El Concello inicia las obras para instalar lombos en Eduardo Pondal. La intervención forma parte del plan de barrios que se ha puesto en marcha en la ciudad con un doble objetivo: incrementar la seguridad vial y mejorar los espacios urbanos.
Las características de los pasos sobreelevados que se coloquen en carreteras de titularidad municipal serán similares a las recogidas por dos normativas estatales: la del Ministerio de Vivienda, que recomienda que los badenes se adapten a las aceras en las calles que disponen de estos elementos, y la del Ministerio de Fomento, que establece que los "lombos" no superen los diez centímetros de altura.
Según el criterio municipal, los reductores de velocidad deberán estar bien señalizados e iluminados y la pendiente media de sus rampas será del 10% y nunca superior al 15%. Esto supondrá que los accesos a los badenes deberán tener una altura de entre seis y 14 centímetros. Lo recomendable, según los técnicos, es elevar esta cota a un mínimo de ocho centímetros.
Además de su diseño, que tendrá a unificarse y que se recogerá en la futura ordenanza de movilidad, los "lombos" tendrán que guardar una distancia entre ellos de 25 a cien metros.
MÁS DE 900. El último informe del ingeniero municipal hecho público por el Concello cifró el número de lombos en 353. Según las últimas estimaciones, la capital cuenta ya con más de 900 pasos sobreelevados.
Los primeros reductores de velocidad se colocaron en 2004. Los instaló la Deputación en la subida a Monte Porreiro, en la avenida de Bos Aires, tras la presión de los vecinos.
