Situada entre el Teatro Principal y la Plaza de las Cinco Calles, la calle Charino es, desde hace años, la zona de referencia de la movida pontevedresa, pero, aunque muchos no lo recuerden, esto no siempre fue así.
En el año 1423, esta vía era conocida como Dos Caos o Cans, una denominación que hacía referencia a los perros que paseaban por ella. Décadas más tarde, pasó a ser la calle de la Zapatería, por los muchos zapateros que estaban establecidos en ella, lo que demuestra que anteriormente este entorno tenía muchos más comercios que en la actualidad, donde brillan por su ausencia, y donde la Librería Metáfora es la única superviviente de este sector.
En 1848 pasó a conocerse como Pardiñas, en recuerdo del general, y, finalmente, en 1854, se denominó Charino, en recuerdo a Paio Gómez Chariño.
La vía es actualmente el claro reflejo de las dos caras de una misma moneda. Por el día, una calle silenciosa, y, por la noche, una zona llena de gente que disfruta de la fiesta pontevedresa.
"A rúa aparece flanqueada de establecementos adicados a modernizar a frase existencial desta cidade 'da de beber a quen pasa', aínda que sexa 'on the rocks'. Case cada baixo das vivendas da rúa agocha no seu interior unha barra na que poder saciar a sede", explica Ramón Rozas en el libro 'Rúas de Pontevedra'.

Por la calle Charino han pasado a lo largo de los años infinidad de locales emblemáticos. Desde la imprenta de Ramiro Paz o el restaurante O Masón, hasta Xolda, Odisea, One o Anticuario.
En la actualidad, uno de los establecimientos más emblemáticos es O Diaño, que abrió en 2013. Su dueño, Moisés Digón, asegura que "después de la pandemia cambió mucho la zona. Ahora ya no hay tanto ambiente porque la gente cambió de costumbres". Pero, añade, "afortunadamente ahora parece que esto está repuntando y está volviendo a ser lo que fue".
Otro de los que recuerda a la perfección este cambio de tendencia en la vía es Antonio Biempica, propietario del Viajero del Norte. "La zona antes estaba muy de moda pero eso cambió muchísimo y ahora es básicamente una zona de ocio nocturno, de noche".
Justamente esto es lo que apunta José Luis Piñeiro, de la Librería Metáfora. El establecimiento, abierto desde 2015, es el único comercio que continúa con su actividad en esta calle. "Aquí se invirtió la tendencia casi al 100%. Los fines de semana hay mucho barullo, especialmente por la noche, pero el resto de la semana están las puertas cerradas de todos los establecimientos y eso al final no es una salida económica para esta zona", señala el empresario.
Y si se habla de ocio nocturno en esta vía, es fundamental mencionar a Julio Barral, propietario del Patrimonio, del Fetiche y del Bangkok (además del Pub Aranda, que está en la calle Marqués de Aranda), que reconoce que "la noche no es lo que era".
Esta afirmación tiene su parte positiva y su parte negativa. La buena es que "ahora es una zona mucho más tranquila en la que ya no hay peleas, como sí había antes, y hay mucho mejor ambiente", pero, por el contrario, "el ocio nocturno está muy perseguido y nos meten mucha caña". "Es verdad", añade, "que ahora estamos empezando a revivir pero han sido años muy duros".
Además de estos tres negocios, que llevan abiertos cerca de 30 años y que pasaron por varios dueños antes de Barral, el empresario decidió poner en marcha en agosto del año pasado el Hostel Charino. "Era un edificio en ruinas que estaba abandonado desde hacía años, pero decidí reformarlo y abrir este hostal", asegura.
Otro de los empresarios más populares de este entorno es Manuel Rey, del Pasaje 2.0. Un negocio que lleva abierto desde el año 2017 y que es un referente, no solo en esta calle, sino en toda la ciudad.
"Con la pandemia muchos compañeros han tenido que cerrar, pero lo bueno es que recientemente se han sumado bastantes negocios nuevos y nosotros estamos encantados de recibirles porque eso siempre anima a la gente y crea mucho más ambiente", señala Rey.
Uno de esos nuevos establecimientos es el Gavá, anteriormente conocido como Il Divo. Iván Logroño se puso al frente de este bajo en diciembre de 2022 y él mismo explica que decidió apostar por esta zona "porque Charino era una calle muy concurrida a la hora de salir a tomar algo". "Vimos que faltaba algún local con nuestra idea, que está enfocado a un público de entre 20 y 30 años, y esta siempre ha sido la calle por excelencia de la noche pontevedresa", apunta.
Críticas: "Persecución" a los bares y pubs
Los hosteleros de esta calle coinciden en que su sector está por fin remontando tras la pandemia pero, al mismo tiempo, lamentan la "persecución" que están sufriendo por parte del gobierno local.
"Desde el Concello nos están limitando muchísimo. No nos conceden licencias ni nos permiten hacer cambios en nuestros locales para adaptarnos a la normativa actual. Lo que están consiguiendo es que, poco a poco, se acabe el ocio nocturno, cuando emblemáticamente la zona vieja siempre ha sido la zona de copas de la ciudad", lamenta uno de los empresarios.
"Si esto no cambia, no nos va a quedar otra que cerrar nuestros negocios, porque así es inviable seguir. Es un machaque continuo", critica otro.