El Concello mantendrá la vigilancia sobre el recinto del 'botellódromo'

La Policía Local intensifica sus investigaciones sobre el grupo de jóvenes que está causando inseguridad ciudadana ►La ausencia de denuncia dificulta el avance oficial de las pesquisas
Menores en el 'botellódromo' de Pontevedra. DAVID FREIRE
photo_camera Menores en el 'botellódromo' de Pontevedra. DAVID FREIRE

El Concello de Pontevedra, conocedor de la problemática de inseguridad ciudadana surgida alrededor del recinto del botellódromo, mantendrá una especial vigilancia sobre la zona. Fuentes municipales explicaron que son conscientes de las denuncias vertidas a través de redes sociales en las que se daba cuenta de presuntos delitos de odio, hurtos o amenazas en el enclave con menores de edad como víctimas, pero señalan que la ausencia de una denuncia por la vía formal dificulta el avance de las pesquisas de cara a identificar a los sospechosos.

La Policía Local, por su parte, aumentará su presencia en el enclave, ya rutinaria desde su reapertura en el mes de octubre. Los agentes tienen centrado el foco en un grupo de adolescentes de entre 14 y 17 años que estarían detrás de las prácticas denunciadas. Sin embargo, señalan que la complicación es máxima cuando los hechos se producen en la impunidad, en los momentos en los que las patrullas no están presentes en el lugar.

Informes procedentes de especialistas apuntan a que la existencia de lugares en los que el consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública está permitido, como es el caso del botellódromo del Recinto Feiral de Pontevedra, acaban siendo un caldo de cultivo para delitos de mayor o menor gravedad que se desencadenan en los citados entornos, todo ello con la influencia del consumo excesivo de bebidas alcohólicas y, en ocasiones, también de estupefacientes, como telón de fondo.

El principal modus operandi de este grupo de jóvenes delincuentes, además de proferir insultos por cuestiones de género y acosar a chicas y a chicos, consiste en hurtar las botellas que los menores adquieren para consumir en el recinto. En medio de la confusión generada buscan que se produzcan altercados, empujones y peleas, y aprovechan para hacerse con los móviles de los demás jóvenes.

Los presuntos autores de los hechos juegan con la ventaja de su corta edad. Muchos no rebasan los 16 años, por lo que la acción policial y judicial sobre ellos se limita mucho ante según qué supuestos. Al mismo tiempo, la coacción y la amenaza que ejercen sobre el resto de menores les sirve para que las víctimas no den el paso de presentar la denuncia.