El Concello sacará a licitación las vacantes de los dos mercadillos ambulantes que hay en Pontevedra. El de A Xunqueira, que se celebra todos los sábados en la calle Rafael Areses, ofertará 33 puntos de venta. De ellos, 25 están pensados para las personas que tengan negocios de ropa y calzado, cuatro para puestos de alimentación y otros cuatro para la comercialización de flores y plantas.
En la feria de Estribela saldrán a concurso 22 vacantes, de las cuales 16 estarán destinadas a la venta de distintos artículos y las seis restantes a negocios vinculados con el sector de la alimentación.
La Concellería de Promoción Económica, que dirige Anabel Gulías, dispone ya del borrador con los pliegos que servirán de base para ocupar estas plazas. El documento deberá pasar ahora por el filtro de los técnicos, concretamente por los informes de los servicios de Intervención y Asesoría Xurídica. Una vez superado este filtro, el siguiente paso será dar publicidad a la convocatoria a través de su exposición pública.
La intención del Gobierno local es que las autorizaciones del mercadillo sean por un año, con posibilidad de prórrogas hasta diez, igual que ocurre con el resto de los vendedores ambulantes. En la licitación solo se admitirá una solicitud por puesto, de modo que una misma persona no pueda optar por varias vacantes a la vez. Además, los actuales concesionarios no podrán participar en este proceso.
EN TRES MESES. El Concello estima que los trámites para cubrir los puestos vacantes en las dos ferias tardarán al menos tres meses. Si el calendario se cumple y no hay retrasos, Pontevedra estaría en condiciones de abrir la convocatoria durante el verano.
El objetivo de la Concellería de Promoción Económica es que estos mercadillos tengan una oferta mayor para atraer a más clientes. El de A Xunqueira cuenta con 78 puestos, de los cuales 45 están ocupados. La feria ambulante de Estribela tiene 58 puntos de venta, aunque solo 34 están en funcionamiento.
El Gobierno local trató en 2016 de trasladar esta feria de Rafael Areses a los antiguos terrenos de Tafisa. La propuesta municipal cayó en saco roto por la negativa de los vendedores ambulantes a cambiar de ubicación. La apuesta del sector, decidida en asamblea, fue trasladar sus puestos a la Praza de Barcelos o la Alameda.
