Conciliación, la eterna materia pendiente

Renuncias laborales, largas jornadas fuera de casa y abuelos 'canguro' frente a horarios de trabajo flexibles y ayudas. El 50% de las familias españolas hace malabares sin recurrir a cuidadores profesionales por cuestiones económicas
Familias de Pontevedra acompañan a los escolares el primer día de curso en el CEIP de Barcelos. GONZALO GARCÍA
photo_camera Familias de Pontevedra acompañan a los escolares el primer día de curso en el CEIP de Barcelos. GONZALO GARCÍA

Desayunan en el colegio, gracias al Plan Madruga, y encadenan cinco horas de clase, comedor escolar y actividades durante la tarde hasta volver a casa con sus padres, con el tiempo justo para deberes, ducha, cena y sueño. Es la rutina diaria de muchas familias y, en la mayoría de los casos se debe a la imposibilidad de conciliar de otro modo la vida laboral y personal.

El 17,1% de las personas de 18 a 64 años de España con hijos menores de 15 años utilizó habitualmente servicios profesionales para el cuidado de sus hijos, según datos del INE actualizados en 2021. Si ambos progenitores trabajaban fuera de casa, el porcentaje rondaba el 20%. Y es que la mitad de las personas empleadas no pudo modificar su jornada laboral para poder asumir responsabilidades relacionadas con el cuidado de otras personas, según una encuesta de la EPA de ese mismo año.

Del 80% restante, quienes no pudieron costearse esta ayuda (casi el 50%) se organizaron en solitario —sobre todo familias monomarentales— o en pareja —que, en muchos casos, supone renunciar a su vertiente laboral— y casi un 20% pidió ayuda a los abuelos y otros familiares.

Centros educativos

¿Son soluciones a la conciliacion o son parches? El debate está servido, sobre todo después de la propuesta del PSOE madrileño de ampliar el horario de los centros educativos para acoger —gratis— a esos escolares cuyas familias hacen malabares a diario. El sentir general es que son los horarios laborales los que deben adaptarse a la conciliación familiar y no al revés, pues los que se llevan la peor parte son los menores.

La pandemia y el teletrabajo abrieron una rendija por la que se adivinaba un futuro en esa línea, que en la mayoría de los casos acabó con un portazo, por no hablar de que teletrabajo no es equivalente, ni mucho menos, a disposición absoluta para el cuidado. Aunque a veces ayude.

"La conciliación nunca fue el objetivo de las administraciones públicas. Nunca se planteó, pero ahora se dan cuenta de que las familias no tienen niños", advierte el presidente de la Federacion Provincial de ANPA de Pontevedra (Fanpa) y de Confapa (la federación gallega), Rogelio Carballo. Con el brusco descenso de la natalidad y la amenaza de un futuro cada vez más envejecido "parece que empiezan" a mover ficha.

"Las actividades extraescolares son fundamentalmente para conciliar", sostiene, aunque "tal como está el curriculum atienden a competencias que no se desarrollan" en horario lectivo, por lo que "añaden calidad" a la educación. En cuanto al comedor escolar, su alta ocupación en Pontevedra evidencia la necesidad de este servicio para conciliar. "Nos sorprendió que hubiera tanta demanda", sobre todo porque barato no es, pero refleja lo imprescindible que es en algunas familias. "Incluso tuvimos que hacer dobles turnos".

"La conciliación nunca fue el objetivo de las administraciones, pero ahora se dan cuenta de que las familias no tienen niños", asegura Rogelio Carballo

Corresponsabilidad 

Carballo considera que los colegios "no deberían ser" la solución para que los escolares pasen allí las tardes, pero "nadie puede decirle a una familia que opte por esa opción que es culpable. Ya nos gustaría que las familias no tuvieran que conciliar de esta forma". Eso sí, puntualiza, los centros educativos "deberían estar abiertos" en horario no lectivo para que la sociedad pudiera beneficiarse de unas instalaciones "que nos salen carísimas" y que "no tiene sentido que estén cerradas".

Al contrario que el comedor, las extraescolares no reciben tantísima demanda o al menos esa es la percepción de empresas del sector, como Anias. "Toda esta incertidume, a crise enerxética... Todo axuda a que a xente non se decida por actividades non imprescidibles", apunta su gerente, Ana Carballal. Es la economía, una vez más, la que gana el pulso a la situación. "De feito —explica—, ofertamos un programa ampliado en colexios para as tardes, porque nos transmitían que había moita demanda, pero á hora da verdade non se apuntaron".

La pelota está, una vez más, en el tejado del tejido empresarial y su reticencia a adaptar horarios a las necesidades familiares. Ángela Comesaña, al frente de la Secretaría da Muller de Comisiones Obreras en Pontevedra, explica que una herramienta que podría ayudar en esta línea son los planes de igualdad que ahora, por ley, están obligados a desarrollar en las empresas con más de 50 empleados. "Os horarios poderíanse adaptar na medida que axuden á conciliación, pero depende moito da filosofía das empresas e do sector ao que pertenzan".

Considera que cuanto más volumen y más personal tengan "máis fácil resulta adoptar medidas", pues en otras más pequeñas "é máis complicado", así que "danse pasos moi amodo". Como ejemplo de esas "empresas reticentes" que no tienen la conciliación familiar de sus trabajadores en la lista de prioridades pone a la adjudicataria del servicio de limpieza de los hospitales Provincial y Montecelo, en los que el 95% de la plantilla es femenina. "Ningunha delas ten postos de responsabilidade nin opta a unha promoción e non se quixeron incoporar medidas en materia de igualdade", lamenta.

Este, reconoce, es un "caso extremo", pero "dá unha idea do que pasa nas empresas feminizadas pero xestionadas por homes, que teñen ese aire patriarcal" que impide romper "o teito de cristal".

Otras, por el contrario, "van avanzando", aunque en muchas ocasiones estas medidas a favor de la conciliación "son difíciles de aplicar se as piden moitos empregados". Por eso la representante sindical subraya la necesidad de conseguir que "todo o mundo poida ter unha vida compatible entre o traballo e a familia" y, además, "é fundamental traballar pola corresponsabilidade no fogar". "Hai que cambiar a sociedade para que as empresas evolucionen con ela". Así, añade, "non poder conciliar co traballo fai que baixe a natalidade" y, por el contrario, flexibilizar horarios y poder "facer bolsas de horas" para recurrir en momentos concretos sería un punto a favor. "Moitas empresas non se decatan de que ter unha boa actitude ante a conciliación axuda á motivación do plantel, á produtividade e a dar unha boa imaxe, ademais de fidelizar ao traballador".

Teletrabajo

Desde el lado de las empresas sostienen que este asunto se dan "infinidad de situaciones", en palabras de José María Corujo, presidente de Aempe (Asociación de empresarios da pequena e mediana empresa de Pontevedra). En este tipo de firmas "no es donde peor se da la conciliación, porque habiendo más contacto directo entre el trabajador y el empresario hay más facilidad" para llegar a acuerdos, también "entre los propios compañeros".

En su caso concreto, ejemplifica, "nunca hubo un problema" en los "casi 40 años" trascurridos desde que abrió su despacho. Además, "el teletrabajo ayuda mucho en ese sentido y durante la pandemia estuvimos casi todo el tiempo en casa". Admite, sin embargo, que en otros sectores, como el comercio, "la actividad no lo permite". Por eso considera que "lo prioritario es la buena voluntad de las partes", ya que a la empresa "le interesa que el empleado pueda llevar bien la vida familiar, pues es repercutirá positivamente en el trabajo. Es de sentido común".

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