Un ciclista rescata del Lérez a un niño de 11 años que se vio arrastrado por la corriente

El chaval disfrutaba del buen tiempo junto a su familia en la playa fluvial  Alertan del peligro de nadar a cierta distancia de la orilla
La playa fluvial de Monte Porreiro, en una imagen del verano pasado. ARCHIVO
photo_camera La playa fluvial de Monte Porreiro, en una imagen del verano pasado. ARCHIVO

Lo que pretendía ser un plácido día primaveral en la playa fluvial de Monte Porreiro estuvo a punto de convertirse en una tragedia. Solo la heroica acción de un ciclista que pasaba por la zona evitó que un niño de once años acabase engullido por el río.

El protagonista involuntario de este suceso se había animado, junto a su familia, a disfrutar de las cálidas temperaturas de hasta 22 grados que este miércoles se registraron en la Boa Vila. Eligieron la playa fluvial, pese a que todavía no está acondicionada para el baño.

Fue, precisamente, la ausencia del cordón protector lo que despistó al chaval, que, llevado por su desconocimiento del peligro, se adentró demasiado en el cauce del río y se vio atrapado por la fuerte corriente del canal central.

Al percatarse del problema, intentó regresar a la orilla nadando con todas sus fuerzas, pero la tenacidad del agua le superaba. "A cada brazada que daba se iba aún más río abajo", comentó uno de los testigos de la escena.

Mientras, sus angustiados familiares le gritaban desde la playa y le animaban a no desfallecer, al tiempo que daban aviso a la Policía Local.

Sin embargo, la solución llegó en forma de ciclista circunstancial, que pasaba por la zona y oyó los gritos de auxilio. "Me fijé que la corriente se llevaba al niño y que no era capaz de regresar. Como vi que nadie se metía en el agua para ir a buscarlo, decidí hacerlo yo", explica a este periódico.

El pequeño náufrago estaba ya fuera del entorno de la playa fluvial, "así que atravesé un terraplén de hierba y fui a por él en línea recta. Cuando lo alcancé se tranquilizó y pudimos llegar a la orilla". Allí recibió la ayuda de los agentes municipales, "porque el chaval era voluminoso y yo solo no podía sacarlo del agua".

Tanto este heroico ciudadano (que prefiere permanecer en el anonimato) como los policías actuantes alertaron del peligro de zambullirse en ciertas zonas del río, con traicioneros remolinos y corrientes muy intensas.

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