Pontevedra
Primeras condenas por la cocaína del Elcano
"FUE PRECISA la colaboración de las autoridades de España, Colombia y de aquí, de Nueva York, para interrumpir esta sorprendente ruta de contrabando". La fiscal del distrito que incluye a la Gran Manzana, Bridget Brennan (jefa de Andrés Torres, responsable de la investigación) puso el acento en la coordinación entre las Fuerzas de Seguridad de los tres países como elemento clave para llegar hasta los responsables del entramado criminal que empleaba al Juan Sebastián de Elcano como tapadera para el tráfico de estupefacientes hasta el verano de 2014. Al hilo de ello, ahora se sabe que las autoridades colombianas llevaban tres años (desde 2011) detrás de la pista del grupo de traficantes responsable de las drogas encontradas en el buque escuela, pero no habían podido detener a nadie. Sí lo consiguieron tras contactar con el fiscal norteamericano, a quien aportaron cientos de horas de grabaciones de conversaciones telefónicas de los proveedores implicados en el esquema del Elcano. Las mismas pesquisas determinaron que la organización pretendía colar en el histórico velero entre 300 y 400 kilos de droga en la siguiente singladura (en 2015) y que otro de los lugares en los que podrían haberse producido desembarcos de estupefacientes, además de Pontevedra, Cádiz y Nueva York, habrían sido las Islas Británicas, Holanda o Bélgica, puntos de paso del emblemático navío.
La investigación determinó que los detenidos pensaban transportar entre 300 y 400 kilos de estupefacientes en 2015
Entrando de lleno en los hechos ocurridos en la metrópolis estadounidense (en lo que afecta a los tripulantes del Elcano), el Tribunal Militar Territorial Primero dictará penas de dos años de cárcel para Francisco Ramón M.S., Manuel Jesús R.F. y Jimmy Enrique V.C., alias James. Todos ellos se confesaron culpables y, dado que estuvieron en prisión tras reconocer los hechos, obtendrán el favor de la Fiscalía, que, eso sí, les pedirá que testifiquen en la vista oral. Serán condenados a dos años de prisión y no volverán a ingresar en el centro penitenciario. El citado James reconoció haber recogido siete kilos de estupefacientes en Cartagena de Indias, escondiéndolos en su ropa interior, para entregarlos posteriormente en una bolera de Manhattan. Percibió por ello 36.000 dólares. Sus dos compañeros habrían cobrado, según su testimonio, 9.000 cada uno. Serían los "dos desconocidos" que pusieron en alerta a los agentes de la DEA al aparecer mezclados con los camellos del Bronx.
Pero la cocaína y la heroína que salieron del Elcano en Nueva York tienen a otros cuatro presuntos responsables en España que, por ahora, no reconocen su culpa. Se trata de Manuel Francisco S.P., alias El Naca, un exfutbolista andaluz cuyo arresto sorprendió mucho en su entorno. Ocupaba el puesto de cocinero del buque. Era el civil que, según sostienen los agentes, contactaba con el intermediario que, a su vez, establecía conexión con los dueños de la droga: los ya condenados a siete y ocho años de cárcel, respectivamente, Jorge Hoayeck y Alberto Álvarez-Siado (asunto relatado con detalle el domingo en estas líneas). El cocinero, que también está siendo investigado por la supuesta introducción de los 127 kilos que llegaron a España a través de la ría de Pontevedra, se relacionaba con Mondongo, taxista de Cartagena de Indias. Se enfrenta a una posible pena de cinco años de prisión por los cargamentos dirigidos a Estados Unidos.
Tampoco reconoce por ahora su participación en los hechos el cabo segundo José Ramón D.C., que supuestamente percibió 1.000 euros por esconder la droga en la planta de residuos del buque. El fiscal pide para él cuatro años y medio de cárcel.
Difícil defensa tienen, por último, Francisco V.B. y Rafael V.H., los dos marineros que entregaron la droga que apareció en New Jersey, el segundo de los cargamentos detectados en Norteamérica procedentes del histórico velero. La Fiscalía habla de unos 20 kilos que llegaron a manos de los narcos locales en el hotel Holiday Inn Express y pide cinco años de cárcel para cada uno.
Las penas de cárcel serán escasas: dos años para los que han confesado los hechos y un máximo de cinco para los demás
Con el asunto de la Gran Manzana muy cerca de su final definitivo (todo apunta a 16 condenas, las nueve de Nueva York, colombianos incluidos, y las más que previsibles siete de España, dos de ellas ya aseguradas), continúa en el aire la pieza separada que se abrió para depurar responsabilidades sobre los 127 kilos de cocaína que llegaron a España. El caso acaba de ser reabierto por el Juzgado Militar en base a nuevos indicios que situarían a Manuel Francisco S.P., el ya mencionado cocinero andaluz, en el ojo del huracán, lo que le llevaría, si prospera la acusación, a una segunda condena. El juez tenía previsto llamar a declarar al panadero y al despensero, pues tal cantidad de droga no entra en los calzoncillos de nadie: tuvo que llegar en cajas, mezclada con víveres, en el puerto de Cartagena de Indias.
Casi cinco años después de aquellos hechos, precisamente hoy, 4 de marzo de 2019, el afamado buque escuela de la Armada se halla en ese mismo puerto colombiano haciendo su habitual escala. Su comandante el, capitán de navío Ignacio Paz García, explicó el viernes, tras la llegada del buque al puerto colombiano, que este actualmente se encuentra en "un crucero de instrucción de seis meses, 180 días que arrancó después del día de Reyes Magos en Cádiz" y finalizará en la Escuela Naval Militar de Marín "para celebrar allí el día del Carmen, el 16 de julio".
Como parte de su programación, el velero tiene previsto pasar el 75 por ciento del tiempo navegando y el restante en los puertos que visita. Paz García dijo que en esta ocasión tuvieron la suerte de contar con buen viento en popa y pudieron cruzar el océano Atlántico desde Santa Cruz de Tenerife hasta San Juan de Puerto Rico a vela. El emblemático navío saldrá el miércoles de Cartagena de Indias hacia otro puerto que se puede considerar "caliente" en relación con el narcotráfico: el de Veracruz (México).
Otro de los elementos que pudo influir en los marineros a la hora de involucrarse en tan turbios negocios en el histórico navío tiene que ver con las penas que les pueden caer por ello en base a la jurisdicción Militar, muy inferiores a las de la jurisdicción Penal.
