¿Cómo afectará el cambio climático a los jardines?

Tres investigadores analizan en el Campus el impacto del calentamiento en las zonas verdes urbanas  Mediante campanas suben la temperatura del suelo dos o tres grados, "el incremento previsto para la próxima década"
Jorge Durán Humia, Alexandra Rodríguez Pereiras y Guillermo Velo Antón en una de las parcelas del Campus en el que investigan. GONZALO GARCÍA
photo_camera Jorge Durán Humia, Alexandra Rodríguez Pereiras y Guillermo Velo Antón en una de las parcelas del Campus en el que investigan. GONZALO GARCÍA

Tres investigadores vinculados a la Boa Vila han iniciado un estudio científico en las parcelas del Campus sobre los efectos del cambio climático en las zonas verdes urbanas. Un ecosistema llamado a crecer por el previsible desarrollo de las ciudades, pero que suele estar en segundo plano cuanto la comunidad científica se afana en adivinar el impacto del calentamiento global.

Los investigadores son los biólogos Jorge Durán Humia (natural de Pontevedra), Alexandra Rodríguez Pereiras (pareja de éste, nacida en Vigo y residente en la ciudad capitalina) y Guillermo Velo Antón (natural de Marín). Los tres están inmersos en diferentes proyectos, pero decidieron embarcarse en esta aventura por la amistad que les une y que guardan con un cuarto investigador, Manuel Delgado Baquerizo, promotor del estudio inicial que ahora se replica en Pontevedra y en otras once ciudades de España y Portugal.

Oficialmente la investigación empezó a rodar en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, bajo el nombre "El microbioma urbano: biodiversidad y funcionamiento ecosistémico en un marco de cambio global (URBANFUN)". La idea fue objeto de una beca Leonardo de la Fundación BBVA y en líneas muy generales se puede decir que pretende analizar el efecto del cambio climático en la composición del suelo, la vegetación y el microbioma (conjunto de microorganismos) que habita en estos espacios urbanos.

Efectos. El proyecto es colaborativo y cruzará los datos que han empezado a recoger los doce grupos de investigadores mediante las mismas estructuras. Una especie de campanas plásticas con sensores que aumentan la temperatura dos o tres grados, "el incremento previsto para la próxima década", señala Jorge Durán.

Por el momento, son solo hipótesis, pero algunos indicios apuntan a que el calentamiento podría provocar que las plantas retirasen menos CO2 de la atmósfera y que los microorganismos, más activos conforme aumenta el calor, trasladasen más carbono del suelo al aire, lo que potenciaría el cambio climático.

La investigación se realiza de forma simultánea en doce ciudades de la Península y estudia el comportamiento de plantas y microorganismos 

En Pontevedra la investigación se lleva a cabo en cuatro parcelas del Campus en las que se han colocado ocho campanas. Una parte imita un jardín más urbano en el que se corta la hierba un promedio de cuatro veces al año. Y otra parte emula una zona de corta más extensiva, con una sola corta al año, similar al de un prado seminatural, "muy de moda en países como Alemania y Estados Unidos".

Los resultados serán comparados con los que se obtengan en zonas de esas parcelas al aire libre y serán contrastados con el resto de muestras vinculadas a la investigación. Así, los científicos podrán ver si los efectos del calentamiento "son más duros en el sur o en el norte" de la Península, así como las variaciones que se registran en función del tipo de suelo y las especies que habitan en ellos.

Observatorio. De entrada el proyecto tiene una duración de tres años, pero los investigadores esperan que se mantenga "todo el tiempo que sea posible". "Nuestra meta es que se transforme en un observatorio del cambio climático, porque estamos viendo que los efectos pueden variar, no tienen por qué ser acumulativos. Creemos que es importante ver los efectos a corto y largo plazo, pero dependerá del apoyo de las instituciones y de cómo se comporte la población, porque no sabemos si la zona puede ser o no objetivo de actos vandálicos", indica Jorge Durán.

Alexandra Rodríguez cree que el experimento pondrá de relieve que "tanto la temperatura como el tratamiento de corta del césped afectará muy significativamente la biomasa vegetal e incluso el número de especies vegetales y su abundancia respecto al resto". Además, considera que estos mismos factores afectarán al funcionamiento de los microorganismos y que los resultados de la investigación serán «bastante diferentes» en función del clima de cada localidad.

Por su parte, Guillermo Velo no pudo decir que no a una investigación sobre el cambio climático, sobre todo por ver el efecto "del aumento de temperatura en los espacios urbanos, la fauna, el microbioma o la vegetación".

Los tres investigadores han recorrido varios países antes de aterrizar en España, donde acusan la inestabilidad que sufre la mayor parte del gremio.

Alexandra Rodríguez trabaja como investigadora para la Universidad de Coimbra, el último destino de Jorge Durán, que ahora ha recibido una beca Ramón y Cajal para incorporarse a la Misión Biológica de Galicia. Guillermo Velo dispone de esta misma ayuda, pero con destino en la Universidade de Vigo, donde estudia el impacto de los sistemas urbanos en la fauna.

"No hay duda de que el cambio climático existe"
Al contrario de lo que defienden algunas organizaciones empresariales y políticas, Jorge Durán asegura que "dentro de la comunidad científica no hay ningún tipo de duda de que el cambio climático existe, que está causado por los seres humanos y es un gran problema. Pocas preguntas tienen tanto consenso".

Cómo echar el freno

Guillermo Velo comparte opinión y considera que entre las medidas posibles para frenar el impacto del cambio climático es prioritario "reducir el consumo de energías fósiles" y aumentar el de "energías más renovables". Tanto en la esfera pública como la privada, "pensando cada día" cómo avanzar en esta dirección.

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