La covid agita el mercado de trabajo y hace disparar las prestaciones por desempleo

Más de 100.000 trabajadores de la provincia se vieron afectados por un ERTE y las ayudas del paro se cuatriplicaron
Protesta de la Asociación de Hosteleros de Pontevedra celebrada en la Praza de España. DAVID FREIRE
photo_camera Protesta de la Asociación de Hosteleros de Pontevedra celebrada en la Praza de España. DAVID FREIRE

La crisis sanitaria desatada por el coronavirus no ha tardado en pasar factura a la economía internacional y, como ocurre con el propio virus SARS-CoV-2, todavía se desconoce cuál será la incidencia definitiva y cómo será el ansiado regreso a la normalidad.

Las primeras hipótesis apuntaron hacia una recuperación en V, con una caída brusca y una subida veloz. Después, cuando se empezó a ver la envergadura de la embestida, se dijo que podía ser una recuperación con forma de L, con una caída abrupta y un estancamiento prolongado, o con forma de U, con bajada, estancamiento y alzada.

Las últimas especulaciones apuestan finalmente por una gráfica en forma de K, de modo que algunos sectores levantarán cabeza con más agilidad mientras otros seguirán de capa caída. Y lo cierto es que, por el momento, la bofetada de la pandemia es desigual según donde se ponga el foco. Los sectores más ligados al turismo están siendo los más castigados, mientras la alimentación o las telecomunicaciones han salido más airosos de las zancadillas que han salido al paso desde que Wuhan, la ciudad china donde se detectó el primer caso de covid-19, puso una pica en el mapa.

En Pontevedra la radiografía socioeconómica que deja tras de sí el 2020 es la siguiente.

El paro aumentó una media del 14% desde marzo


La demanda de empleo se disparó al poco de encenderse las alarmas. Según datos del Instituto Galego de Estatística, en la provincia de Pontevedra se registraron 146.835 peticiones de trabajo en abril, 164.797 en mayo y 165.354 en junio , valores que prácticamente duplican los índices de 2019.

En el verano el mercado laboral mejoró gracias a la tregua de la covid, pero el escenario volvió a complicarse con el fin de la campaña estival y el inicio de la segunda ola de la covid. En noviembre, último dato disponible, la provincia acabó con 106.324 demandas de empleo, un 21% más de las que se registraban un año antes. Además, estas cifras ponen de relieve que la pandemia puso contra las cuerdas a muchas familias, ya que casi la mitad de esas peticiones fueron cursadas por personas que ya tenían un empleo pero que, dada la situación, se vieron abocadas a buscar más recursos o a cambiar de empresa para escapar de los ERTE.

Las cifras oficiales del paro (que solo contabilizan las personas inscritas como demandantes de trabajo) son menores, pero reflejan una tendencia similar. A nivel provincia el mes que acusó la mayor destrucción de empleo fue mayo, cuando se alcanzaron los 75.094 parados (un 18% más que en mayo de 2019).

A nivel comarca, desde que se declaró el estado de alarma hasta el pasado mes de noviembre el paro experimentó una subida mensual media del 13% y a nivel municipio un crecimiento promedio del 14%. En ambos casos el mes negro fue junio, cuando se registró una subida interanual del desempleo del 18% con la que se alcanzaron los 9.097 parados y 6.176 respectivamente.

La construcción, el sector con menos destrucción de empleo


El concello de Pontevedra cerró noviembre con 6.155 desempleados. La gran mayoría (4.399) buscan trabajo en el sector servicios, donde la lista de demandantes ha crecido un 10% respecto al año pasado. En cambio, en términos porcentuales hubo otros dos sectores que resultaron más castigados: la industria, en la que constan un 22% más de desempleados que en noviembre de 2019 (555), y la agricultura y pesca, en la que buscan empleo un 42% más de personas (148).

Sin duda, el sector que resistió mejor el pulso de la covid fue el de la construcción, que encaró la recta final del año con 475 desempleados, un 7% más que los que se contabilizaban en noviembre de 2019. El sector se vio ralentizado por el confinamiento y las medidas anticovid, pero el volumen de obra nueva en el municipio hizo que las secuelas fueran menos graves.

Otros datos a tener en cuenta son que el 50% de los desempleados del concello pontevedrés son parados de larga duración, que llevan más de un año buscando trabajo, y otro 14% entre seis y doce meses. Por edades el 6% tiene menos de 25 años y por sexos el 58% son mujeres y el 42%, hombres.

Los ERTE se dispararon y las prestaciones se cuatriplicaron


La destrucción de empleo se contuvo gracias a las ayudas públicas a los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), una figura que mantuvo y mantiene a los trabajadores afiliados a la Seguridad Social, cobrando la prestación por desempleo.

A nivel estatal 3,4 millones de trabajadores llegaron a estar en abril afectados por un expediente de este tipo. A nivel provincia se llegaron a contabilizar más de 100.000 asalariados en esta tesitura, de los que cerca del 10% (9.585) se despidieron de noviembre regulados por algún tipo expediente.

Los ERTE han batido todos los récords e incluso se han reinventado para intentar sujetar el empleo mientras la medicina espanta el coronavirus. Actualmente existen cuatro tipos principales (fuerza mayor, impedimento, limitación y no covid), que en conjunto han supuesto una inversión sin precedentes. Entre marzo y noviembre se abonaron en la provincia prestaciones por desempleo valoradas en 490 millones, más del doble de lo destinado en ese intervalo de 2019, y el número de beneficiarios llegó a cuatriplicarse. En marzo se contabilizaron en la provincia 67.718 prestaciones contributivas (un 351% más que un año antes) y en abril 69.965 (+396%).

El 81% de los afiliados opera en el sector más castigado


Precisamente la palanca de los ERTE ayudó a amortiguar el golpe en el nivel de cotizaciones o, al menos, durante los tres primeros trimestres. A nivel ciudad, Pontevedra llegó en septiembre a las 28.749 afiliaciones a la Seguridad Social en alta laboral, tan solo un 1% menos que en septiembre de 2019, aunque todo hace presagiar que los datos del último trimestre serán mucho más demoledores. Las restricciones de la segunda ola puso trabas a muchos negocios, sobre todo los ligados al sector servicios, cuyas afiliaciones son mayoría. El municipio capitalino es el séptimo de Galicia con el índice más alto de afiliados en esta rama: el 81,2%, un porcentaje que solo superan Santiago de Compostela (86,7%), A Coruña (85,8), Mondariz-Balneario (84%), Ames (83,2%), Oleiros (83,1%) y Lugo (83%)

Menos empresas y contratos más caducos que nunca


Hubo emprendedores que desafiaron a la crisis poniendo en marcha sus propios negocios, pero lo cierto es que el contexto disuadió a muchos de dar el paso. Entre marzo y noviembre la creación de nuevas empresas se redujo un 16% en la provincia, pasando de las 1.017 de 2019 a las 853 de este año. Al mismo tiempo, las contrataciones se vieron resentidas por el confinamiento, la retracción del consumo y las restricciones dictadas para frenar los pies al SARS-CoV-2. Para ser más exactos, entre marzo y noviembre la provincia registró 221.678 contratos iniciales, un 33% menos respecto al anterior ejercicio. Y de estos la práctica totalidad, el 96,5% fueron temporales, un porcentaje que bate plusmarca.

La hostelería despunta y los perímetros limitan el comercio


Los efectos colaterales de la pandemia han sido especialmente duros en la hostelería, que ha visto sus aforos y horarios regulados de forma específica y que incluso se han visto obligados a cerrar en las fases más duras de la covid. Las restricciones han desequilibrado la balanza entre gastos e ingresos y han dado lugar a intensas movilizaciones. La última de ellas se ha colado en el Congreso, hasta donde caminaron a pie un grupo de integrantes de Hoempo.

Los servicios ligados al turismo también se han visto golpeados, como las agencias de viaje, que prácticamente han seguido abiertas para pelear la devolución de los viajes suspendidos. Además, el comercio ha sufrido para despachar las colecciones postpandémicas. Ahora los grandes eventos se hacen en casa y el círculo de clientes es cada vez más pequeño debido a los cierres perimetrales.

Las secuelas durarán al menos hasta 2023
Las previsiones de crecimiento que se habían adivinado para 2020 se fueron al traste con la covid. El Fondo Monetario Internacional prevé que España crecerá este año un 7,2% que se antoja insuficiente para remontar la caída de este ejercicio (del 12,8%), mientras el Banco de España augura que la economía estatal no retomará los niveles de actividad previos a la pandemia hasta 2023. La situación derivó en la aprobación de ayudas por parte de las distintas administraciones, así como el ingreso mínimo vital, que ya reciben 4.251 adultos y 3.365 menores de la provincia.

 

Los autónomos aguantan el tirón
La Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos, UPTA, calcula que el balance final de 2020 arrojará algo más de 600.000 bajas de autónomos en el país. En cambio, en lo que respecta a la provincia de Pontevedra las bajas, que han existido, se han ido compensando con nuevas altas o, al menos, hasta septiembre (último dato disponible). Según datos oficiales, la provincia cerró ese mes con 66.376 autónomos, un 0,5% menos que un año antes. Habrá que ver ahora qué ocurre en el último trimestre y si finalmente las Navidades ayudan a salvar los muebles a ese 30% de emprendedores que, según los sindicatos, sopesaban el cierre.

Sectores reforzados
La pandemia ha lastrado el desarrollo de gran parte de la actividad económica, pero también ha habido sectores que han salido reforzados de la pandemia. Entre ellos destaca la alimentación, el transporte de mercancías, la industria farmacéutica, las empresas de limpieza y las telecomunicaciones.

Más exportaciones
Las empresas de la provincia que venden al extranjero registraron en abril una caída de las ventas del 59%, que redujo la facturación hasta los 294 millones de euros. En mayo la reducción fue del 34%, pero conforme fueron avanzando los meses las sociedades de la provincia fueron recuperando el tono, hasta el punto de que sus exportaciones acabaron superando la recaudación de los últimos tres trimestres de 2019 (con 6.707 millones frente a 6.289).

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