La crisis de la hostelería de la provincia arrastra al negocio de los proveedores

La mayoría augura un invierno frío y teme que salvar la Navidad provoque nuevas restricciones en enero
Instalaciones de Dis Nieto, en Poio. GONZALO GARCÍA
photo_camera Instalaciones de Dis Nieto, en Poio. GONZALO GARCÍA

Distribuidores, proveedores de materia prima y servicios o mariscadores. El cierre de la hostelería pone en tensión una cadena compuesta por muchos más eslabones que los visibles. "Todos nos necesitamos, neste momento temos que apoiarnos comprándonos uns a outros para aguantar", explicaba este viernes Carmen Vázquez Nores, patrona mayor de las mariscadoras de Lourizán, recolectoras de molusco que, en gran medida, tiene como destino la restauración.

Las empresas cuya subsistencia depende estrechamente de la actividad hostelera sufren el impacto de la crisis y abarcan desde lavanderías a superficies al por mayor de alimentación.

Las distribuidoras, al 5%

Para las empresas de distribución de bebidas en bares, restaurantes y hoteles la actividad ha quedado limitada a la mínima expresión. "Nós repartimos nun radio duns 40 quilómetros e agora mesmo só podemos traballar en Bueu, e moi pouco", explica Diego Sobral, responsable de la empresa Dis Nieto, ubicada en Poio.

El negocio tiene entre nueve y once trabajadores, con contrataciones extra en los meses de más trabajo. Sin embargo, ahora mismo son solo dos los empleados en activo, los demás están en un ERTE. "Cando rematou outubro fixemos contas e estabamos traballando un 40% menos do normal, logo viu novembro e os peches perimetrais e agora mesmo a facturación é nula", cuenta Sobral, que indica que lo que más que preocupa es el nivel de morosidad de los negocios. "Un 40% dos cartos que teño están na rúa, en circulante, pendentes de que os negocios paguen as facturas, iso xera moita incerteza porque haberá moitos que liquiden a empresa e non poidan pagar as facturas que deben, por iso aínda que teñamos a empresa saneada é moi preocupante", explica el empresario.

En el mismo sector trabaja Maximino Fernández, responsable de la empresa Disbegal, que reparte bebidas en buena parte de la provincia. "Estamos trabajando el 5% de lo habitual, sirviendo a cuatro tienditas y kioskos", indica. La empresa, que cuenta con 40 trabajadores, tiene ahora mismo a cinco en activo. "No hay trabajo de distribución, pero tienes que mantener a gente en las oficinas porque hay devoluciones de pedidos", explica.

La visita a bares y restaurantes es un trabajo complicado que, en muchas ocasiones, acaba convirtiendo a repartidores y comerciales en psicólogos para dar ánimo a los hosteleros. "Algunos te confiesan que tienen dos o tres locales y que ya tienen pensado cerrar uno de ellos", cuenta Fernández. El responsable de Disbegal confía en que el consumo pueda reactivarse en Navidad. "Puede ser un mes un poco mejor, mucha gente tiene ganas de salir, aunque hay que ser responsables", explica.

Para Diego Sobral, de Dis Nieto, lo fundamental es poder abrir con la situación sanitaria controlada. "Hai que ir dotando á sanidade de recursos para que a xente saia con tranquilidade a consumir", apunta. En este sentido, explica que "son precisas as axudas porque isto pode rebentar e nunha zona como as Rías Baixas vainos afectar moito". 

La alimentación al por mayor busca nuevos mercados

Otra de las piezas de dominó que se tambalean con el cierre de la hostelería es el de las superficies de venta al por mayor. En Pontevedra, Cash Galicia ha perdido en este tiempo el 80% de sus ventas, según explican sus responsables. "Los primeros días tuvimos gente y muchas ventas de recipientes por las entregas a domicilio, pero ahora la actividad es mínima", explica el responsable del establecimiento en Pontevedra, David Prieto. En el mes de marzo, el establecimiento recurrió al ERTE, pero en esta ocasión los 12 trabajadores aguantan a la expectativa de cómo evolucionan las restricciones. "Nos dedicamos a ordenar mercancía y limpiar, pero ventas tenemos pocas y los comerciales apenas hacen visitas", explican.

Por lo de ahora, las compras de cara a la Navidad están paradas. "No se están encargando cestas para sortear en bares ni ningún otro producto de ese tipo", explica. En este sentido, lamenta que el actual cierre ya va a tener repercusiones en forma de cierres de establecimientos hosteleros. "Nos va a afectar sí o sí porque si, por ejemplo, tenemos 200 clientes y cierran 30 lo vamos a notar", explica Prieto.

Otros establecimientos similares han buscado la forma de reinventarse. Así, la comercializadora de alimentación al por mayor Cuevas, en su superficie de Redondela, asegura que lo que ha perdido por parte de la hostelería lo ha recuperado con clientes de tiendas pequeñas de aldea. "La gente está comprando mucho más en las tiendas de su barrio o aldea y estas, al mismo tiempo, nos compran a nosotros. Además, en pleno confinamiento empezaron a venir muchos particulares ante la saturación de los supermercados e incluso tuvimos que contratar a más personas", cuenta el responsable de esta superficie. "Esa fiebre ha pasado y ahora mismo estamos trabajando a un 70% de lo que sería habitual, aunque es cierto que hasta ahora la hostelería representaba la mitad de nuestras ventas", explican.

El molusco, a Madrid, y el crustáceo, a bajo precio

Ir de mariscada no es posible en los municipios con medidas restrictivas y eso lo notan quienes trabajan en el mar. Sin embargo, entre el marisqueo a pie las noticias no son del todo malas, ya que buena parte del molusco mantiene los precios y las subastas en lonja de almeja japónica estuvieron al alza durante toda la semana. "Salvámonos porque boa parte do molusco que se colle en Galicia ten saída a Madrid e outras zonas de España onde a hostelería non está pechada, tamén se vende moito en grandes superficies e mercados de toda España", explicaba el viernes Carmen Vázquez Nores, patrona mayor de la cofradía de Lourizán.

Merluzas de cinco kilos y rapes "inmensos" a la venta en rodajas a particulares al no tener salida en la restauración

Sin embargo, la campaña de venta de crustáceos no va tan bien. "Nese caso o produto queda máis por Galicia e aféctalle máis o peche da hostelería ou que non haxa ceas e celebracións", explicaba Nores. De este modo, los precios de la centolla no alcanzan niveles ni parecidos a los de otros años, pendientes de la campaña de Navidad. En el caso de las mariscadoras a pie de la ría de Pontevedra, trabajaron a lo largo de toda esta semana y no volverán a la faena hasta el 30 de noviembre. "Despois comezaremos a aproveitar todas as mareas para a campaña de Nadal e esperamos manternos nesta estabilidade na que levamos dende setembro", cuenta Nores, que apunta que, tras el cierre por la presencia de toxina en la ría en julio, el mes de agosto fue muy bueno. "Novembro nunca foi un mes bo, e nós estamos aguantando grazas a todo o que mandamos para fóra", cuenta.

Por otra parte, en lo que se refiere a otros productos del mar, asegura que hay determinados pescados que solo tienen como salida la hostelería que ahora se adaptan a la venta a particulares. "Nas prazas pode haber merluzas de cinco quilos ou rapes inmensos que ninguén compraba para casa e ían directos aos restaurantes, agora véndense en postas a particulares", apunta. 

De lavar manteles a lavar alfombras

Benito Pazos es propietario de la lavandería industrial Campiño, situada en el polígono de O Campiño. Buena parte de su facturación viene de prestar servicio a bares y restaurantes en el lavado de mantelería. "Tamén me dedico á limpeza de alfombras e con esa parte estou tirando agora, aínda que xa tiven que tomar decisións difíciles e prescindir de dous traballadores", cuenta. 

El trabajo para la hostelería supone la mitad de sus ingresos y ofrece sus servicios a buena parte de los restaurantes de Sanxenxo. "A xente pensa que só pechan os bares, pero non se decata que hai moitas persoas detrás que viven deles", explica Pazos, que es autónomo y asegura que tendrá que seguir trabajando mientras pueda porque es de lo que vive. "Outro ámbito no que traballo, como o das tintorerías, está tamén pasándoo moi mal porque non hai vodas nin eventos e a xente non vai á tintorería para nada", explica.

En este sentido, habla de la necesidad de que la gente "sexa responsable" para poder seguir trabajando con seguridad. "Poderemos salvar o Nadal, pero non serve de nada se en xaneiro estamos como agora e temos que volver pechar todo", lamenta. El empresario reconoce que la actual situación y cómo pueda resolverse en el futuro le produce miedo.

Julio fue bomba de oxígeno y agosto defraudó
La desescalada llegó con esperanzas para los hosteleros, que reabrieron sus negocios en un nuevo contexto que acabamos llamando nueva normalidad. Con la llegada de julio, la actividad en bares y restaurantes fue mucho mejor de lo esperado y el inicio del verano sirvió como balón de oxígeno. "En julio nos fue muy bien, pero el cierre del ocio nocturno en agosto fue un golpe en nuestra línea de flotación, con cancelaciones de eventos que nos afectaron mucho", explica Maximino Fernández, de Disbegal. También Diego Sobral explica que la falta de eventos como el Armadiña Rock o la Festa do Mar de Poio afectaron a su agosto.