A Coruña sigue a Pontevedra en la puesta en marcha de la zona 10

El modelo pontevedrés se ha convertido en un ejemplo a imitar para aumentar la seguridad vial y reducir accidentes. El aumento del tráfico constata que la capital "volve a activarse"
La Avenida de María Victoria Moreno este martes, con más tráfico que en las semanas anteriores por la recuperación de la actividad. G.GARCÍA
photo_camera La Avenida de María Victoria Moreno este martes, con más tráfico que en las semanas anteriores por la recuperación de la actividad. G.GARCÍA

A Coruña también le pondrá coto a la velocidad a la que circulan los coches por sus vías urbanas. La ciudad herculina sigue a Pontevedra en la aprobación de medidas para mejorar la seguridad vial como la zona 30, que la capital de las Rías Baixas puso en marcha en 2010, y el límite a 10 kilómetros por hora, que la Boa Vila implantó el pasado mes de octubre en todo el casco histórico y en las principales calles de acceso al centro.

El Concello coruñés da este miércoles el visto bueno a las nuevas directrices, que no se aplicarán a todo el ámbito urbano. De hecho, las señales de 50 se mantendrán en algunas arterias, como las calles Fernández Latorre, Ramón y Cajal y entre la avenida Alcalde Pérez Ardá hasta la Ronda de Outeiro.

Javi. Colocación de sinais de límite 10 km /hLa zona 30 se establecerán en las vías urbanas y la de límite 10 será obligatorio en aquellas de plataforma única, es decir, en la que los peatones conviven con el tránsito de vehículos. En declaraciones recogidas por la agencia de noticias EFE, el Gobierno herculino considera que estas medidas harán aumentar "el protagonismo de las personas y de los peatones, reducir el número de accidentes de gravedad, limitar los daños al medio ambiente y ganar espacios públicos de mayor calidad urbana".

El argumento es el mismo que Pontevedra lleva utilizando desde hace más de dos décadas. El modelo pontevedrés, que se ha convertido en un ejemplo a imitar y que ha recibido ya siete premios internacionales, el último el de la Comisión Europea por sus políticas de seguridad vial, se inició con un polémico bando del alcalde que cerró el casco histórico al tráfico en 1999. El paso de coches no desapareció. Podían transitar por la zona vieja a un máximo de 20 kilómetros por hora. Ahí empezó la gran peatonalización de la capital de las Rías Baixas.

La transformación urbana continuó ganando cada vez más zonas destinadas a los viandantes. En 2004 se instalaron los primeros lombos en la avenida de Bos Aires. En la actualidad, su cifra se acerca al millar.

El sistema de movilidad ha reducido de forma drástica la siniestralidad. La última víctima de un accidente de tráfico falleció el 18 de febrero de 2011.

El confinamiento también ha frenado en seco la accidentabilidad en Pontevedra. El proceso de desescalada ha provocado una "recuperación" del tránsito de vehículos, que se había reducido un 90%. El Concello lo atribuye a que la capital "volve a activarse".

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