El Concello de Pontevedra retiró este año 290 huevos y 136 nidos de gaviotas y 406 palomas

 Entre mayo y septiembre, la empresa contratada por el Gobierno local, Larus Control, recorrió 222 tejados de la ciudad y localizó 142 nidos de gaviota patiamarilla
Un trabajador de recoge huevos de gaviota. DP
photo_camera Un trabajador de Larus Control recoge huevos de gaviota. DP

Un total de 142 nidos de gaviota localizados y 136 desmantelados, así como 290 huevos recogidos y 70 polluelos retirados. Ese es el balance de la campaña de control de gaviotas patiamarillas puesta en marcha este año en la ciudad por el Concello de Pontevedra con el objetivo de controlar la población de estas aves que en ocasiones generan tantas molestias en los entornos urbanos y evitar así su multiplicación indiscriminada.

En cinco meses, entre mayo y el pasado septiembre, la empresa Larus Control, contratada por la Administración local para encargarse de esta tarea, recorrió 222 tejados de la Boa Vila obteniendo unos resultados que, según explicó el Gobierno local, van en la línea de los conseguidos en los últimos años.


"Nesta anualidade recibíronse reclamacións sobre novas ubicacións e atendéronse practicamente a totalidade das do rexistro de direccións onde se dou a cría da especie noutras anualidades, conseguindo un número mínimo de nacementos, polo tanto, minimizando durante o servizo as molestias para os veciños do concello de Pontevedra", indicó la Concellería de Desenvolvemento Sostible e Medio Natural.

El Concello lleva años realizando de manera sistemática controles de la población de gaviotas y palomas en la ciudad

Tal y como apuntó el edil responsable del área, el socialista Iván Puentes, "o control da poboación destas aves é un traballo que dá froitos se se fai de maneira sistemática e regular, como é o caso", puesto que "as gaivotas patiamarelas son animais de costumes fixas, que adoitan aniñar sempre nos mesmos sitios", algo que facilita la localización de sus nidos año tras año. "Ao ir retirando os ovos todos os anos, as parellas vanse cansando e minoran a posta e a poboación de aves vai envellecendo e conseguimos ir mellorando os datos", aclaró.

Todo esto se hace, añadió Puentes, "buscando o equilibrio", puesto que no hay que olvidar que se trata de una especie que también cumple su función en el ecosistema, ayuda a eliminar restos y que su población está disminuyendo incluso en el hábitat natural, pero también es necesario controlar el número de ejemplares en la ciudad por las molestias que generan y así lo demanda la gente.


Aunque es bastante habitual ver a alguna de estas aves o a palomas intentando coger los pinchos que se sirven en las terrazas de muchos establecimientos de hostelería e incluso tirando al suelo platos o copas, los pontevedreses se han acostumbrado a convivir con ello, pues el Concello explica que no ha recibido quejas específicas por este tipo de hechos. Así, precisó que el servicio de control de estas aves lleva años establecido y la gente que lo requiere lo hace para eliminar nidos de las cubiertas de los edificios.  

Es más, de los 70 polluelos de gaviota retirados, 58 estaban en tejados y solo otros 12 en patios, calles o terrazas.

Pero si las gaviotas pueden llegar a generar molestias, las palomas no se quedan atrás, por eso la campaña puesta en marcha con Larus Control también se centró en esta especie. Concretamente, el Concello le contrató el control de estas aves en el entorno de A Ferrería y de la Praza de España, que son las áreas en las que más abundan. Entre mayo y septiembre, la empresa capturó 406 ejemplares de paloma común, consiguiendo minorar el problema en estas zonas, según detalló el departamento de Desenvolvemento Sostible e Medio Natural.

El control de palomas es más complicado porque crían de una forma más intensa y anidan en cualquier sitio

El control de palomas es, tal y como apuntó Iván Puentes, más complicado, puesto que crían de una forma mucho más intensa, anidan en cualquier lugar y, además, "aínda que a poboación pide que se controle o seu número, despois tamén hai o costume de alimentalas, e iso xera un círculo vicioso que favorece que se reproduzan máis e fai máis difícil controlalas".

Además, y pese a esa visión romántica que existe sobre ellas, "as pombas son importantes transmisoras de enfermidades e teñen parásitos, e por todo iso é importante manter a súa poboación á raia", añadió el concejal. 

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