Claroscuros en el 'delivery' vía #PonteLovers

El constante incremento de altas en este novedoso servicio tropieza con la inexperiencia en el reparto a domicilio, sobre todo en la hostelería, lo que obliga a improvisar medidas a diario ► La plataforma aglutina a unos 50 negocios
Jorge Eyo, junto a su scooter eléctrico de reparto. DP
photo_camera Jorge Eyo, junto a su scooter eléctrico de reparto. DP

El cierre forzoso de la hostelería ha sacudido las costumbres de miles de personas habituadas a comer o cenar fuera de casa, bien por obligaciones laborales, bien por un deseo de descubrir nuevas propuestas o simplemente por socializarse.

#PonteLovers nació en abril de la mano de la Concellería de Promoción Económica para rescatar las castigadas economías del comercio local a través de distintas campañas, tanto presenciales como en redes. Bajo su paraguas se fomenta el e-commerce (compra a través de internet), donde la hostelería ha adquirido un especial protagonismo.

Aprovechando sus largos tentáculos mediáticos, la plataforma ejerce de tablón de anuncios para que el usuario contacte al restaurador que le interese, cuyo listado se puede consultar en los perfiles de #PonteLovers en Facebook e Instagram. Pero se trabaja ya en una app "en la que se incluirán absolutamente todos los negocios que tengan delivery (servicio a domicilio) o take away (recogida en local)", explica Tomás Torres, portavoz de esta iniciativa.

Sin embargo, a pesar de estar en auge y de que cada vez son más los negocios que se apuntan al reparto a domicilio, el experto aclara que "el delivery no está funcionando, no está siendo decisivo para mantener a la empresa". 

Subsistir en tiempos de covid se ha convertido en una carrera de fondo a la que todos se apuntan por temor a quedarse descolgado. Pero hay hosteleros que están empezando a pagar la inexperiencia y no haber adaptado su oferta. Resulta evidente que no es lo mismo degustar un plato concreto en un restaurante que recibirlo en casa, sobre todo si hablamos de los más elaborados. "Muchos se animaron al principio porque tenían las cámaras llenas y un mes cerrado es mucho dinero tirado a la basura", subraya Torres.

NO HAY TRADICIÓN. El portavoz de #PonteLovers reconoce que cada vez es más habitual ver por las calles a repartidores de comida a domicilio, "porque el fenómeno está en auge, pero no hay una cultura arraigada en la ciudad; salvo contadísimas excepciones, ni los locales estaban acostumbrados a trabajar con delivery ni los clientes a hacer uso de él". De ahí que el servicio esté funcionando "a empujones, con medidas improvisadas sobre la marcha". 

Los consumidores, en general, vinculan al delivery con comida rápida: bocatas, pizzas, tapas, asiática... "Pero de repente un Pepe Solla, por citar un ejemplo, se te mete en el delivery y ese proceso no es orgánico, sino que se está organizando a machamartillo. Y eso supone ajustes complejos, nada fáciles", comenta.

En este sentido, explica que para que un cambio empresarial sea efectivo "debes adaptarte, porque ni los procesos de cocina son los mismos, ni la oferta gastronómica puede ser la misma, ni tampoco la presentación de los platos. Hay un trabajo interno que se está haciendo a trompicones y algunos negocios están fallando claramente, con lo que deja de ser rentable para ellos". 

¿Por qué la hostelería ha tardado tanto en adaptarse? Tomás Torres aclara que el primer confinamiento "cogió por sorpresa a todos los negocios" y muchos se limitaron al take away porque el gran problema del delivery es la distribución. Torres subraya que trabajar con grandes franquicias como Glovo o Uber Eats "es insostenible, porque se quedan el 30% del tícket, que es el beneficio del negocio". Por eso, al principio, los hosteleros se apuntaron "no para ganar dinero, sino para no perderlo". 

Después llegó el verano y con él la euforia por recuperar momentos perdidos. "Se había sufrido mucho y los esfuerzos se centraron en el trabajo presencial". Ahora han vuelto los cierres "y esa semilla plantada en abril dará, poco a poco sus frutos, y en primavera ya tendremos un delivery en condiciones en Pontevedra". 

Tras el peaje de la novatada, las perspectivas son esperanzadoras. Solo resta que se cumplan.

"Se han disparado las ventas de camarones y centolla de cara a las navidades"

Jorge Eyo era uno de los muchos clientes habituales del Mercado que, tras la primera ola de la pandemia, se percató de la necesidad de disponer de un reparto a domicilio para compensar el confinamiento. Algunos placeros ofrecían ese servicio, pero a título individual y a costa de restar horas de atención a sus negocios. "En Internet solo estaba el teléfono de cada puesto; por eso idea que nosotros quisimos desarrollar fue aglutinar a todos en una misma plataforma. De este modo, cada usuario puede coger el producto que quiera de toda la Plaza, sin tener que ceñirse a los de un solo placero", explica.

Así surgió ponteabastos.com, una solución centrada exclusivamente en el Mercado pontevedrés que cada día actualiza los precios de los distintos productos y los vuelca en su web, recoge los encargos (por Internet o telefónicos), los traslada a los placeros, los recoge y los lleva al domicilio del cliente. Todo a un simple golpe de click. "En esta tarea estamos dos personas, que nos repartimos todo el trabajo". 

El portal presenta tres grandes apartados (pescadería, frutería y carnicería) donde el usuario puede repasar las ofertas del día e ir elaborando su propia cesta. "Empezamos con 15 puestos de la Plaza y hay muchos más que están interesados en apuntarse pero aún no lo hemos podido hacer. Lo que sí les ofrecemos a todos es el reparto a domicilio". Por el momento, el servicio se ciñe al municipio y a zonas de Poio más cercanas a la capital.

Jorge Eyo revela que suman ya más de un centenar de clientes, que responden muy positivamente a la iniciativa, "porque el Mercado carecía de esta posibilidad y la gente lo agradece mucho". Sobre la demanda, afirma que cada día va a más y que en estas fechas se ha disparado la de "centollas y camarones para congelar con la vista puesta en las navidades". 

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