Las Clarisas analizan cuatro ofertas para reabrir el convento de Santa Clara

A la propuesta del Concello se suman otras tres proposiciones, dos de ellas de entidades religiosas

Vista panorámica del convento y de la amplia huerta que lo rodea. RAFA FARIÑA
photo_camera Vista panorámica del convento y de la amplia huerta que lo rodea. RAFA FARIÑA

Sor Sagrario y Sor Purificación abandonaron el convento de Santa Clara el 25 de septiembre de 2017. Con su marcha, ordenada por la orden de las Clarisas, el cenobio cerró sus puertas dejando atrás una historia de ocho siglos con el argumento de la avanzada edad de las religiosas y de no disponer de las monjas suficientes para atenderlo debido a la falta de vocaciones.

Cuatro meses después de haber adoptado la drástica medida, la congregación religiosa aún no ha tomado una decisión sobre el futuro uso del inmueble y de la amplia huerta que lo rodea. Las Clarisas quieren evitar adoptar un acuerdo de forma precipitada porque, además, necesitan analizar y valorar con detenimiento las ofertas que durante este tiempo le han ido llegando de distintas instituciones y administraciones interesadas en aprovechar tanto el inmueble como el espacio verde situado en pleno corazón de la ciudad.

La oferta del Concello parte en desventaja; la orden de clausura quiere adjudicar la gestión conjunta de la huerta y del edificio religioso

Aunque el Concello de Pontevedra fue el primero en mostrar interés por llegar a un acuerdo con las Clarisas para incorporar el cenobio al patrimonio público (con el matiz de que éste no retome su actividad religiosa) y abrir la huerta a la ciudadanía, la orden religiosa de clausura ya tiene sobre la mesa otras tres ofertas de las cuales, al menos dos, parten con ventaja con respecto a la planteada por el alcalde, Miguel Anxo Fernández Lores, en la entrevista que mantuvo el pasado mes de diciembre (en la que estuvo acompañado por el concejal de Patrimonio, Vicente García Legísima) con Sor Consuelo, la madre abadesa de las Clarisas de Santiago de Compostela (monasterio del que desde hace tres años depende la gestión del cenobio de Pontevedra).

En este sentido, la congregación está estudiando las propuestas de dos entidades religiosas que están dispuestas a retomar la actividad eclesiástica del convento de Santa Clara. De partida la orden de las Clarisas sitúa estas proposiciones como las favoritas porque, además, contemplan la utilización conjunta del edificio y la huerta.

El vicario de Pontevedra, Calixto Cobo, apoya el planteamiento de las Clarisas. Descarta que el inmueble pueda ser vendido y aboga o bien por la reapertura por parte de las monjas que lo cerraron, las Clarisas, o bien por la cesión a otra orden de "vida activa", es decir, que no sean de clausura. Esta última alternativa permitiría a sus inquilinos hacer trabajos a pie de calle y en favor de la comunidad. "Por ejemplo, con jóvenes o colectivos de personas desfavorecidas", comenta el vicario.

Junto a estas ofertas (que la comunidad de clausura ve con muy buenos ojos porque no plantean la disgregación de la zona verde y del edificio, manteniéndolos como un todo) también figura la propuesta de una entidad que quiere reformar parte de las instalaciones para fijar en ellas su sede y darle otros usos diferentes al de índole religiosa. Además, plantea utilizar algunos metros cuadrados de la amplia huerta.

Además de la prudencia con la que las Clarisas están analizando las distintas propuestas, la decisión final tendrá que esperar a contar con todos los trámites burocráticos y jurídicos, entre ellos el de la autorización, por parte del Arzobispado de Santiago de Compostela, del Decreto de Cierre del convento, ya que es esta institución eclesiástica la competente para llevar el control de la actividad religiosa de la fe católica que se desarrolla en este ámbito geográfico. En todo caso, las Clarisas aún no han enviado el documento en el que notifican y piden el visto bueno a Julián Barrio Barrio (con el que ya han hablado) del cese del convento como centro de devoción cristiana.

SIN FECHA. La compleja senda burocrática que tiene que seguir este proceso impide a la congregación de clausura fijar una fecha para pronunciarse sobre la que considere mejor opción para el uso del convento y su huerta.

En todo caso, las Clarisas han puesto en manos de un gabinete jurídico el análisis de las distintas opciones para que, sea cual sea la decisión última, evitar que pueda surgir algún contratiempo legal que trunque la operación. Estos asesores legales han comenzado a ponerse en contacto con las entidades que presentaron las propuestas para tomar nota al detalle de lo que plantean.

Entre las personas con las que hablarán los abogados de las Clarisas se encuentra el alcalde Fernández Lores, que expondrá la idea de negociar la apertura de la huerta para que la puedan disfrutar los pontevedreses y los visitantes. No obstante, esta oferta cuenta con un inconveniente: no contempla el uso del edificio religioso que las Clarisas están interesadas en conservar. No consentirán que acabe convirtiéndose en ruinas debido a la falta de mantenimiento.

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