Condenas que suman 19 años de cárcel para una pequeña red de narcos que operaba en O Salnés

Los ocho acusados se conformaron con la rebaja que les ofreció la Fiscalía, quien tuvo en cuenta la atenuante de confesión de los hechos efectuada por los implicados
Algunos de los encausados, este martes, en la Audiencia Provincial de Pontevedra
photo_camera Algunos de los encausados, este martes, en la Audiencia Provincial de Pontevedra

Ocho vecinos de O Salnés (vecinos principalmente de Vilagarcía) reconocieron este martes, en la Audiencia Provincial, formar parte de un entramado dedicado a la venta de droga (cocaína y hachís) a pequeña escala y se conformaron con la sustancial rebaja en la condena que les ofreció el Ministerio Fiscal.

A los considerados como los tres cabecillas de la red, Abraham Díaz, Gonzalo Galván y Manuel García, se les impuso una pena de tres años de prisión y una multa de 75.948 euros a cada uno. Tal y como admitieron, los dos primeros se encargaban de conseguir la cocaína y de repartirla entre sus distribuidores, mientras que el tercero les daba cobertura física, al alquilarles la vivienda donde almacenaban, mezclaban y preparaban la droga.

En el registro efectuado por los investigadores se encontraron multitud de útiles para adulterar la cocaína, balanzas, más de un kilo de sustancia de corte y 242 gramos de droga.

En los domicilios de Abraham y de Gonzalo se hallaron unos 870 gramos de cocaína de gran pureza, más de 5.200 euros, balanzas y dos pistolas de fogueo.

RESTO DE LA TRAMA. Los otros cinco miembros de la red se conformaron con dos años de prisión y multa de 1.500 euros, salvo en el caso de Marcelino Baloiras, que era uno de los proveedores de droga de los dos cabecillas, cuya cuantía se eleva hasta los 6.058 euros.

A la hora de rebajar la condena inicial, la Fiscalía tuvo en cuenta la atenuante de confesión de los hechos efectuada por Francisco Javier Padín, Pablo Padín, Alberto Reiriz y Guillermo Irago. Los tres primeros realizaban tareas de distribución de cocaína, hachís y marihuana entre los consumidores, mientras que el último suministraba heroína a la trama a través de Alberto Reiriz.

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