Costas rescindirá el contrato con San José para agilizar el traspaso del paseo a Marín

La primera parte del vial, rematado hace diez meses, acumula los primeros signos de abandono. La segunda fase, en el dique seco por contratiempos técnicos, volverá a ser licitada con el sobrecoste que implican los cambios en el proyecto
La maleza descontrolada comienza a invadir parte del paseo ya terminado. RAFA FARIÑA
photo_camera La maleza descontrolada comienza a invadir parte del paseo ya terminado. RAFA FARIÑA

"Pronto". "En breve". "Inminente"... Son los pronósticos que distintas autoridades han venido dando a una pregunta que los ciudadanos aún siguen planteando a día de hoy: ¿Cuándo se abrirá al público el paseo peatonal a Marín, terminado hace diez meses?

El túnel en que se ha convertido esta obra debido a complicaciones en su segunda fase (que aún no ha comenzado) parece haber encontrado la luz en la solución que la Dirección General de Costas ha puesto sobre la mesa: la rescisión del contrato que le une a la constructora San José, ganadora del concurso, lo que permitirá recepcionar la obra "tal cual" y entregársela al Concello de Pontevedra para que se ocupe de su mantenimiento, tal y como acordaron en su día ambas administraciones.

La urbanización de la autovía de Marín que inició el Gobierno local a mediados de 2010 tuvo una excelente acogida entre viandantes y ciclistas, que veían en este proyecto el inicio de una vieja demanda: disfrutar de un paseo paralelo a la ría que uniera la ciudad con la villa marinera. La actuación llegó hasta la conocida como "rotonda de Malvar", puesto que el resto del vial pertenece al Estado y el Concello no tiene competencias para modificarlo.

Nueve años después, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico recogía el guante de continuar con la obra y licitó un proyecto que ganó San José por 2,5 millones de euros. Se dividía en dos fases: la primera era "ganarle" un carril a la autovía para construir un paseo de 1,2 kilómetros que llegaría hasta Celulosas, con una acera de 4,5 metros de ancho que tuviera espacio para peatones y un carril bici.

La segunda parte enlazaría este vial con un paso elevado sobre la ría de 783 metros de longitud que, a su vez, conectaría con la existente pasarela de madera de las mariscadoras. Su estreno se anunció para la pasada primavera, pero ni siquiera han empezando los trabajos, porque aquí es donde radica la complicación.

COSTE SUPERIOR AL 20%. Bien por un error en los cálculos iniciales, bien por contratiempos inesperados, lo cierto es que el pilotaje necesario para asentar esta nueva pasarela es mucho más complejo y costoso de lo que habían previsto los técnicos, lo que ha disparado el coste de la obra para garantizar la seguridad de la estructura y su permanencia en el tiempo.

El estreno de la unión con la pasarela de las mariscadoras se anunció para la pasada primavera, pero ni siquiera han empezado los trabajos

Las estimaciones efectuadas revelan que el encarecimiento de los trabajos supera el 20% del importe total de la adjudicación, que es el tope que impone la Ley de Contratos del Sector Público para permitir su división.

Frente a este revés, y teniendo en cuenta que la primera parte de la actuación había rematado ya en enero, se planteó que fuese traspasada al Concello. Pero la normativa vigente impedía esta maniobra, porque se trataba de un proyecto único y no se podía descajar "por las buenas". Incluso se intentó una fórmula similar a la empleada con las carreteras, pero los informes jurídicos del Ministerio fueron tajantes.

Esta situación provocó que numerosos ciudadanos vean con impotencia, desde hace meses, cómo unas vallas les impiden seguir disfrutando de un paseo ya terminado y que empieza a mostrar los primeros signos de abandono, sobre todo con la proliferación de la maleza.

LO QUE VA A OCURRIR. Ante esta situación, Costas sopesó modificar el contrato inicial o rescindirlo y convocar una nueva licitación, pero fuentes oficiales han confirmado la opción elegida es la segunda: romper el vínculo con San José, dar por ejecutada la obra, traspasar lo realizado al Concello de Pontevedra y convocar un nuevo concurso ajustado a los últimos requisitos técnicos.

Habrá que redactar un nuevo proyecto constructivo, que está "prácticamente terminado" -según las fuentes consultadas- y cuya tramitación será bastante más rápida de lo habitual en estos casos. La ventaja radica en que, al haber tenido que realizar anteriormente todos los estudios y cálculos para saber a cuánto ascendía el modificado, el proceso ha ganado mucho terreno burocrático.

La adjudicación directa a San José está descartada porque el contrato que le une con la Administración del Estado quedará extinto. Por tanto, al ser un nuevo concurso podrán concurrir todas las empresas interesadas.

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