres años su utilización ha aumentado un 20%, y mientras en 2012 la mitad de las llamadas recibidas por la centralita procedían de un celular, en 2014 la proporción superó el 53%.

La inmediatez que proporciona el móvil permitió resolver el pasado jueves uno de los requerimientos más singulares de los acaecidos ultimamente. Una persona que sobre las 9 horas hacía deporte por Domingo Fontán alertó de la presencia de un caballo suelto que amenazaba con invadir la calzada, con el consiguiente peligro para la circulación. Varias patrullas consiguieron localizar al animal en las Marismas de Alba, pero estaba atemorizado y no se dejaba coger. Tras conseguir huir de varias encerronas, se dirigió hacia el nudo de Bomberos, lo que multiplicó el riesgo de alcanzar la autopista.


Silbido milagroso
Sin embargo, la suerte se alió con el equipo perseguidor. Un conductor que circulaba por la carretera de Vilagarcía, al ver la situación, se apeó de su coche y efectuó un sonoro silbido, que dejó petrificado al equino. Así pudo acercarse lentamente a él, tranquilizarle y retenerlo hasta que los agentes pudieron colocarle una cuerda y entregárselo después a su dueño.

Para aclarar las dudas de los atónitos policías, el hombre les explicó que era un experto en la cría y el cuidado de caballos.