"Este chat ha sido como abrir una ventana"

Las alumnas del grupo de mayores del centro de estudios Kairós de Pontevedra crearon un grupo de WhatsApp cuando se decretó el estado de alarma para seguir con sus ejercicios de entrenamiento mental. Tres semanas después se ha convertido en un espacio en el que comparten reflexiones, inquietudes y esperanzas
Cristina y Conchita. DP
photo_camera Cristina Bonaque y Conchita Prendes. DP

"Empezamos a soltarnos cada vez más y la verdad es que creo que todas estamos soprendidísimas con el resultado", dice Conchita Prendes, 84 años, funcionaria de la Xunta jubilada. "Yo estoy en otros grupos de WhatsApp con familia y amigos, pero ninguno me aporta tanto como este".

Cuando el Gobierno decretó el estado de alarma por la expansión del coronavirus, la responsable del centro de estudios Kairós de Pontevedra, María Lareo, les propuso a las alumnas del grupo de mayores que asistía a clases de entrenamiento mental y juegos de lógica que siguiesen trabajando en casa por su cuenta. A través de un grupo de la aplicación WhatsApp, del que todas formarían parte, podía seguir enviándoles ejercicios. "Era un grupo de trabajo muy pequeño, con seis mujeres, que habíamos puesto en marcha este año y que estaba funcionando muy bien. Todas estuvieron de acuerdo en probar y lo pusimos en marcha", explica Lareo.

GIMNASIA MENTAL. "Al principio era solo para seguir con el curso de entrenamiento cognitivo, con los juegos de razonamiento y gimnasia mental", cuenta Cristina Bonaque, 77 años, funcionaria de Educación jubilada.

25 de marzo | Teresa
Con el reflejo del sol estoy viendo una gruesa capa de polvo sobre mí. 
¡Qué raro! Nunca me había pasado. 
Cuando esta tarde se sienten los abueletes, se van a llevar una capa blanquecina pegada a sus pantalones. 
Pero... Ahora que lo pienso... Hace días que no se acercan por aquí, ni oigo sus charlas, ni veo sus boinas apoyadas sobre mí mientras se frotan sus calvas. 
¡Qué raro parece todo, ahora que lo pienso! 
Tampoco oigo a los niños, ni los veo pasar corriendo. 
Sí, muy raro; todo está demasiado tranquilo, el amanecer ya va lejos y se está poniendo el sol. 
Algo ha cambiado y no sé lo que pasa; las hojas de los árboles tienen el mismo color pardo, el airecillo las trae y las lleva como siempre, pero, sobre mí solo veo, de vez en cuando, algún pájaro curioso. 
Lástima... Siento curiosidad pero no puedo preguntar... No hablo. 
Solo soy un banco del parque.

 

"María nos iba poniendo deberes y nosotras los hacíamos. Hasta que uno de ellos fue que cada una compartiese un texto cada día con lo que se le ocurriera, con lo que le apeteciese compartir, un pensamiento, un recuerdo... Fue como abrir una ventana. Creo que todas estamos muy sorprendidas con todo lo que ha ido saliendo y con su profundidad. Este pequeño ejercicio se ha convertido en algo muy importante para nosotras. Creo que, de alguna manera, nos ayuda a desahogarnos", explica Cristina Bonaque.

La propia profesora se sorprendió del éxito de la propuesta. "Y de la calidad humana y literaria de los textos que empezaron a enviar". Se corrió la voz de lo que estaban haciendo y otras mujeres se apuntaron al chat. "Yo creo que nos estamos desnudando en él totalmente. También nos arropamos unas a otras. Es muy emocionante. Es un grupo con mucha fuerza, que nos hace vibrar", añade Conchita Prendes, que también estudia Filosofía en la Uned Senior, y que pasa la cuarentena sola en su casa.

26 de marzo | Pita 
Nací muy cerca de Las Palmeras. 
Con la palabra jueves me viene a la memoria que era el día que libraban las empleadas de hogar (llamadas antes muchachas). 
Las veía con sus uniformes cuidando los niños. 
Muy cerca estaba la Caja de Reclutas, desde donde los soldaditos las piropeaban. 
También estaba el barquillero, el fotógrafo, Adonis, Neno. 
Nosotros jugábamosen los columpios, a la comba, peletre,…etc. 
Si cabe, tiempos con menos medios, pero también muy felices. 
Buen jueves para todas.

 

Cristina Bonaque la pasa con su marido. "Claro que se vive con preocupación todo lo que está pasando. A mí me gustaría pensar que de todo esto sacaremos algo bueno, una lección de responsabilidad y solidaridad. Hay que tener esperanza", dice esta última. "A las personas mayores lo que está pasando nos afecta mucho más. Tienes muchas inseguridades y miedo", la apoya su compañera.

"Sin embargo, quiero creer que esto ha sucedido porque era necesario que algo tan drástico sucediese para que pensemos en esta sociedad tan deshumanizada que estábamos creando. Estábamos inmersos en una tremenda crisis moral y ética. No se podía seguir así. Ahora toca reflexionar. Y hacerlo profundamente. Yo tengo mucha esperanza en que todo esto nos hará mejores".

1 de abril | Conchita 
Hoy es miércoles 1 de abril de 2020. Como todas vosotras estoy en casa rodeada de muebles y cuadros únicos objetos familiares que nos son concedidos en estos días. Como seres vivos tengo mis maravillosas plantas que ajenas a todo me acompañan exuberantes de primavera. Las emociones se disparan en estos días de encierro hasta el punto de que llorar y cantar llegan a ser una misma cosa, un mismo sentir. Una y otra surgen espontáneas de acuerdo con el momento. El corazón se agita o se aquieta. Las lágrimas acuden sin sentirlas. Surge la voz potente o desgarrada. Es como si todo lo que bulle en nuestro interior quisiera mostrarse. Y lo hace sin pedir permiso. Se expresa libre, potente o callado pero libre. Nada se interpone a la expresión de los sentimientos que se disparan imparables. 

Es algo nuevo, diferente, que no puede controlarse y cuando surge la sonrisa o la lágrima... ¡Me siento tan bien! Ya no hay trabas para expresar lo que siento, eso que de ordinario llevamos tan guardado para que nadie se entere. 

Ya nada impide la expresión, el desahogo. ¡Es una sensación única! Ya nada me interesa del pasado. Los personajes de mi novela, antes tan vivos, ya no tienen vida. Todo se ha paralizado en el aquí y el ahora. Ya no importa el pasado ni el futuro. Una fuerza superior nos empuja a detenernos, a valorar el paso del tiempo. Ya no existen la universidad y las clases de filosofía, ni los ensayos con el coro ni las sesiones de teatro. Todo se ha quedado congelado, sin vida. 

¡Qué absurdo ir corriendo de un lado para otro sin apreciar el valor del tiempo y el reposo, sin valorar estos pequeños ratos de charla con las amigas! 

Amigas, os necesito porque os quiero.

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