Era un secreto a voces. Todos los feriantes eran conscientes de que tarde o temprano, el mercadillo de los sábados cambiaría de ubicación. Lo que casi nadie podía prever era que el lugar elegido para su traslado sería la Alameda.
En un primer momento todo el mundo apostaba por Campolongo, una localización que ya habían probado los vendedores en otras ocasiones y que, por norma general, había gustado, tanto a ellos como a los clientes.
Sin embargo, las obras en uno de los edificios de la zona obligó al gobierno local a buscar una alternativa.
Tras un trabajo exhaustivo por tratar de buscar la mejor ubicación, y descartar por el camino lugares como Arcebispo Malvar por falta de espacio, el Concello de Pontevedra se decantó por la Alameda.
Ahora, y a la espera de que la Policía Local finalice el informe técnico que establecerá si la reubicación de la actividad ambulante puede generar problemas o no en el tráfico de la ciudad, parece que las opiniones entre los feriantes y los usuarios, son muy variadas.
Algunos creen que este cambio puede ayudar a acercar la feria a los vecinos del centro de la ciudad, pero otros están convencidos de que la falta de aparcamiento, así como las condiciones que presenta el terreno de la Alameda, pueden llevar al mercadillo a su fracaso más absoluto.
Pero mientras esta decisión no se ejecuta, ayer todos ellos vivieron lo que puede haber sido su última jornada en Rafael Areses. Una despedida a la zona del Recinto Ferial un poco agridulce, ya que a pesar del buen tiempo, a lo largo de la mañana no se registró especial ambiente.
"Es final de mes y se nota", explicaba uno de los vendedores. "Es final de temporada y siempre suele haber menos gente", aseguraba otra de las feriantes.
DIARIO EN LA CALLE. ¿Qué opinan del cambio de ubicación?
Eladio Rodríguez, feriante. "A nosotros nos quieren en todos lados y en ninguno", asegura este feriante, que insiste en que "esto es un cambio obligado". Rodríguez cree que el principal problema de este traslado será el aparcamiento, ya que "a la gente no le quedará otra que llevar el coche al parking", y está convencido de que "el futuro es Campolongo".
Otoniel Pesqueira, feriante: Pesqueira es optimista y confía en que "nos preparen el terreno y que funcione", pero no pasa por alto lo difícil que es trabajar sobre tierra, ya que "en invierno se puede hacer barrizal y en verano el viento levanta mucho polvo". Sobre la opción de Campolongo, reconoce que "fue un caramelo que nos dieron a probar y nos quitaron".
Pilar Ozores, feriante: Además de preguntarse si "¿van a prescindir de nosotros o de las fiestas en el mes de agosto?", teniendo claro que "la respuesta es obvia", esta vendedora lamenta la falta de consenso que hubo al tomar esta decisión. "La concejala solo recibe a nuestra representante pero nosotros también tenemos derecho a opinar. Lo que sabemos es por la prensa".
Manuel Sobrado, cliente: Sobrado es cliente habitual de la feria, ya que, como él mismo explica, acude "todos los sábados con mi pareja", y está convencido de que "a la Alameda posiblemente ya ni vaya". El motivo no es otro que la falta de aparcamiento en esa zona. "Prefiero el Recinto porque me cuadra más a mano y porque para aparcar es mucho mejor", afirma.
José Enrique Núñez, cliente: Al vivir en Campolongo, este pontevedrés reconoce que la Alameda "nos viene de maravilla", pero es consciente de que en el Recinto "hay mucho más aparcamiento". Sin embargo, Núñez recalca que la nueva ubicación es bastante "factible", ya que "es más grande y también bastante más cómoda".
Carmen Núñez, cliente: Núñez reside en A Parda y "bajo siempre andando a la feria". A pesar de ello, cree que la ubicación actual "es mucho mejor que la Alameda" y recuerda que "mucha gente viene en coche y allí no puede aparcar". Por ello, cree que "se va a perder clientela", ya que "mucha gente viene aquí después de la Plaza y al centro ya no van a ir".