Clases para pasárselo de cine

Alumnos del IES Montecelo, del CEIP Manuel Vidal Portela y del Programa Eureka se inician en la producción cinamatográfica

Alumnado participante en el taller de cine JAVIER CERVERA MERCADILLO
photo_camera Alumnado participante en el taller de cine. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

Corría el año 1954 cuando el Cineclube Pontevedra proyectó cuatro películas cedidas por la Embajada francesa. Los filmes seleccionados para abrir la historia del cine club más antiguo de Galicia fueron Farrebique ou Les quatre saisons (Georges Rouquier, 1946), Van Gogh (Alain Resnais, 1948), Versailles et ses fantômes (Jean Béranguer, 1949) y Balzac (Jean Vidal, 1951).Ahora, 65 años más tarde, este colectivo complementa su función como difusor cultural con la de formador.

Cada año, el Cineclube Pontevedra lleva a cabo varios cursos para niños en los que, lejos de intentar descubrir a los nuevos Spielberg, lo que se busca es incentivar el desarrollo de habilidades sociales y creativas en los más jóvenes. "Este ano traballamos con 20 rapaces entre os da FP básica do IES Montecelo, os do Manuel Vidal Portela e os do Proxecto Eureka con nenos con altas capacidades", explica Belén Veleiro, una de las responsables de estos cursos.

Veleiro asegura que, pese a contar con tres formadoras, son los niños los que llevan a cabo todo el trabajo. El objetivo es crear una obra cinematográfica en la que los jóvenes alumnos se encargan de cada uno de los elementos necesarios. "Eles fano todo. Son dende actores ata técnicos de son, de luces... Aínda que o que máis lles gusta a todos e saír diante da cámara. De preferencia representando ao bo da película", cuenta la responsable de los talleres. En este sentido, la formación no se queda únicamente en el manejo de las cámaras de vídeo, sino que los alumnos salen del curso controlando distintos conceptos.

Las formadoras confían en los ejercicios prácticos y en el aprendizaje 'sobre la marcha' como método para favorecer su concentración

El Cineclube Pontevedra lleva ya diez años ofreciendo este tipo de clases como actividades extraescolares. Sus responsables aseguran que los niños acaban el curso con un nivel de conocimiento audiovisual muy superior al del resto de jóvenes de su edad. Para Belén Veleiro, la clave es el formato de las clases. "Os cursos son moi prácticos. Sempre é necesario un pouco de teoría, pero intentamos 'dar a chapa' o mínimo posible, o que queremos é que aprendan facendo", indica.

Se trata de alumnos de corta edad, por lo que las formadoras confían en los ejercicios prácticos y en el aprendizaje "sobre la marcha" como método para favorecer su concentración. De esta forma se aseguran de que los alumnos no pierdan el interés y puedan seguir absorbiendo conocimientos de forma entretenida.

CINEASTAS DEL FUTURO. La táctica parece dar resultado. Pese a que aún es pronto para sacar conclusiones, las trabajadoras del cine club más antiguo de Galicia pueden presumir de haber inducido a más de uno a optar por una formación universitaria orientada al mundo audiovisual. "Alégranos moito saber que hay nenas que participaron nun obradoiro que dimos o ano pasado que, a día de hoxe, seguen xuntándose para grabar curtas co móbil. Iso significa non só que espertamos a súa curiosidade polo cine, senón que tamén aprenderon a facelo", explica Veleiro.

En este sentido, cobra importancia la labor de alfabetización audiovisual de las clases. Uno de los objetivos es conseguir que los participantes tomen conciencia del trabajo que requiere cualquier obra de carácter audiovisual. Además de ofrecer a los niños una nueva forma de expresión, el Cineclube Pontevedra intenta acabar con los estereotipos y clichés que envuelven el audiovisual.

El equipo de formadores de este colectivo cultural destaca además la importante labor de estos cursos en el desarrollo de los alumnos. Las responsables cuentan que distinguir entre realidad y ficción puede resultar difícil para un niño de corta edad. En las clases aprenden a crear un escenario, a manejar el atrezo y a convertir el aula de un colegio en un despacho de abogados, un gimnasio o un bar. "En resumen, os rapaces e rapazas entenden que o uso da cámara pode modificar a realidade", sentencian.

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