El tránsito de viandantes y vehículos por la plaza de Méndez Núñez vuelve a la normalidad, después de que el jueves por la tarde se levantase el perímetro de seguridad establecido por la Policía Local ante el riesgo de que pudieran caer a la vía algunas ramas del gigantesco magnolio que preside el enclave.
La poda selectiva desarrollada en los últimos días por la Brigada de Obras e Xardíns del Concello ha llegado a su fin y ahora compete a los propietarios del solar donde se asienta el árbol ocuparse de su mantenimiento y estabilidad. Concretamente de velar por las dos grandes grietas en su tronco que se detectaron el miércoles por la tarde y que desataron las alarmas en el centro histórico.
De hecho, el Gobierno local ya le ha dado traslado a la familia titular de la parcela para que adopte esas medidas «con carácter urxente». La premura deriva del fundado temor de que las incisiones puedan ser consecuencia de una enfermedad del centenario ejemplar, por lo que las posibles soluciones deben adoptarse con la máxima celeridad.
En este sentido, operarios municipales y agentes de la Policía Local inspeccionaron el jueves minuciosamente el tronco y, tras localizar el foco del problema, decidieron acordonar la zona como precaución ante posibles desprendimientos.
De este modo, los jardineros pudieron trabajar con comodidad para talar las ramas más elevadas y el exceso de peso que arrastraba el magnolio, de más de 30 metros de altura, que podría haber motivado su resquebrajamiento.
El operativo se prolongó durante la tarde del miércoles y toda la jornada de ayer, suscitando el interés de numerosos ciudadanos por el estado de un árbol que es ya todo un emblema para la ciudad y que si no figura en el catálogo de árboles históricos es por encontrarse en una finca privada.
Con el levantamiento del cordón de seguridad, tanto los transeúntes como los escasos vehículos que frecuentan la zona (básicamente, de suministro) pudieron recuperar su rutina y volvieron a cruzar por la céntrica plaza mientras los operarios municipales retiraban los últimos restos de ramas.
