Dos años hubo que esperar para que las feligresías de Pontevedra recuperasen este miércoles la tradicional imposición de la cruz de ceniza en la frente de los fieles. Dos años marcados por unas restricciones sanitarias que ya son historia y que permitieron a cientos de devotos volver a cumplir con este ritual
Al igual que sucedió con las demás celebraciones, la Iglesia ha recuperado el posado sobre la frente de los fieles de sus dedos impregnados en unas cenizas procedentes de las palmas del Domingo de Ramos, tradición que se remonta al judaísmo primitivo.
De este modo, las distintas parroquias e iglesias de la ciudad realizaron la imposición de cenizas en distintos oficios para facilitar la afluencia de las personas que querían participar de la misma.
El rito debe ir precedido por la Liturgia de la Palabra y después se procede a la bendición e imposición de la ceniza. Una curiosidad es que no es de obligado cumplimiento para los católicos y que también pueden recibirlo los laicos que lo deseen, pues su significado es recordar la humildad y el arrepentimiento.
