La contaminación acústica es "un veneno invisible" que provoca un deterioro en la calidad de vida y en la salud de los ciudadanos y requiere "planes de acción concretos" de las administraciones públicas y el respaldo de todos los ciudadanos, asegura Yomara García Viera, presidente de la asociación Juristas contra el Ruido.
Esta organización participó, junto con la Confederación Estatal de Asociaciones Vecinales (Ceav), la Federación Nacional Contra la Contaminación Acústica y en Defensa del Patrimonio (Facuspat), la Federación de Asociaciones Contra el Ruido y la Sociedad Española de Acústica (Sea), en la Campaña contra el Ruido 2023 que culminó coincidiendo con el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, que se celebra cada último miércoles de abril desde 1996.
Todos ellos habían convocado a más de 2.600 asociaciones y entidades nacionales relacionadas con el sector a un minuto de silencio hace unos días para dar conciencia de las molestias y los daños que generan tanto en las personas como en los animales e incluso en los bienes materiales los excesos acústicos del "tráfico, las terrazas, los gimnasios, los aparatos de aire acondicionado, los extractores, los festivales, los botellones o los gritos vecinales", entre otros factores.
"Los ciudadanos están siendo sometidos a una tortura acústica" debido a la vulneración de las normativas vigentes, que "no se aplican debidamente ni en tiempo ni en forma", denuncia García, "con expedientes que se dilatan durante meses o que acaban caducando, mientras la gente sigue sufriendo sin que se resuelva el problema".
"El ruido mata" y esto es un hecho que "en el caso de España empeora año tras año", como muestran las cifras de atención sanitaria, ya que solo en la Comunidad de Madrid están registrados unos 6.000 ingresos urgentes anuales relacionados con problemas generados por la desmesura acústica -que implican unos gastos de 83 millones de euros- y, entre la población mayor de 65 años, se le considera la causa de hasta 280 muertes cada año, según análisis efectuados por el Instituto de Salud Carlos III.

La misma entidad concluye que el ruido también esta relacionado con los ingresos hospitalarios de salud mental de urgencia en general para todos los grupos de edad y, en el caso de Madrid, supone un porcentaje del 5,5% del total de ingresos anuales. La realidad es que, aparte de la sonoridad de las calles, mayor en grandes ciudades, en las pequeñas urbes también puede ser grave si la fuente del mismo es constante o se produce de noche.
Aviso de la OMS
Aún más, la Organización Mundial de la Salud advierte que mil millones de jóvenes se encuentran actualmente "en riesgo de padecer pérdida auditiva" y García lamenta que el exceso de ruido "destroza familias y acorta la vida", puesto que está vinculado con afecciones como "la demencia, el ictus, las enfermedades cardiovasculares, la depresión, la ansiedad e incluso el absentismo laboral y escolar".
Son problemas que "durante mucho tiempo han sido ignorados de forma general, salvo por quienes los sufrían", o bien han sido "minimizados achacándolos a circunstancias extraordinarias, concretas o temporales" e incluso en ocasiones considerándolos "irresolubles". Por ello, las organizaciones incluidas en la Campaña contra el Ruido han pedido "superar la ambigüedad" y aplicar "una acción decidida" tanto de las administraciones públicas como de la ciudadanía.
Este planteamiento urge a los emisores de contaminación sonora a "introducir la variable acústica desde el inicio, con el adecuado aislamiento y acondicionamiento que permiten hoy en día las mejoras técnicas disponibles", así como al cumplimiento de las obligaciones legislativas y al respeto de los derechos de los demás en favor de "la salud y la pacífica convivencia".
Pontevedra: A la Policía Local no le constan apenas denuncias
Un estudio realizado por la red de centros auditivos Aural, a través de la plataforma Ipsos Digital, confirma que el 88% de la población española considera que que los ruidos urbanos afectan su calidad auditiva, y el 85% están preocupados por el impacto que estos pueden tener en su salud auditiva.
En concreto, se ha identificado que el tráfico es el ruido urbano que genera mayor malestar entre los españoles (70%), seguido por el ruido de la construcción (50%), el ruido de las sirenas (41%) y el bullicio (42%). Además, el 72% de los españoles relacionan el sonido del tráfico como el sonido predominante de su ciudad, ocultando los sonidos naturales.
También, más de la mitad de la población experimenta consecuencias de los ruidos urbanos. Entre ellos, los más comunes son los problemas para dormir (58%), el estrés (51%) y los dolores de cabeza (49%). Otro dato alarmante es que el 96% de los encuestados afirma que el ruido en las ciudades ha aumentado en los últimos 30-40 años, confirmando que es un problema creciente desde hace décadas.
Más avisos en pandemia
Afortunadamente, en la ciudad del Lérez apenas se registran denuncias en este aspecto. "No suele ser habitual. En el centro apenas hay avisos de este tipo y en el rural, hay muy pocas", afirma el portavoz de la Policía Local de Pontevedra, Manolo Omil.
Y aunque sí que hay "alguna llamada" a la semana, la mayoría "suelen ser falsas". "Muchas veces se trata de vecinos que protestan y, en la mayoría de los casos no están ni siquiera en el domicilio", añade Omil.
De hecho, asegura el portavoz de la Policía Local, "ahora hay muchísimas menos denuncias que en la pandemia". Esto se debe a que durante la época covid, mucha gente organizaba fiestas en pisos, algo que era ilegal y que despertaba el malestar de los vecinos, que llamaban a los agentes alertando de la situación.
Entre 600 y 30.000 euros
Cuando se abre un expediente sancionador por infracción a la Ordenanza Municipal de Medio Ambiente y Contaminación Acústica, las sanciones económicas a las que tienen que hacer frente los responsables son cuantiosas. De hecho, la multa mínima en estos casos es de 600 euros y la máxima alcanza los 30.000, según la gravedad del caso.
Ismael Arán, jefe de Otorrinolaringología del CHUP: "El único tratamiento es la prevención, evitando el ruido utilizando cascos de protección"

¿En qué situaciones o a partir de qué límites puede afectar el ruido al oído?
Puede afectar de dos maneras. Puede ser un ruido intenso y muy agudo, como una explosión, la cual produce un daño agudo en el oído, una sordera brusca y severa. Por suerte es raro, y sobre todo se da en militares o cazadores. Es mucho más frecuente el segundo tipo de afección, que es la exposición de forma continuada a un ruido de menos intensidad, pero constante, algo que sobre todo ocurre a nivel laboral. Hay unos niveles que se consideran de normalidad y que llegan hasta los 75 decibelios. Hasta ahí, el ruido es soportable y no va a producir daños, pero a partir de ese umbral a medida que se incrementa el ruido más daño produce. Especialmente, si se hace muchas horas al día, lo que puede dar lugar a una enfermedad que se considera de tipo laboral.
¿Qué efectos puede provocar en el organismo?
Muchos. Puede reducir la capacidad auditiva, dificulta la comprensión de las palabras y , por tanto, cuesta más relacionarse con otras personas. Además, puede producir síntomas tan variopintos como hipertensión, taquicardias, probelmas gástricos, alteraciones del sueño, depresión...
¿Son efectos reversibles?
Es reversible hasta cierto punto, porque hay un grado en el que se convierte ya en irreversible y progresivo. Por eso es importante la detección precoz de este problema. Lo habitual es hacer una audiometría a las personas que trabajan en ambientes con ruido, porque en esos estudios hay ciertas características que te permiten saber si posibilidades de remontar el problema o no.
¿Cuál sería ese límite?
Dentro de las frecuencias agudas, hay una, de 4.000 hercios, que es característico que se dañe en distintos pacientes como, por ejemplo, personas con un trastorno por un ruido laboral, personas melómanas que escuchan música con cascos o gente joven que abusa del ruido en los auriculares.
¿Cómo se tratan?
No tienen tratamiento, ese es el problema. El único tratamiento es la prevención, es decir evitando esas exposiciones al ruido y utilizando cascos de protección. Después se han hecho múltiples con medicación, sobre todo con complejos vitamínicos. Se supone que mejoran el funcionamiento de las células auditivas, pero no está muy claro.
Lleva muchos años en el servicio. ¿Ha aumentado la incidencia de este tipo de patologías?
Sí, ha aumentado, porque cada vez hay más empresas y el ruido se hace más intenso. Hay que pensar que 85 decibelios, que es un ruido muy intenso, ya se registran al lado de un camión. Y 95 cuando estás en una fábrica donde hay maquinaria.
¿Hay poca consciencia con los efectos?
Somos muy pocos conscientes hasta que nos viene el problema. Ahí pedimos soluciones cuando, por desgracia no las hay. La única solución cuando hay una pérdida de audición importante es poner audífonos.