Han pasado 23 años desde que Ricardo Fernández Guerra decidiese dedicarse a la cocina. De todos estos años, se queda con los últimos, que asegura estar "disfrutándolos mucho más".
Por el CIFP Carlos Oroza pasan cada año cerca de 450 alumnos que buscan una salida profesional. Sin embargo, algo ha cambiado en los últimos tiempos y la esencia de la cocina de siempre se ha perdido en buena parte. "Cando eu empecei non había programas como Masterchef. Antes era máis vocacional, agora parece que os cociñeiros son estrelas e algúns alumnos veñen confundidos por iso", afirma.
Fernández Guerra llegó por casualidad a la cocina. Se matriculó en Empresariales pero los problemas para viajar cada día a Santiago le hicieron cambiar de rumbo. Y sin saber hacia donde guiarlo llegó su ángel de la guarda, un trabajador del hospital en el que su hermano había ingresado y le ofreció dedicarse a ello. "Non era a miña vocación, pero decidín estudialo", relata. Ahora todo ha dado un giro radical. Recuerda con especial cariño sus inicios, sobre todo su coincidencia con Martín Berasategui. A partir de ahí se abrieron sus puertas en la hostelería. "Estudaba e traballaba pero non era capaz de facer todo e parei no restaurante. Ofrecéronme facer as prácticas con Berasategui e foi a mellor decisión. Coñecín outro mundo, outra cultura", señala.
LA FORMACIÓN, LA CLAVE. A partir de ahí, todo fue rodado para un Ricardo que no dejó de formarse en ningún momento. Pero su punto de inflexión llegó a los 30 años, cuando decidió encarrilar su vida mediante unas oposiciones que le llevaron directo a lo que es ahora, aunque por el camino dejó piedras por esquivar. "Presenteime a tres oposicións (Cocinero de la Xunta, Profesor y Jefe de cocina) e aprobei as tres, pero ninguén está preparado para ser profesor. Eu sabía moito de cociña pero cando me puxeron nunha clase con 25 alumnos non sabía que facer", afirma. Ahora, da clases a alumnos con carrera universitaria, que acuden a centro para buscar una salida profesional a corto plazo y gracias a esto, ha descubierto que la formación es la clave del éxito.
Los tiempos han cambiado y las formas de ver la cocina también. Aún así, Ricardo sigue defendiendo la "comida da casa", por lo que se ha metido de lleno en un proyecto de recuperación de recetas antiguas que desempolvan las tradiciones culinarias de los abuelos. Un boceto que comenzó antes de la pandemia y continuará avanzando, esta vez con la pretensión de preparar las recetas en el restaurante y contar con los propios dueños de ellas como invitados especiales. Un paso más en la carrera de este maestro de la cocina.