PONTEVEDRANDO... Ponte Baile

Clases de felicidad

Noemí Abal y Adrián Esperón en Ponte Baile. GONZALO GARCÍA
photo_camera Noemí Abal y Adrián Esperón en Ponte Baile. GONZALO GARCÍA
FICHA
Nombre: Ponte Baile
Dirección: Calle Manuel Leiras Pulpeiro, 7
Fundación: 2019
Propietario: Adrián Esperón y Noemí Abal
Actividad: Academia de baile artístico

Pontevedra, como todos sabemos, es la Cidade da Cultura. Todas las artes del mundo, al menos las que interesan, nacen, crecen y se desarrollan en nuestra ciudad. Luego valoramos unas más que otras. Al baile, pongamos el caso, no le hemos prestado la suficiente atención a pesar de que entre nosotros habita Adrián Esperón, el mejor bailarín que ha dado el mundo. El segundo mejor pude ser yo, pero por unas cosas u otras, no llegué a triunfar. Se trata de una disciplina que además de talento exige sentido del ritmo, entrenamientos constantes, buena forma física y todas aquellas cosas de las que yo carezco.

Resulta que Esperón, que atesora 14 campeonatos de España, retirado de la competición que tantos laureles le reportaron, decidió instalarse en Pontevedra como profesor de baile. Bien por él. Aquí, en esta sección, siempre honramos a quienes apuestan por nuestra ciudad, y él, que tiene fama mundial, y que como juez y entrenador del baile artístico podía afincar donde le diera la gana, decidió quedarse entre nosotros y abrir aquí Ponte Baile, la primera academia del asunto que se abre en nuestra ciudad. A mí no me sorprende en absoluto porque hace años tuve la oportunidad de hacerle una entrevista cuando competía y lo ganaba todo y ya me dijo de lo feliz que era en esta su ciudad.

Por aquella época, Esperón pasaba casi toda la vida fuera de Pontevedra, entrenando en Italia y compitiendo por el mundo entero y me dijo que su sueño era instalarse aquí. Su sueño, gestado durante años, era el de abrir una academia para ponernos a todos y a todas a bailar. Sin prisas, se puso a buscar un local que reuniera las condiciones, pero no había ninguno que cumpliera sus exigencias y así pasaron los años, la paciencia nunca se le agotó y el otro día, cuando digo el otro día me refiero a hace poco más de una semana, aquel sueño se materializó. Encontró el local deseado que cuenta con las instalaciones ideales. Está en el número siete de la calle Manuel Leiras Pulpeiro. Yo le explico: si viene usted desde la Peregrina, pasa el puente de la avenida de Vigo hacia el Galicia Palace y ahí en la esquina donde hay un supermercado, me gira a la derecha, y a la primera vuelve a girar a la derecha y ahí está Pontebaile.

Resulta que nuestro campeón se enamoró de Noemí Abal, laureada bailarina también desde los dos años, y la convenció para sumarse a su proyecto. Lo que están inaugurando es una academia en la que además de formar a bailarines de salón profesionales, iremos todos los pontevedreses de bien a entrenarnos en el noble arte de bailar. Da lo mismo que seamos niños que apenas aprendemos a caminar o ancianos que queremos mantener la forma de una manera diferente, socializar, pasarlo bien y desconectar de los sinsabores que nos ofrece la vida.

Y no todo es baile de salón, tan elegante y artístico, sino ballet, gimnasia de mantenimiento con ayuda, si se necesita, de fisioterapeutas expertos y en breve pilates o yoga. Piense usted que no todo el mundo tiene mis habilidades para el baile, pero no pasa nada. Lo bueno de esto es que usted, por ejemplo, que es torpe y no sabe coordinar sus movimientos, puede recibir clases de los mejores bailarines de Europa. Eso es lo que más me gusta, que Esperón y Abal, con ayuda de Alicia, otra grandísima campeona cuyo apellido me dijeron pero escapa a mi memoria y pido disculpas por ello, estarán ahí para enseñarnos a bailar y a pasarlo bien, pues si hay algo en lo que coincidimos todos es en que bailar es divertido. No seremos como ellos campeones mundiales, pero disfrutaremos como locos, seremos los mejores de nuestro edificio y nuestros enemigos se morirán de envidia insana cuando nos vean evolucionar sobre una pista.

A mí este chico, Adrián, siempre me cayó bien porque cubría a Pontevedra de medallas. Hay quien cree erróneamente que sus medallas son suyas. No es verdad. Las medallas de Adrián Esperón son de todos los pontevedreses y nos llenan de orgullo y mucho más nos llena el saber que él, Noemí y Alicia dedicarán su vida a enseñarnos a bailar, que aunque alguna gente no lo crea, bailar es la cosa más linda que existe, porque el baile une a todos y a todas y cuando alguien baila es feliz y si baila bien, doblemente feliz. Así que lo que Adrián Esperón hará en Pontebaile será repartir felicidad, que es lo que más falta hace hoy a una humanidad tan cabreada, y sólo nos queda agradecerle que haya elegido a Pontevedra para dar clases de felicidad. Gracias por eso, maestro.

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