La Sede de Afundación en Pontevedra acoge parte de las actividades conmemorativas programadas por el décimo aniversario de la rehabilitación del edificio, a cargo del arquitecto César Portela. Esta iniciativa, que comenzó en el mes de junio, tiene como objetivo profundizar en las características del inmueble, y nadie mejor para explicarlas que el propio Portela, quien ya ha podido guiar a los visitantes por todas las plantas de la Sede de Afundación para contarles las curiosidades más llamativas que sucedieron durante la obra. Esta es, sin duda, una gran oportunidad para conocer de primera mano las características de un edificio emblemático en la Boa Vila que, según el arquitecto, "pretendía ser un monumento e tamén un espazo público".
LA VISITA. El itinerario comienza en el hall, donde Portela les cuenta a los asistentes algunas de las anécdotas que tuvieron lugar durante la reforma, como las dificultades que hubo durante la demolición del antiguo edificio y el límite de presupuesto para su remodelación. "Unha obra é coma unha guerra, e toda esta batalla é para que isto se aguante", bromeó. Mientras habla sobre el origen de Teucro, fundador de Pontevedra, cuya representación a cargo de Cándido Pazos custodia el edificio desde las alturas, junto al reloj, que "forma un triángulo co do Concello e co da Peregrina", el arquitecto resalta también la importancia de las esculturas del interior, hechas en madera y que se miran entre sí.
César Portela diseñó el auditorio de la Sede con mucha presión, puesto que sus amigos eran grandes aficionados a la música
Los ascensores conducen a los visitantes hasta la planta baja, que se utiliza como sala de exposiciones para grandes figuras y esculturas, debido a sus altos techos y, seguidamente, les llevan hasta el quinto piso, en donde se ubica una preciosa terraza principal plagada de camelios. El sonido de miles de pájaros de toda la ciudad puede escucharse desde allí, mientras que el arquitecto explica las vistas.
Otro de los espacios más atractivos que se puede visitar en el itinerario es la Sala de Juntas, cuyas paredes, cubiertas de cristales de colores, tiñen la estancia de rojo cuando la luz se refleja en ellos. Esta sala, además, desemboca en un pasillo con una amplia cristalera desde la que se puede ver la ría al fondo. "É importante que estes corredores teñan vida máis alá das súas funcións e sirvan para o descanso", explica César Portela.
Finalmente, los visitantes son conducidos al último espacio estrella del inmueble: el auditorio. El arquitecto confiesa que se inspiró en los teatros griegos para su diseño, y también que lo hizo con mucha presión puesto que sus amigos eran grandes aficionados a la música. "Como salga mal, xa podes ir facendo as maletas, dicíanme". Aún así, Portela se enorgullece del resultado final: "É agradable e acolledor. Ademais, cando miras cara o escenario dende arriba, é iso o que ves directamente, o escenario, e non todas as cabezas da xente", explicó.
